Alec Baldwin junto al director James Toback en la presentación de la cinta en Cannes.
APCANNES.- El director James Toback y el actor Alec Baldwin retratan con el documental "Seduced and Abandoned" sus intentos infructuosos por conseguir financiación para una película, dentro de una industria que según ambos les trata con la misma ambivalencia que "una mala amante".
La cinta es un viaje exploratorio por todo el proceso de negociación y, rodada durante el pasado Festival de Cannes, muestra cómo ambos, tal y como expresa el título, se ven constantemente "seducidos y abandonados" en la promesa de hacer un filme.
La búsqueda de fondos les sirve de excusa para reflexionar sobre el cine, el glamour e incluso la muerte, llegando en ese camino a la conclusión de que, según decía Orson Welles, al final pasas el 95 por ciento del tiempo intentando conseguir dinero para una película y un 5 por ciento haciéndola, lo que "no es vida".
Sentados en un hotel de Cannes, donde la cinta ha sido presentada fuera de concurso en sesión especial, los dos reconocieron hoy ante un reducido grupo de periodistas internacionales que, con diferencia, sacar adelante este proyecto ha sido "la mejor experiencia" de su vida.
En el documental se les ve llegar a Cannes con varias ideas sobre un posible filme en mente pero sin rastro de un guión, e ir de un productor a otro con la garantía de que, a cambio de rascarse el bolsillo, consiguen la "inmortalidad" de aparecer para siempre en los títulos de crédito.
Conversaciones con los directores Martin Scorsese, Bernardo Bertolucci o Francis Ford Coppola, con el actor Ryan Gosling o con la actriz Jessica Chastain les permite abordar esta industria desde diferentes perspectivas, en las que queda claro que al final todo se reduce a una cuestión de dinero.
"Íbamos a hacer esa película o puede que no, pero no estábamos perdiendo el tiempo", respondió Baldwin al ser preguntado sobre si estaban de broma al acudir a inversores de países árabes con la intención de rememorar en ese supuesto filme escenas altamente explícitas de "El último tango en París".
Se trataba, según el actor, de mostrar la "gigantesca hemorroide" que supone la búsqueda de financiación, en un mundo en el que él, a estas alturas de carrera y con 55 años de edad, dice no sentir que tenga algo que demostrar.
"He aprendido que, pase lo que pase, está bien. He trabajado todo lo que he querido en los últimos 35 años. Cuando entré en la serie '30 Rock', claro que me dije que preferiría estar haciendo 'Lincoln', que me hubiera llamado Spielberg y me hubiera dicho, 'ha llegado tu día'; pero esos días no llegan, y haces lo que puedes".
Para el director de la cinta, rodada en once días y en la que él aparece en escena, "la mayoría de la gente involucrada en la financiación de películas podrían estar involucrados, y probablemente deberían estarlo, en cualquier otra actividad", porque incluso el séptimo arte acaba teniendo como esencia la "compra y venta de una mercancía".
Pero la falta de romanticismo no les hace tirar la toalla: "Podría rodar con él 14 o 15 películas, hasta que alguno de los dos pasase al siguiente set", dice metafóricamente el cineasta, mientras que Baldwin, que admite que todo el mundo acaba haciendo concesiones, adelanta que su próximo proyecto, el que de verdad espera con ganas, es su nueva paternidad.