Rosario Mena presenta su cuarto disco, Náufraga (2013).
Francisca Versluys.Sonidos acústicos, pop electrónico y un bolero. Ésa es la lista de ingredientes que Rosario Mena puso a punto para el cuarto disco de su vida, un trabajo con el que ha venido a sumar nuevas canciones al repertorio pop chileno de la temporada. Náufraga se llama el disco, y esas tres líneas corresponden además al modo en que trabajó esta vez la cantante, en sociedad con sendos productores musicales para estas canciones.
Los hombres tras Rosario Mena en esta oportunidad son el guitarrista Cristian López, integrante de Javiera & los Imposibles y Malabia; Marcelo Aldunate, productor con créditos en exitosos discos de figuras como Camila Moreno (Almismotiempo en 2009) y Manuel García (Acuario en 2012); y Rodrigo Pinto Cabezas, versátil ejecutante de guitarra acústica y eléctrica e integrante de Pintocabezas, grupo en el que pone en contacto cueca, rock y psicodelia.
"Predomina el formato más acústico, que son las canciones producidas por López, y con Aldunate hicimos algunos temas electrónicos", explica la autora, que con este trabajo suma cuatro discos entre Fe ciega (1998), Serial (2002), Perpetua (2007) y Náufraga (2013). La canción "Tu mirada y la mía" es la primera elegida para difundir el nuevo disco, y ya está listo además un videoclip para un segundo single, "Todas las cartas".
Es parte de un repertorio que oscila entre la base de piano de "Mil gestos", el sonido más grupal de "Desierto" o "Todas las cartas", el citado bolero acústico "Náufraga" y, para el cierre del disco, una versión electropop para el hit radial ochentero "Aire" ("Nell'aria"), de la cantante italiana Marcella Bella, hermana de Gianni Bella, quien es el autor de la canción. Para mostrar estas canciones la autora ha formado un grupo con Rosario Mena (voz y guitarra), Sol Aravena, también activa como solista con el nombre de Muza (voces), Ángela Acuña (violonchelo), Rodrigo Otero (guitarra) y Lalo del Campo (teclados).
Y es un grupo que en parte remite también a la historia musical que Rosario Mena inició a fines de los años '90. "Se armó una bandita bien linda", dice. "El núcleo es la Sol Aravena, la Ángela y yo. Con ambas he trabajado más de diez años. Cuando hice el primer disco la Sol aperraba conmigo, me hacía los backgrounds, las líneas del teclado y hacíamos una puesta en vivo súper precaria de ese disco. Y con la Ángela llevamos más de diez años desde que la vi tocando en (la obra de teatro) 'Madame de Sade', con Andrés Pérez. La vi y quedé hipnotizada con ella, que era un personaje de la obra. Y después fue como romance, porque le mandé una cartita con una amiga de ella. 'Soy Rosario Mena, soy música y me encantaría trabajar contigo. ¿Te gustaría trabajar conmigo?' ".
-La era previa al mail.
-Sí, pre mail, así, un papelito. Eso es bonito porque es recoger la historia con la gente que ha estado cerca.
Náufraga de la tormenta
En su previo disco Perpetua (2007) Rosario Mena ya había trabajado con el productor Jaime Garrido, pero esta vez intensificó esas colaboraciones para el nuevo disco.
-Yo decía "¿Para qué un productor, si yo produzco todo?". Y después de trabajar con (Cristian) López entendí. Él tiene una sensibilidad increíble con las melodías y los arreglos, y una claridad sobre la estructura y la dinámica de la canción. Y eso también facilita ponerla en vivo. Cuando hay una dinámica clara resulta evidente para los músicos.
En paralelo el trabajo con Marcelo Aldunate funciona como una contrapartida, explica. "Es interesante porque es otra propuesta y hace un contrapunto. Al final está el cover de 'Aire', que sintetiza la historia, porque el primer disco era totalmente electrónico y también es bonito que haya temas electrónicos acá. Marcelo es súper reconocido, y lo de López tiene que ver con la colaboración que siempre hemos tenido, y que destaco, a diferencia de otras artes donde eso no existe, de tocar juntos, compartir público", dice, a propósito del vínculo que estableció con López por medio de la mencionada violonchelista Ángela Acuña.
-¿Son métodos de trabajo distintos los de los tres productores que elegiste?
-Pintocabezas y López no son tan diferentes, porque los dos son músicos, arman todo, las bases, tocan los instrumentos. Aldunate trabajó con más colaboraciones, con (la cantante) Martina Lecaros, (la guitarrista) Berni Traub, él es distinto, tiene un sentido del ritmo y la melodía curtido desde la visión radiable, o desde la experiencia de haber escuchado mucha música. El enfoque es distinto. Pero no me atrevo a hacer comparaciones —sonríe.
El mencionado Rodrigo Pinto Cabezas puso su marca acústica en Náufraga, el disco, con la producción de "Náufraga", la canción, y llegó recomendado por el cantor y cuequero Mario Rojas, según recuerda Rosario Mena. "Cuando lo quise grabar apareció Mario Rojas y dijo que tenía que grabar con alguien que manejara el código del bolero".
