El Kabukiza conservó sus tejados de pagodas, sus farolillos rojos y su santuario anexo.
EFE
TOKIO.- El telón del teatro Kabukiza de Tokio volvió a subir este martes y en su escenario nuevamente resonaron los pasos después de tres años de silencio.
"Es fantástico, esperábamos este momento", comentó el actor Tojuro Sakata.
Al son de un wadaiko (tambor japonés), el tan esperado "momento cero" apareció en el contador instalado hace seis meses al pie de este templo de kabuki.
Alrededor de dos mil afortunados pudieron asistir a la primera representación pública en este mlugar.
El kabuki es un estilo teatral japonés secular donde los hombres interpretan todos los papeles, incluidos los femeninos. Cuenta con un público de incondicionales entre los que destacan numerosas mujeres que acuden vestidas con el tradicional quimono.
El Kabukiza conservó sus tejados de pagodas, sus farolillos rojos y su santuario anexo. Ahora está adaptado a las normas antisísmicas —que antes no poseía y por el que principalmente cerró— y en caso de catástrofe natural podrá acoger a refugiados en sus dos edificios.
El anterior Kabukiza, inaugurado en 1951, tenía una acústica mala y una arquitectura anticuada, que ya forman parte del pasado con la nueva sala.