La película ya ha recaudado más de 90 millones de dólares en el mundo. Se realizó sólo con US$ 5 millones.
Blumhouse Productions.SANTIAGO.- James Wan podría graduarse en el corto plazo como experto en un género cinematográfico que ha sido muy manoseado, pero que pocas veces logra ejecutarse de manera brillante: el thriller. El cineasta nacido en Malasia y radicado en Australia se hizo conocido hace casi diez años, cuando estrenó la aplaudida “Juego del miedo”, y ahora, una década más tarde, se destaca como el responsable de la película de terror mejor evaluada del último tiempo, El conjuro.
A sólo dos meses de estrenar en Chile la cinta basada en hechos reales sobre los expertos en fenómenos paranormales Larraine y Ed Warren, el director de 36 años vuelve mañana a las salas locales con “La noche del demonio” ("Insidious: Chapter 2"), segunda parte de la historia que inició hace tres años.
La producción protagonizada por Rose Byrne (“Damas en guerra”) y Patrick Wilson (quien también encabeza “El conjuro”), continúa con los acontecimientos que afectaron a la familia Lambert en la primera entrega, cuando espíritus malignos ingresan al hogar de esta pareja después de que uno de sus tres hijos quedara en coma.
Wan rodó el segundo capítulo de “Demonio” con un presupuesto de 5 millones de dólares, y a un mes de su debut en Norteamérica ya ha recaudado US$90 millones. Estas cifras respaldan su talento para realizar películas de bajo presupuesto con resultados de taquilla favorables, tal como lo fue “El juego del miedo” – franquicia que él no quiso continuar porque, según ha dicho en varias oportunidades, “no había nada más que contar”.
Wan sabe que su talento está ligado al terror, género que le permite rodar “películas que ayudan a psicoanalizar mi miedo a la oscuridad y a lo desconocido", según dijo a la prensa estadounidense en septiembre.
No obstante, también tiene claro que su carrera no puede quedarse sólo allí, por lo cual aceptó dirigir la nueva entrega de Rapido y furioso. "Estoy creciendo. Siempre he tenido aspiraciones y me atrae probar cosas nuevas. Ahora, con esta gran película de acción, pretendo mantener la filosofía que he aprendido: los personajes y la historia importan, no todo es espectáculo e imágenes potentes. No me intimida porque tengo un pasado. Pero sí me crea algo de ansiedad lo rápido que la quieren hecha", cuenta.