"Esta tonada escrita en la forma más libre y con un verso que nos recuerda, en su simpleza, los más puros estilos tradicionales, es, sin lugar a dudas, un verdadero acierto de este joven valor", es la conceptuosa frase que es posible leer hasta hoy impresa en cualquier carátula del tercer disco de Cuncumén, un elepé publicado en 1960. El grupo es uno de los principales conjuntos de proyección folclórica de la historia musical chilena, la tonada se titula "Las palomitas" y el joven valor, que en 1960 tiene veintisiete años, se llama Víctor Jara.
Más de medio siglo después, Víctor Jara es un símbolo universal absoluto, tanto por su obra como por su vida, instalada en la posteridad luego de que el compositor, cantante y hombre de teatro fuera asesinado por militares en los días siguientes al golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973 en Chile. Cuncumén también llega hasta nuestros días en plena actividad y "Las palomitas" es de hecho una de las canciones de su más reciente disco, que consiste en una memoria musical de la presencia de Jara en la historia del conjunto.
Lanzado hace unos días, el 15 de septiembre, ese trabajo se llama Con Víctor desde las raíces, y es el segundo registro que el grupo —dirigido por Mariela Ferreira— dedica a rendir tributo a figuras señeras en la historia de Cuncumén. En Árbol coposo y florido (2011), hace dos años, quedó patente la influencia fundacional que la folclorista Margot Loyola ejerció sobre el conjunto en sus días embrionarios a comienzos de los años '50. Y dos años más tarde es el turno del reconocimiento a Víctor Jara, un hombre que se hizo presente en varios de los primeros discos de Cuncumén, así como en giras y presentaciones de fines de los '50 y comienzos de los '60.
Paloma, quiero contarte: donde todo comienza
Cuncumén es un grupo iniciado en 1955 y que empezó a grabar en 1957, como parte de un movimiento de jóvenes conjuntos de proyección folclórica que incluye a nombres como Millaray y Ancahual y que, bajo el influjo de Violeta Parra y la citada Margot Loyola, se dedicaron a la recopilación de cantos y bailes folclóricos y a su proyección sobre los escenarios.
Fundado por integrantes como Rolando Alarcón, Silvia Urbina, Helia Fuentes, Nelly Bustamante, Alejandro Reyes, Jaime Rojas y Juan Collao, Cuncumén tuvo como componente frecuente de sus primeras formaciones también a Víctor Jara, quien para entonces estaba en la Escuela de Teatro de la Universidad de Chile, y figura como autor e intérprete en cuatro de los cinco primeros discos que el conjunto grabó entre 1957 y 1962.
Ese antecedente transforma a Cuncumén en una precuela muchas veces inadvertida del posterior trabajo de Víctor Jara como compositor y cantante solista. Ya en el primer LP, Conjunto "Cuncumén" - El folklore de Chile vol. V (1957), debuta como intérprete de "Se me ha escapado un suspiro", tonada campesina recopilada en El Carmen, provincia de Ñuble, tal como figura en los créditos del LP, y tocada con guitarra traspuesta, es decir, afinada en una modalidad distinta a la convencional y propia del folclor.
En el siguiente, Villancicos chilenos (1958), Víctor Jara canta tres composiciones de Violeta Parra: El esquinazo de Navidad "Doña, María le ruego", el verso de canto a lo divino "Décimas por el nacimiento" y el villancico "Entonces me voy volando", a dúo con Alejandro Reyes. Y en el tercero, 150 años de música chilena - El folklore de Chile vol. VI (1960), está la aludida tonada "Las palomitas", que es la primera canción original de Víctor Jara grabada.
"Víctor estaba en la Escuela de Teatro, se entusiasmó recopilando cosas del campo y compuso su primera cosa, una tonada muy campesina, que está grabada en ese disco de Cuncumén", explica Mariela Ferreira, que llegó en el invierno de 1960 al conjunto. La actual directora recuerda que para esa época Víctor Jara ya estaba incorporado como cantante y a cargo de las danzas, en las que aplicaba su oficio teatral.
Al mismo tiempo seguía participando en las grabaciones. En en el quinto disco, Geografía musical de Chile: norte, centro y austral - El folklore de Chile vol. IX (1962), Jara canta una canción del folclor, el verso de canto a lo divino "Adiós, adiós, mundo indino", y hay otras tres canciones de su autoría: La tonada "Acurrucadita te estoy mirando", la "Canción del minero", definida en los créditos como "versos de rebeldía"; y "Palomita verte quiero": La misma canción que luego sería inmortalizada como "Paloma quiero contarte", ya de lleno en su repertorio personal.
Refalosa y cueca: las nuevas versiones
Varias de esas canciones figuran hoy en Con Víctor desde las raíces, que es una colección de once nuevas grabaciones del grupo y una pista adicional con cuatro registros originales de Víctor Jara, tanto recopilaciones que él hizo de la tradición como canciones de su autoría.
Entre las ya citadas figuran nuevas versiones de la canción tonada "Se me ha escapado un suspiro", del despedimento de angelito "Adiós, adiós, mundo indino" y de la tonada "Las palomitas", además de las tonadas "La rosa", "Padezco grave dolor", "La tonada del medio", la tonada canción "Una mañana nublada", la canción "Qué saco rogar al cielo", las refalosas "La chala" y "La monja", y la cueca "Durmiendo te hago cariño".
Y más allá del repertorio, la huella de Víctor Jara también se advierte en el método con que funciona Cuncumén hasta la actualidad, dice Mariela Ferreira. La directora recuerda que el conjunto ensayaba en la Casa de la Luna, en la calle Villavicencio en Santiago, con disciplinas como movimiento, expresión corporal y de rostro. "Víctor miraba la hora y le ponía llave a la puerta. Y podía estar lloviendo, con frío y te quedabas afuera. Cuando después de esa primera media hora, lo mirabas, era como para no entrar. No decía ni hola", recuerda.
"Él era un hombre de teatro y yo le agradezco tanto, porque gracias a eso tengo el Cuncumén todavía: la disciplina y el rigor", agrega Mariela Ferreira. "Es lo que el Cuncumén ha dejado en los diversos grupos. Nosotros hacemos muchas actividades en provincia, y veo cómo se paran y se sientan, cómo aprovechar el escenario, la expresión corporal y de rostro: los bailes aquí, los hombres atrás, las mujeres adelante. Toda ésa es enseñanza de Víctor".
Mariela Ferreira tiene en la memoria cuándo vio por vez final al cantante. "Mi último encuentro con él fue el 4 de septiembre de 1973. Fue una marcha enorme, Allende estaba en La Moneda y en la Plaza Bulnes había un enorme escenario, y estaban Víctor y el Cuncumén. En ese tiempo ya había empezado el Ballet Folclórico Nacional, estaba el ballet Pucará, la gente se volvía loca con los ballet folclóricos, y él me dijo 'Mariela, no se te vaya a ocurrir hacer un ballet folclórico. Sigue la línea del Cuncumén' ".
Cuarenta años después esa línea llega hasta Con Víctor desde las raíces. "Se trata de tomar a Víctor cuando empieza a trabajar en el canto tradicional, a recoger material y a la vez crear. Él nos dejó una huella enorme, de cariño y de enseñanza", resume la directora, sumada a esas palabras tempranas de descubrimiento de Víctor Jara, escritas en la contraportada de un viejo elepé del año '60 y firmadas por otro grande de la música chilena: Rolando Alarcón, el primer director de Cuncumén.
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