MOSCÚ.- Las falsificaciones de arte volvieron al tapete en Europa a partir del caso de un conocido comerciante moscovita del rubro condenado a cuatro años de cárcel, tras falsificar cerca de 800 obras de vanguardistas rusos, entre ellos Wassily Kandisnky y Kazimir Malevich, que luego fueron entregadas a coleccionistas.
El caso de Alexander Chernov, así como el de otras recientes falsificaciones destapadas en Alemania, pone de manifiesto lo vivo que está el sector. Desde hace años, los expertos advierten que gran parte de las obras vanguardistas ofertadas —se estima que hasta un 80 por ciento— pueden ser falsas.
"La fama de los vanguardistas rusos mantiene activos a los delincuentes del arte en todo el mundo", afirmaba recientemente el diario ruso "Isvestija". Los falsificadores se ven alentados una y otra vez por las subastas: Los artistas que obtienen precios elevados son luego los más falsificados.
Con sus ventas a coleccionistas, se estima que los falsificadores de Moscú se embolsaron más de 20 millones de rublos (unos 667.000 dólares). Los supuestos lienzos y litografías de artistas famosos de comienzos del siglo XX podían comprarse en el mercado Ismailovo de la capital rusa, popular entre los turistas. Allí, los coleccionistas pueden "admirar" las maravillas que exponen ante sus ojos comerciantes de desbordada imaginación.
Así, Chernov contó en los tribunales cómo él convencía a sus clientes contándoles una historia especial. Según afirmaba, las obras procedían de una colección de la ciudad de Samarcanda, en la ex república soviética de Uzbequistán, y su enfermo propietario ofrecía ahora estas rarezas para pagarse el tratamiento médico.
Según dijo el experto en falsificaciones del Ministerio ruso del Interior Ilja Lesnov, en declaraciones a la agencia Ria Novosti, a menudo este tipo de historias son muy elaboradas psicológicamente. "Incluso presentan documentos falsos y cartas sobre los cuadros, de manera que al final el comprador está convencido de que no se trata de falsificadores, sino de auténticos marchantes", señala Lesnov. Y entonces, creen que están haciendo el negocio de su vida.
En el caso de Chernov, a veces los precios eran tan ridículos que deberían haber despertado sospechas, comentaba recientemente el director general de Art Consulting, Denis Lukashin, en los medios rusos. Siempre hay ingenuos que 20 años después del fin de la Unión Soviética creen que en los mercadillos aún es posible encontrar gangas semejantes.
Pero además, los falsificadores también engañan a sus víctimas en exposiciones o galerías, sostienen expertos. A menudo, pintan sobre cuadros más antiguos de artistas apenas conocidos, y los firman con los nombres de autores famosos.
También es muy popular el siguiente método: de pronto, en Occidente aparecen obras desconocidas de vanguardistas, y los medios publican fotos. En la alejada Rusia, los expertos se frotan las manos, pero muchos luego no se enteran de que las obras resultan ser falsas. Así, se crea la leyenda, se editan catálogos, exposiciones, reproducciones en Internet... Y finalmente, la falsificación acaba llegando al mercado.
Ni siquiera los expertos o los multimillonarios se libran de las falsificaciones. El millonario ruso Viktor Wekselberg se enteró en 2010 de una triple falsificación y se querelló contra la casa de subastas Christie's ante la más alta instancia judicial de Londres, por lo que recibió como compensación 2,9 millones de dólares. Ése era el precio récord que en 2005 había pagado por un presunto lienzo de Boris Kustodiev (1878-1927).