Parte el año y Ángel Parra ya tiene planes con Chile a largo y corto plazo para esta temporada, relacionados con su actividad musical y también con su oficio paralelo de escritor. Protagonista vigente en la música chilena desde los albores del movimiento de la Nueva Canción en los años '60, hijo de Violeta Parra, cantante, compositor, guitarrista, Ángel Parra se mantiene en movimiento constante entre su país natal y Francia, donde vivió en exilio durante la dictadura militar. Viene de iniciar el año en Chile con una serie de conciertos en el verano, y va a reanudar el itinerario con su actuación en el Teatro Nescafé de las Artes (ver recuadro al final de la nota) este sábado 23 de marzo.
En paralelo está preparando su próximo libro, que será el sucesor de "Violeta se fue a los cielos" (2006): su biografía personal de Violeta Parra que sirvió de base para el guión de "Violeta se fue a los cielos" (2011), la exitosa película de Andrés Wood protagonizada por la actriz Francisca Gavilán. "Sigo trabajando en la novela que estoy terminando, y que saldrá en septiembre seguramente", cuenta de entrada el autor, quien ha escrito las obras previas "Dos palomitas y una novelita corta" (2002), "Manos en la nuca" (2005), "El clandestino de la casa roja" (2008) y "El pasado que habito" (2011), y que ya tiene un título previsto para el libro que viene: "Bienvenidos al paraíso", dice.
Más inmediato es su concierto de este mes, al que Ángel Parra llegará también con novedades discográficas. A grabaciones recientes como Sólo el amor (2004), sobre versos de Neruda; De fiesta con Georges Brassens (2006), con canciones propias y adaptaciones de ese reconocido trovador francés; y En tiempos del tío Roberto (2009), dedicada al repertorio de su tío Roberto Parra, el cantante suma ahora el disco Ángel Parra chante Paco Ibáñez ("Ángel Parra canta a Paco Ibáñez", 2011), donde recrea junto al pianista chileno Matías Pizarro, también radicado en Francia, adaptaciones musicales de poemas grabadas por el cantor hispano.
-Son poesías musicalizadas por Paco Ibáñez que grabamos con Matías Pizarro, que puso su piano maravilloso. Decidí tomar las canciones de Paco, que las admiro y las quiero desde el año '62, y le dije que quiero hacer un disco con ellas. Y me dijo "a lo bestia, haz lo que quieras" -imita con acento castizo Ángel Parra, que interpreta en ese disco selecciones como "Palabras para Julia" (José Agustín Goytisolo), "El lagarto está llorando" (Federico García Lorca), "Nocturno" (Rafael Alberti), "Lo que puede el dinero" (Juan Ruiz Arcipreste de Hita) y "La poesía es un arma cargada de futuro" (Gabriel Celaya) entre otras.
Nuevas generaciones capaces de agarrar la guitarra
Dos meses y algunos días lleva el cantante en Chile. Su primera actividad fue un concierto solidario para el actor Pablo Krogh el 24 de enero en Santiago, y luego partió al sur a tocar en Temuco, Carahue y Victoria, además de acompañar a su mujer, la pintora Ruth Valentini, en sendas exposiciones en Viña del Mar y Pichilemu.
-Pequeñas cosas bonitas, anónimas. Me interesa enormemente la provincia -dice. En su natal Valparaíso participó además el 28 de febrero de un concierto en homenaje a Payo Grondona, cantor también porteño iniciado en los años '60 y autor de canciones como "Il Bosco" o "La Nelly y el Nelson". Músicos tan diversos como Patricio Manns, el uruguayo Daniel Viglietti, Valentín Trujillo, Gloria Simonetti, Congreso, Eduardo Peralta, Flopy, Ocho Bolas, Chinoy y Claudio Martínez compartieron el escenario con Parra esa noche en el Teatro Municipal de Valparaíso.
-Fui a verlo a la casa de reposo donde está y me reconoció, me apretó la mano, sonrió -dice el cantante sobre Payo Grondona, quien está en recuperación tras una intervención quirúrgica cerebral-. Al concierto el público llegó a las ocho de la noche y no se paró hasta que terminó todo a las doce, y había mucha gente joven de Valparaíso. Fue bueno compartir con estos jóvenes y ver que hay nuevas generaciones capaces de agarrar la guitarra. Tal vez lo único que me hizo falta la presencia femenina. La Nelly no va sin el Nelson.
