Según Gillespie, el nuevo disco no tiene nada que ver con el histórico ''Screamadélica'', de 1991. ''Son momentos diferentes, por lo que son obras completamente distintas'', dice.
EFEMADRID.- Bobby Gillespie y su grupo Primal Scream ya están de regreso en las pistas. La causa es More light, un trabajo cargado de energía y optimismo que sacude cualquier atisbo de duda sobre la carrera musical de esta reconocida banda escocesa.
De acuerdo con lo que deja ver el grupo, una nueva era está comenzando para ellos, y More light es la carta de presentación de una banda renovada. "Queríamos hacer algo que no habíamos hecho hasta ahora", explica Bobby Gillespie. Y lo consiguieron.
Considerado por la crítica como uno de los mejores trabajos de la banda escocesa en una década, el nuevo disco se basa en una fusión de diferentes estilos. "Es un disco muy amplio y libre. Es un experimento psicodélico", afirma el cantante.
Producto de todo tipo de influencias musicales, desde el blues hasta la música india, pasando por la de Europa del Este, todo tiene cabida en este trabajo que apunta a marcar otro hito en el rock alternativo.
Sin embargo, la línea está lejos de Screamadelica, el álbum que terminó por darles un lugar en la historia del rock, y que para muchos incluso cambió la concepción de la música alternativa, en 1991. "Son momentos diferentes, por lo que son obras completamente distintas", asegura el músico.
"Queríamos hacer un disco asombroso, radical", continúa Gillespie, que a la hora de calificar a este último trabajo no se anda con chicas: Es "una gran obra de arte", asegura.
"Este disco es como una transformación de energía", comenta el artista. "Algunas canciones tratan sobre esos momentos oscuros en los que, de repente, un rayo de luz te ilumina y permite verlo todo con más claridad".
La violencia doméstica y económica son los temas predominantes en el décimo álbum de estudio de Primal Scream, y se contraponen a la música vibrante y colorida, protagonista en More light. Esta aparente contradicción entre contenido y sonido, ya la vaticina la portada, que representa a un Gillespie reconstruido, saliendo de la oscuridad para florecer.
El espigado cantante asegura sentirse con mucha fuerza en este momento. Sin embargo, no olvida la situación de crisis que azota a Europa y arremete contra la injusticia social en su último trabajo.
"Era el momento de sublevarnos y hacer algo más positivo y abierto", advierte Gillespie. "Hay mucha gente que está sufriendo. La gente está gritando. ¿Cómo no estar enfadados?". Por ello, More light, aunque tiene esperanza, tiene también "algo de dolor", lamenta Gillespie.
El nuevo disco con consta de 13 canciones de hasta nueve minutos de duración. Una apuesta arriesgada en un momento en el que triunfa lo simple y accesible, pero que funciona, gracias además a las colaboraciones de músicos como Kevin Shields, guitarrista de My Bloody Valentine, entre otros.
Pero en contraposición a este presente luminoso, Gillespie se muestra de todos modos crítico: Según él, el alma de la música se estaría agotando. "La música es una forma de hacer arte, pero mucha gente que trabaja en ella solo la ve como una forma segura de ganar dinero", se lamenta.