-¿Tiene una importancia especial porque es la canción que da el título al disco?
-Mira, para mí la canción que le da título al disco nunca es como la canción importante.
-¿Es un accidente?
-No es un accidente, pero este bolero... En Perpetua fue también así. Es como todo lo contrario, súper tangencial, al revés. Hice una letra que tenía que ver con la idea de "Perpetua", que era el tema más lateral del disco, el tema electrónico, experimental, que está al final. Acá también, hice una letra con la idea de "Náufraga" y es el bolero que más se sale del registro.
-¿La canción más apartada termina siendo el título? Eso también parece una continuidad.
-Sí, hay una continuidad total. El disco en ningún caso es un quiebre. Por ejemplo, con los temas electrónicos Aldunate dio un giro a Manuel (García) —dice, a propósito de la producción pop de Aldunate para el disco Acuario (2012), de García—. Pero en mi caso hay una continuidad, porque ese sonido electrónico ya estaba en mi primer disco. También era como sintetizar una historia.
En lugar de una carrera
Las canciones de Náufraga datan de 2007 en adelante, cuenta Rosario Mena, y ya había tocado en vivo algunas de ellas, como "Todas las cartas", "El accidente" y "Desierto", incluso con Ángela Acuña en vivo. "Ella también ha estado tocando las canciones de Náufraga. O sea de Perpetua", se corrige la autora. "Hasta yo me confundo, son muy parecidos".
-Son dos títulos femeninos. ¿Tienen algo en común los dos discos?
-Sí, las palabras se parecen. Y veo este disco relacionado con Perpetua, porque yo antes ni tocaba guitarra. Después vino esta cosa más electroacústica, más de cantautora, en la que puedes llevar una banda pero donde las canciones igual se paran con una guitarra de palo.
-El nuevo disco se trata de "resiliencia", según el comunicado de difusión.
-Claro, en el fondo de traspasar lo adverso con un sentido positivo, salir de eso más fortalecido, con más luz. ¿En Perpetua te acuerdas de que en la gráfica había una mujer planchando, con la escoba? Tenía su explicación: no tengo ese concepto como de "carrera", como algo hecho para lograr ciertos hitos o metas, y eso decía Perpetua. Era la música como algo permanente, como respirar, como barrer, hacer la comida, súper incorporado en lo cotidiano, y por eso salía esta mina durmiendo la guagua, pasando la escoba... Se acumularon las canciones y ya, viene otro disco.
"En cambio acá (en Náufraga) sí hubo una forma de emerger de algunas cuestiones un poquito catastróficas que no vale la pena entrar en detalle, pero que tampoco tiene nada de raro, y eso tiene que ver también con el bolero", continúa. "Si te fijas el bolero en general tiene que ver con el amor, es harto lloriqueo y también por eso lo incorporamos. Es un género que no sólo responde a una cosa autobiográfica sino que está muy arraigado sobre todo en esta cultura del sur, que no es lo mismo que Brasil o el Caribe. Nosotros somos melancólicos. Cuándo has visto que seamos alegres. Alegres no somos. Por eso tambén rendimos un homenaje al bolero".
-Igual tenía una pregunta sobre la trayectoria...
-No, si hay una trayectoria. Pero es distinto hablar de un camino que uno ha recorrido que de una "carrera". Además de que una carrera es como para ganarle a otro, no sé. El concepto me...
-¿... te choca?
-No. Pero no me indentifica plenamente.
-La pregunta tiene que ver con eso: cuando partiste no había ninguna "carrera" que correr porque había poca gente sacando discos por su cuenta.
-De hecho cuando puse "Rosario Mena" era como... ¿"Gloria Simonetti"? ¿"Myriam Hernández"?
-Nombre y apellido.
-Eso es lo que existía. Porque aparte estaban Javiera & los Imposibles, que eran una banda, Nicole, Muza, que era mucho más experimental y todo.
-Pero Muza es un seudónimo y Javiera Parra estaba en una banda llamada Javiera & los Imposibles. Nadie se puso nombre y apellido como tú dices.
-Sí po, no existía "Javiera Mena", "Francisca Valenzuela". Creo que igual es un antecedente de esta escena independiente que empezó a surgir fuerte, y que coincide con la democratización de los medios y la crisis del modelo de la industria discográfica. Y por eso el primer disco era súper electrónico. Tiene que ver con el momento en que se extiende la música electrónica de la mano del equipamiento que pudieras tener: un home studio. Acuérdate de que antes no podías grabar un disco si no tenías un sello que te llevara a un estudio. Acá se masifica esta tecnología, todo el mundo tiene un estudio en la casa, y en la mitad de los '90 digo que se puede hacer y me asocio con Fiat600 (el músico Miguel Conejeros, hoy radicado en Barcelona).
-Y era la tecnología de la época también. Fiat600 tocaba con computador en el escenario: con la torre y el monitor arriba de una mesa.
-Sí, y yo sigo con mi Roland XP10, que era la última chupá del mate —dice, a propósito del modelo de sintetizador con el que empezó a tocar hace quince años—. El mismo Roland del año '98.
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