MÜNICH.- El museo Lenbachhaus de Múnich reabrió hoy sus puertas, tras cuatro años de obras para ampliar sus instalaciones que albergan la famosa colección del "Blaue Reiter" (El jinete azul), con la visita de más de 4.600 personas en las primeras horas de la mañana.
"Se produjo una gran afluencia de visitantes", declaró un portavoz del mítico museo sobre la acogida del público que acudió incluso antes de que abrieran sus puertas para volver a ver las obras de artistas como Vasili Kandinsky, Franz Marc, Paul Klee y Gabriele Mnter en 11 salas del edificio.
El alcalde de la ciudad, el socialdemócrata Christian Ude, inauguró oficialmente el centro el martes por la tarde. "Ahora es un auténtico museo", declaró durante el acto. "Finalmente podrá dar cabida a un gran número de visitantes de todos los sitios", agregó.
La mansión del pintor alemán Franz von Lenbach se concibió en un primer momento como una residencia y no como museo. En sus primeros años como museo, desde su inauguración en 1929, contó con aproximadamente 10.000 visitantes al año.
Sin embargo, en 2008, un año antes de comenzar con los trabajos de renovación, el museo se vio desbordado al registrar 450 mil visitantes. Se convirtió en todo "un imán para los amantes del arte de todo el mundo", indicó el alcalde de Múnich.
La gran expectativa por la reapertura de sus puertas sólo puede compararse con la exposición del pintor ruso Vasili Kandinski del año 2008, cuando el museo llegó a tener 10 mil visitas por día.
Ahora el antiguo museo cuenta con un cubo dorado anexo a las antiguas instalaciones, donde modernidad y renacimiento se entrelazan gracias al trabajo del arquitecto británico Norman Foster y al desembolso de 56 millones de euros.
La ministra alemana de Educación, Johanna Wanka, alabó, sobre todo, el "revolucionario sistema de luces" del museo que sitúa las obras de la famosa colección del "Blaue Reiter", compuesta por obras de Paul Klee, Vasili Kandinsky y Franz Marc, bajo la "correcta luz" gracias a una nueva técnica de luces LED.
"Este nuevo sistema de iluminación abre nuevos horizontes para los museos de todo el mundo. Proporciona casi luz natural", explicó Norman Foster sobre su cubo dorado que amplía notablemente la superficie del museo y posibilita albergar más obras de arte y exposiciones temporales.