Cyndi Lauper desplegó todo su talento al musicalizar la obra de Broadway ''Kinky Boots''.
ReutersNUEVA YORK.- Cuando Cyndi Lauper recibió la oferta de componer la música para un musical, dijo de inmediato que sí sin siquiera haber leído el guión de "Kinky Boots", que traducido vendría a ser "botas perversas" o "fetichistas", y que en su relato hace contrastar la atmósfera de una pequeña y cerrada ciudad británica con el luminoso mundo de un espectáculo travesti.
"Me sentí como cuando tenía cinco años", señaló la cantante ícono del pop de los 80 al referirse al proyecto en una entrevista, donde además comentó que de niña escuchaba e interpretaba las canciones de los musicales en los discos que su madre le ponía.
El debut de la veterana diva de la música en Broadway fue bien recibido por la prensa especializada, quienes antes del estreno oficial, realizado la noche del jueves, habían visto los ensayos generales y habían celebrado el acierto de la estrella del pop de 59 años.
Durante la premier de "Kinky Boots" el público, que tenía las localidades agotadas, premió el trabajo de Lauper con un largo aplauso que se escuchaba incluso en las afueras del teatro Al Hirschfeld.
"La música es magia, eso es Broadway", dijo una turista estadounidense. El "Chicago Tribune", en tanto, indicó que la música de la Cyndi Lauper era "fresca y picante", mientras que el actor y letrista Harvey Fierstein, conocido por su singular voz, la llenó de elogios.
"Kinky Boots" cuenta la historia sobre el Charlie Prince, quien hereda de su padre una fábrica de zapatos. Tras la muerte del progenitor, los negocios empiezan a ir mal y por casualidad Charlie conoce a la "drag queen" Lola, quien se lamenta de que los zapatos de mujer no pueden aguantar el peso de los hombres. Es entonces que el joven zapatero ve ahí un nuevo mercado y se lanza a crear extravagantes zapatos de mujer para artistas travestis.
La obra ofrece todo el brillo de un espectáculo travesti, pero lo envuelve en un sonido rockero que se potencia con un grupo que toca en directo.
La escenografía, rica en detalles, cambia en un abrir y cerrar de ojos de club nocturno a fábrica de zapatos, y en ocasiones el cambio es tan rápido que se llegan a confundir. Así las "drag queen" y los trabajadores se lanzan a bailar de forma desenfrenada sobre la cadena de fabricación de zapatos.