Devendra Banhart: "Soy el bikini de invierno, está tan de moda que ni existe"

SANTIAGO.- "Grítame por favor que escucho muy mal, grítame", dice al teléfono desde Estados Unidos Devendra Banhart, dejando en evidencia desde el primer minuto el carácter extrovertido y ameno que se ha encargado de hacer notar desde su primera visita a Chile, cuando en 2011 colapsó La Cúpula del Parque O'Higgins con su presentación en el primer Lollapalooza local.

El músico de origen venezolano-estadounidense lanzó recientemente su último disco de estudio, Mala, con el que espera volver a Chile este año "para mostrar mi show solo, no en un festival", dice a Emol en una conversación en que pasa del español al inglés (y también al spanglish) cada ciertos minutos, a causa de una vida dividida entre los dos países de sus padres.

A meses de haber visitado Chile en el marco de Common Pitch, el trotamundos recalca que tiene mucho interés en regresar con su nuevo álbum, porque aquí le pasa "algo especial". "La última vez que fui a Chile fue muy melancólico, me dolió mucho en verdad, porque me dolió que no vivo en Chile", señala, explicando que es el único país en el que logra pasar del "pensamiento en inglés al español de inmediato".

"Estoy en el avión acercándome a ese terreno, a la pampa, y empiezo inmediatamente a pensar en español. Esa transición de mi lado interno pasa de manera instintiva sólo en Chile, y ésa es una cosa muy interesante. Yo digo que es melancólico o doloroso, porque tengo una relación única con Chile. Me viene una nostalgia, no sé por qué, pero creo que debería vivir ahí, la verdad".

-Entonces quizás la solución es venirte a vivir acá…
-Vamos a ver.

El cantante suelta una carcajada. "Es que yo tenía en mi mente que algún día me iban a invitar, para hacer un show de arte o a tocar. Quería pasar más tiempo allí, porque la verdad es que con los conciertos la dinámica es ir, hacer el show e irte a otra parte. Pero en un show de arte, uno va y pasa un poquito más de tiempo. Estoy esperando la invitación para 'algo' en Chile", subraya. "Creo que el tiempo ya ha pasado, porque ya he esperado casi dos años por esa invitación, creo que ya es tiempo en que están empatadas (sic) las puertas".

-¿Tu crees? ¿Sabes que mucha gente se ha quedado fuera de tus conciertos cuando has venido?
-Sí, es que eso pasa porque no he tocado un show que sea mi show, siempre he tocado cuando es un festival. Yo siempre digo que quiero hacer uno yo solo, pero me dicen que no hay lugar y que nadie me ha invitado. Eso es muy triste, porque cuando he ido hay gente que me dice "qué pasa chavo, no puedo entrar", porque no alcanzaron tickets. Eso va a cambiar este año… espero.

El ex novio de Natalie Portman sabe que tiene un público fiel en Chile, pero dice que no se siente un referente del ya manoseado concepto indie, como a veces es definida su línea artística. "Soy como el bikini de invierno, está tan de moda que ni existe", dice riendo, antes de preguntar dónde podría pedir un concierto para él en Santiago. Al escuchar la palabra Caupolicán, se entusiasma y dice que lo anota. "En el Caupolicán. Ya, estoy avisando, porque el pescado Caupolicán va a morder", dice antes de una nueva carcajada.

El octavo disco de Banhart fue grabado el año pasado, tras pasar una temporada centrado en espectáculos en vivo y en el montaje de exposiciones que muestran su otra faceta: La de artista visual. No obstante, se percató de que la división de su tiempo no le gustó.

"Pasaron tres años entre el último álbum y éste, y este tiempo lo pasé tratando de dedicar a las artes visuales, pero no me sirvió, no me gustó, no sirve así. No sirve la música o el arte, la solución es hacer las dos cosas a la misma vez", apunta, destacando que por eso le gustaría venir al país a mostrar sus dos caras, y a escuchar más música chilena.

"Victor Jara, Violeta Parra, Inti Illimani, son muy importantes para mí todavía. Cada vez que voy a Chile digo que me den algo más de Víctor y Violeta, hay tanto que descubrir de la música chilena contemporánea, es una música muy profunda, porque no sólo se puede oír, también se puede ver", concluye.