Esa vez Ángel Parra cantó tres canciones: "Patagonia sin represas", su contribución al disco Voces X Patagonia (2009) -"es como un chamamé, en el estilo que cantan en Punta Arenas, en la región de Coyhaique", dice-, "El poeta frente al mar" y "Compañero Presidente". "Los viejos tenemos lo que les falta a los cabros jóvenes, que una vez que en están en el escenario no se quieren bajar", sonríe. "Yo cumplí mis diez minutos con disciplina rigurosa".
-En cambio ahora en Santiago vas a tener todo el tiempo para ti. ¿Vas a tocar solo, voz y guitarra?
-Solo la mayor parte del tiempo, pero me van a acompañar dos cómplices muy fieles -dice: son Federico Faure, contrabajista de Congreso, y Richard Beltrán, director del conjunto Ventiscka, con el que Ángel Parra suele trabajar en sus visitas a Chile. "Vamos a cantar algunos textos de Atahualpa que él me entregó", agrega, a propósito del eminente compositor argentino Atahualpa Yupanqui, a quien conoció en París, "canciones de mi madre por supuesto, tres o cuatro canciones folclóricas de la vieja tradición de este país, y mis canciones".
Melodías del folclor como "Caballo tordillo mío", aprendidas de Violeta Parra como "Amanda prenda querida" y creaciones diversas como "Valparaíso en la noche", "Canción de amor", "Dos veces te vi, mujer", "En el Tolima", "Las preguntitas sobre Dios", "Cuando amanece el día", "Compañero Presidente", "El poeta frente al mar" o "La libertad" serán parte del repertorio. "Me dejo siempre un espacio porque la gente de repente pide canciones, y coincide con los deseos que tengo".
-Y también va a haber algunos invitados que subirán al escenario, como el Angelito (Ángel Parra Orrego, su hijo, guitarrista de Los Tres y de Ángel Parra Trío). Con él siempre estoy aprendiendo, tocando y estudiando -agrega. El dúo va a recrear tres temas instrumentales del disco Guitarra popular chilena (1978), de Ángel Parra padre. "A partir de esos temas él hace creaciones, yo me mantengo con la guitarra popular y él con una guitarra más fina y sofisticada. Y la Javierita (su hija Javiera Parra, líder de Javiera y los Imposibles) tiene un concierto esa noche, pero me dijo que iba a estar".
-¿Escuchaste el año pasado El árbol de la vida, el disco de versiones de Violeta Parra hechas por Javiera y los Imposibles?
-Sí, escuché ese disco desde la primera maqueta. Ella tomó esa opción: "Sigo con los Imposibles y canto a mi abuela", y es un disco muy importante en relación con la juventud, con todos esos miles que la siguen, para que ellos también tengan una versión de las canciones de la Violeta. Que no haya un abandono.
-¿Ves un paralelo entre ese disco y tu libro sobre Violeta Parra? ¿Son versiones posibles y distintas a partir de una misma raíz?
-Absolutamente. Ninguna persona, ni mi hermana, ni mis sobrinas, van a tener las mismas vivencias sobre Violeta que yo, o que la Javiera o el Angelito, que tienen sus propias impresiones, y ahí está la fuerza que cada uno puede dar a esa creación. Por eso defiendo a brazo partido la obra de Andrés Wood (el director de "Violeta se fue a los cielos", la película), porque es un instante espiritual que es personal, es su creación.
La historia en discos
La contingencia es tema siempre presente en la agenda de Ángel Parra. Y no es casual que, enterado de la muerte del Presidente venezolano Hugo Chávez en tiempo real justo en medio de esta conversación, abra un paréntesis para un comentario sobre la marcha.
-Más que lo que suceda en las grandes esferas, lo que importa ahora es lo que vaya a suceder con el pueblo -dice, a propósito de Venezuela-. Que tengan salud, educación. Todo lo que claman los estudiantes también en Chile, la gente sencilla que no tiene acceso a los medios, que está exigiendo hace años sin que nadie los escuche, en un país donde está siendo privatizada desde el agua de los ríos hasta los clubes deportivos. Lo veo con los ojos de una persona que vive en un país donde la salud, la educación, son manejadas por el Estado.
