SANTIAGO.- Dos mujeres caminan por los pasillos del Hotel Marin. Llevan en sus manos escobas y están vestidas como mucamas, pero la verdad es que no son camareras del lugar, son cineastas. Escuchan atentas, observan y visitan las habitaciones con quienes supuestamente son sus compañeras. Mientras cambian sábanas y borran las huellas de quienes pasaron por las habitaciones, se enteran de cómo se vive al interior del emblemático recinto capitalino. Y lo filman.
Todo comenzó como un video institucional. Las documentalistas Patricia Correa y Valentina Mac-Pherson fueron contactadas por el dueño del hotel para que grabasen un corto que celebrara los veinte años de vida del recinto. No obstante, al llegar a Marín 014, la dupla se percató que las experiencias de las trabajadoras del recinto merecían ser contadas.
"Estuvimos dos meses investigando de incógnito, como camareras, trabajando codo a codo con cada una de ellas. Esto hizo que de a poco fuéramos formando lazos de amistad, instancias de confesiones y, sobre todo, que ellas nos abrieran las puertas de su corazón", explica Patricia Correa sobre el rodaje de "Las mujeres del pasajero", que este jueves 18 se estrenará a nivel nacional.
"Llegamos con una cámara de fotos al comienzo", recuerda su compañera, Valentina. "Durante la investigación queríamos que ellas se acostumbraran a nosotras primero y luego a la cámara, para que fuera lo menos invasivo posible, que ellas lo sintieran como algo natural", afirma. Y es que los relatos debían ser íntimos. La idea de las documentalistas era que la cámara fuese una confidente más.
La película sigue a cuatro de las 16 mucamas del Hotel. Frente a la cámara narran sus vidas y hacen una radiografía del recinto. Asimismo, se refieren a las cualidades de los pasajeros y a historias que ocurrieron en el lugar, pero sin mostrar las identidades de quienes día a día acuden allí.
"Debíamos preocuparnos de ser respetuosas con los clientes del motel", apunta sobre este punto Correa. "Con Valentina teníamos una propuesta estética que favorecía el tener que grabar de manera incógnita, utilizando bastante los planos abiertos y fijos, por lo que durante el rodaje en los pasillos del motel utilizamos un basurero con un agujero de donde salía el lente de la cámara", explica.
"Esto nos permitía ver a los pasajeros desde la cintura hacia abajo, sin reconocer quienes eran pero aportando a la radiografía de los clientes del motel. Lo mismo hicimos con el sonido, usamos palas para sacar basura para poner los micrófonos y captar el ruido ambiente, siempre respetando la privacidad de cada uno de los pasajeros", cuenta la cineasta.
"No nos podían pillar con cámaras", dice por su parte Mac-Pherson. "No podíamos ver a los pasajeros, y tampoco teníamos la intención de hacerlo, porque la comunicación con ellos nos interesaba más a partir de cómo dejaban la pieza. Queríamos que eso nos contase quiénes son. Verlos a ellos nunca fue una opción", destaca Valentina.
La película llega a las salas locales luego de su debut en Fidocs 2012 (donde obtuvo el Premio del Público), y de ser exhibida en el Festival Internacional de Cine Documental de Ámsterdam (IDFA) y de Guadalajara.
La reacción del público en el extranjero dejó satisfechas a las cineastas, según explica Mac-Pherson, debido a que expone una parte de la cultura popular chilena totalmente desconocida afuera. Asimismo, sirve como un espejo de la sociedad en el país.
"Creemos que el Motel, debido a la gran diversidad de público, es una muy buena metáfora o radiografía de la sociedad chilena", dice Correa. "En el estacionamiento del motel podemos ver desde un Fiat antiguo hasta un Mercedes Benz de último modelo, podemos ver personas de 18 años y adultos de 80 años, y así sucesivamente muchos contrastes, por lo que uno puede obtener y ver un pedazo del comportamiento de la sociedad reflejada el motel", apunta.
"Además está liderado por mujeres, lo que constantemente da la sensación de estar en un matriarcado, con camareras que trabajan más de 12 horas al día, luego para llegar a sus casas son 3 horas más, y con sus turnos nocturnos deben llegar a sus casas a hacer labores de cada uno de sus roles. Creemos fielmente que el motel es un reflejo de nosotros como sociedad", concluye.