Al igual que en su anterior versión, el festival destacará por su gran despliegue tecnológico en las puestas en escena.
El Mercurio (archivo)SANTIAGO.- Hacia las 11:30 de la mañana una fila de al menos 1.500 personas esperaba atenta la apertura de puertas del Parque O'Higgins para ingresar a la tercera edición local de Lollapalooza.
La convocatoria era elevada a esas horas en comparación a los años anteriores, en que el público comenzaba a llegar en masa después de las 14:00 horas.
Una hora después de la apertura de puertas ya deambulaban por el festival de Perry Farrell unas cinco mil personas.
La mayor parte de ellas se ubicó inicialmente en el show de apertura, a cargo de los ritmos latinoamericanos y bailes de la Banda Conmoción. Otros cientos se congregaron en el espectáculo de la mexicana Carla Morrison.
El despliegue escénico y la distribución de espacios de esta nueva versión de Lollapalooza mantiene las bases de los años anteriores, aunque se aumentó la distancia entre los escenarios principales y los espacios de merchandasing se trasladaron desde el área central hacia los costados, facilitando el movimiento de los asistentes.