Es parte del sello de un cantante identificado con el compromiso social desde los inicios de su carrera, cuando los artistas de la Nueva Canción Chilena cerraron filas con las luchas populares y con el gobierno del Presidente Salvador Allende. Y es una huella presente en la discografía cuantiosa que Parra tiene disponible para su descarga gratuita desde su sitio oficial en Internet, a partir de su prolífica serie de elepés de los años '60: Ángel Parra (1965), Oratorio para el pueblo (1965), Volumen II (1966), los versos de Neruda de "Arte de pájaros" (1966), "Las cuecas" de Ángel Parra y Fernando Alegría (1967), su dupla con el músico suizo Gilbert Favre en Ángel Parra y el tocador afuerino (1967), su trabajo con el escritor Manuel Rojas en Chile de arriba a abajo (1968), Al mundo-niño le canto (1968) y Canciones de amor y muerte (1969).
Una etapa nueva se inicia con sus grabaciones para los sellos Peña de los Parra y Dicap en los inicios de la nueva década: son los discos Canciones funcionales / Ángel Parra interpreta a Atahualpa Yupanqui (1969), Canciones de Patria Nueva / Corazón de bandido (1971), el dúo con Roberto Parra de Las cuecas del Tío Roberto (1972), Cuando amanece el día (1972) y Pisagua (1973). Y tras el golpe militar se inicia su trabajo en el exilio, con discos como Chacabuco (1974), Tierra prometida (1975), Ángel Parra de Chile (1976), una segunda versión de Pisagua (1976), Guitare populaire du Chili (1978), La prochaine fois… (1982), Chansons et comptines d’Amérique du Sud (1986), Canto a la victoria (1987), El bandido americano viene a bailar (1987) y el disco de retorno En Chile (1989), grabado en vivo.
A partir de entonces el catálogo se multiplica entre grabaciones hechas en Chile y Francia, con títulos como La travesía de Colón (1991), Canto a mi América, Todo el amor y A los niños de Chile (los tres en 1993), Boleros (1994), la música de la película Los náufragos (1994), de Miguel Littin; los versos de Gabriela Mistral de Amado, apresura el paso (1995), Violeta Parra, texto y música (1997), compartido con las cantantes chilenas Silvia Lobo, Mariana Montalvo, Marta Contreras y Margarita Suárez; el satírico El insolente (1998) y el erótico Eróticas (1998), junto a la escritora francesa Régine Mellac. Parra recibe el nuevo siglo cantando cueca en Brindis y cuecas caballas (2000), grabado en Chile y producido por Álvaro Henríquez; y continúa con Corazón de Andes (2001) y los citados Sólo el amor (2004), Violeta se fue a los cielos (2006), De fiesta con Georges Brassens (2007), En tiempos del Tío Roberto (2009) y Ángel Parra chante Paco Ibañez (2011).
Entre esa discografía reciente, Corazón des Andes ("Corazón de los Andes") tiene un origen literalmente cardíaco, según explica el autor. "Tuve mi primer… no ataque al corazón, pero sí mi primera advertencia al corazón, y fui a ver a un cardiólogo chileno amigo mío en París. Y salí de la consulta con la idea de grabar canciones en torno al corazón: el corazón maldito, los corazones partidos… Entonces fue un disco urgente". Y en De fiesta con Georges Brassens combina seis canciones de ese autor con composiciones propias de títulos como "La T.V.", "Obscenidad", "Indecente" y "Del 40 al 2000".
-Es un gol que yo metí también. Es que tengo esa vena, quería meter ahí esas canciones, porque me identifiqué con la música de Brassens, la conozco desde los años '50, desde que Gilbert Favre llegó a Chile y trajo sus discos. Después llegué a París, aprendiendo francés de a poco, hasta llegar a pedir la autorización para grabar esas versiones de parte del único herededero (de Brassens), que ha sacado de circulación discos de raperos pero que venden millones. "Sólo le voy a pedir que me traduzca sus letras al francés", me dijo, y vio que coincidía. Para mí ese trabajo fue un gran momento musical.
-¿Y cómo nace En tiempos del tío Roberto?
-Fue un recordarle a la gente las canciones que él cantaba y que me transmitió. Además los temas instrumentales que tocaba, "Vírgenes del sol" o "Pequeña flor", están incluidos en ese disco. Nace de un amor muy profundo por el Tío Roberto, una sintonía que tuvimos desde el año '64, a fines, cuando él construyó junto a mi tío Juan Cereceda las mesas y las bancas de la Peña de los Parra. Ellos con sus manos hicieron eso. Pasaba del martillo clavador, que golpea de continuo, a la guitarra. Y yo aprendía, estaba bebiendo todo lo que él me mostraba. Así llegamos a hacer el disco de las cuecas (de 1972). Que en realidad lo hizo él: yo era simplemente el acólito. O el sacristián vivaracho.