Fue el tercer disco como solista en la trayectoria de Fernando Milagros, y el que marcó su despegue definitivo. No hubo
lista de mejores álbumes de 2011 en la que
San Sebastián no figurara, gracias a un set de diez canciones en las que plantó una mirada propia dentro del universo de cantautores que entonces emergía en Chile.
"De alguna forma, lo que logramos con
San Sebastián se acuña para lo que viene, y toda la experiencia que gané haciendo ese disco me hizo darme cuenta de que la música era a lo que tenía que darle prioridad, y de una vez por todas profesionalizar este camino. Eso es en lo que estamos ahora, y por eso ha sido un disco súper decisivo para mí", dice hoy el músico y productor, mirándolo ya en retrospectiva.
Porque a dos años de su edición, ese tercer álbum ya comienza a despedirse, pero no así nomás. Para continuar enalteciéndolo, el artista nacido como Fernando Briones editó recientemente una segunda versión del disco, compuesta por remixes a cargo de nombres como El Sueño de la Casa Propia, Andesground y Mowat, entre otros.
Se trata de
San Sebastián remix Vol.I, un trabajo que el cantautor define como "un acto de fe" hacia sus amigos de la escena electrónica, a quienes entregó sus canciones para que llegaran de vuelta como a ellos se les antojara. "Me dieron ganas de poner a prueba las canciones de manera un poco más extrema", dice sobre la iniciativa.
Los resultados van desde tonos más ambientales a pulsaciones al borde de lo bailable, con la guitarra electroacústica de Milagros sonando ahora entre samples y cajas de ritmo. "La mayoría de los tracks que llegaron de vuelta fueron un poco sorpresivos y me gustaron harto por la frescura y la interpretación. Fue un súper buen ejercicio", cuenta.
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Tu música se asocia a la guitarra y la cantautoría, que en el papel no están muy cercanas a los remixes. ¿Cómo fue aproximarse a ellos desde ese perfil?-Diste un poquito en el clavo. Hace harto tiempo que estoy tratando de sacarme la idea de que la gente piense que soy un cantautor, porque nunca lo he sido. Siempre he estado más ligado a la producción musical que a la cantautoría. Aunque me dedique a hacer canciones, mi intención no es andar por la vida con una guitarra de palo cantando. Si te fijas, en
San Sebastián ya hay un despegue desde ese lugar. Con este disco de remixes también hay otra pista. No sé para dónde irá la música, pero sí sé que me gusta probar cosas, me gusta estar aprendiendo y probando sonidos nuevos.
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¿Ser contestatario con tu propia obra?-Sí, un poco por tratar de que no te pille el encasillamiento, ser un poco difícil de identificar. Estar en un movimiento permanente para que no te pongan en un mismo lugar. Me gusta pasar por lugares que no conozco tanto. Encuentro entretenido no estar cien por ciento cómodo, porque cuando uno se pone cómodo empieza a repetir fórmulas, y encuentro un poco fome eso. Prefiero ir probando siempre con un margen de error, antes que asegurarme en un lugar en el que sé que la cosa ya funcionó.
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¿Este trabajo podría entonces dar señas de hacia dónde irás en un próximo disco?-Probablemente. Estoy en pleno proceso. Después de harta actividad, estoy retomando el tema del disco nuevo. Quizá haya algunos guiños (a los remixes), pero estoy probando. Me gustaría que fuera más popular, pero todavía no podría adelantar mucho más que eso. Estoy recién visualizando, con la idea de grabar a fin de año, para tener el disco andando el próximo.
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Hacer un volumen de remixes con tus discos, ¿crees que podría transformarse en una práctica habitual a futuro?-La gente sabe que antes de hacer canciones yo tenía una cercanía con poner música. Fui DJ en mi época universitaria, y tenía un proyecto electrónico que se llamaba Niñocicatriz, que era yo mismo cortando y pegando archivos. Hay una cercanía, y esto es como una vuelta a ese mundo que en un momento dejé de lado por la cosa más humana. Ahora estoy reencontrándome.