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Lanzan libro que el actor Alberto Vega escribió con los ojos, durante dos años

"Mírame a los ojos" es un relato de su vida y del accidente que lo dejó viviendo bajo el síndrome de cautiverio, con pasajes reveladores e impactantes, pero también sobrecogedores y esperanzadores. "Tiene la virtud de lo esencial", dice su amigo Cristián Campos.

13 de Agosto de 2013 | 16:43 | Por Sebastián Cerda, Emol
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Vega comenzó a escribir ''Mírame a los ojos'' en febrero de 2011. El libro repasa el accidente, la vida, el presente y los pensamientos del actor.

Grijalbo

SANTIAGO.- "Fue la mañana de un domingo cualquiera. Había ido a hacer ejercicio a San Carlos de Apoquindo. Andaba en una bicicleta nueva. La compré en Sparta. Era algo más barata que las habituales, pero no mucho más. Tenía los mismos elementos. Iba rápido en bajada. De pronto, un gran silencio".

De ese modo comienza el impactante relato que el actor Alberto Vega hace en el libro "Mírame a los ojos" (Grijalbo, $7.500), de reciente llegada a librerías y escrito de una forma singular: Con los ojos. Su movimiento ocular, decodificado por un computador llamado My Tobii, es la única manera que Vega tiene hoy para comunicarse, desde que en el año 2006 un accidente en bicicleta lo dejara viviendo bajo el síndrome de cautiverio, absolutamente inmovilizado y sin habla.

En el volumen, el destacado actor —recordado por diversos papeles en teatro y televisión— recuerda las circunstancias que rodearon al accidente y los difíciles meses posteriores, para luego adentrarse en el recuento de su vida personal y profesional.

"Está la dermis de su alma", resume el actor Cristián Campos, amigo de Vega, y quien esta tarde será uno de los presentadores del libro en el Teatro de la UC. "Da cuenta, con muy pocos filtros, de su mirada de la vida, con una mirada nostálgica del pasado, pero con mucho aplomo del presente, dando cuenta de sus carencias y sus abandonos, pero a la vez sin quejarse, que es algo que no ha hecho nunca. No tiene un tono plañidero, de autocompasión. Lo que más me impresiona es la ausencia de autocompasión", agrega.

El libro está organizado en capítulos relatados en primera persona, entre los que se cuentan tópicos como "El accidente", "Mi infancia", "Mi juventud" y "La muerte". Todos ellos constan de párrafos breves, forma de escritura que deviene de una condición forzosa (escribir con los ojos), pero también, cuenta Campos, de la exaltación de un rasgo que Vega siempre ha tenido.

"La carencia de una capacidad motora implica que él, como los buenos poetas, llegue a una síntesis bastante esencial de lo que quiere comunicar. Nada falta ni sobra en esos pequeños párrafos. Tiene la virtud de lo esencial", dice.

En su relato, Vega no se guarda nada. Sin pudores, comparte en detalle los aspectos fisiológicos y emocionales de quien vive sin poder expresarse ni moverse: Desde lo que le ocurre en un tratamiento, hasta lo que sintió viviendo en un asilo, en un recorrido que parece ir más allá de él, para interpretar a cualquiera que se encuentre en similar condición. Desde ese punto de vista, hay rasgos de auténtica revelación.

"Terminé viviendo en la casa de mi madre, una vieja casona ñuñoína. En mi pieza de soltero comparto con mis auxiliares, Clarita y Katya, de la enfermería San Alberto, de quienes espero nunca me separen. Rezo todos los días por ellas, aunque no lo saben. He tenido otras auxiliares, pero con malas experiencias", cuenta en uno de los pasajes.

De su vida, en tanto, puede relatar la importancia de ciertos momentos clave, pero también dedica numerosos párrafos a recuerdos tan sencillos como un paseo, o un plato de su predilección. "Mi casa tenía olor a la leña y carbón de piedra, porque prendíamos la chimenea. También olía a cera y crema Hinds que usaba mi madre, y a cigarros que fumaba mi padre. También olía a cristal", cuenta en uno de esos pasajes.

"Alberto fue siempre así, nunca le sacaste más de un párrafo y siempre fue un hombre sumamente esencial respecto de sus gustos. Desde el punto de vista de uno podían ser cosas precarias, pero para él ir de su casa al teatro silbando lo hacía feliz. Era muy esencial, siempre lo fue, de modo que esto (el accidente) ha afianzado aquello", explica Cristián Campos.

La escritura de "Mírame a los ojos" se extendió por dos años, de los que fueron testigos y colaboradores la artista Verónica Barraza, la actriz Elena Muñoz y el propio Campos, entre otros. Los tres presentarán el libro en el Teatro de la UC, uno de los principales centros creativos en la trayectoria de Alberto Vega.

"Me parecía una labor titánica, pero conociendo a Alberto no dudé de que iba a llegar a la última página", cuenta el actor de "Las Vega's" acerca del momento en que se inició el proyecto de su amigo, quien ahora tiene planes de dirigir una obra musical y escribir una película. Campos le pone el timbre a todo: "Mi capacidad de asombro está agotada con Alberto. Si mañana me dice que va a escribir una ópera, yo me siento a esperar que me lleguen los primeros acordes, porque estoy seguro de que la va a hacer".

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