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"Chascas" Valenzuela cierra su trilogía fantástica ambientada en el sur de Chile

"Los personajes exploran aspectos casi animalescos en su comportamiento", dice el guionista sobre "El árbol de la vida", la novela que acaba de presentar en la Feria del Libro, y que concluye una serie que le abrió las puertas de Latinoamérica.

01 de Noviembre de 2013 | 10:36 | Por Sebastián Cerda, Emol
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Valenzuela cierra su Trilogía del Malamor con ''El árbol de la vida''.

Martirene Alcántara.

SANTIAGO.- En 2011, José Ignacio Valenzuela apareció en la Feria del Libro de Santiago para recordar que, pese a que los guiones de teleseries y el apodo de "Chascas" le hayan dado notoriedad, su origen no estaba en los culebrones: En rigor, los primeros escritos del guionista tenían forma de cuento y novela, vocación que más tarde refrendaría con estudios universitarios de literatura.

Esa cara fue la que entonces mostró de la mano de la novela "Hacia el Fin del Mundo", que abrió la que ya entonces sabía que sería una trilogía. La obra daba cuenta de las aventuras de Patricia y Ángela, desatadas en un lejano pueblo del sur de Chile llamado Almahue, donde un mito de rasgos aterradores daba cuenta de que sus habitantes no podrían amar por culpa de una maldición. Las dos amigas, universitarias santiaguinas, pronto serían parte de una trama tan siniestra como sentimental.

Hoy esa trilogía se cierra con "El árbol de la vida" (Alfaguara), y Valenzuela pasó por Chile para presentarla en Filsa. Según cuenta, esta vez quiso enfatizar en "los aspectos más primitivos del ser humano. Los personajes exploran aspectos casi animalescos en su comportamiento, más parecen otra cosa que seres humanos, lo que para mí es super importante, porque este libro más bien refleja un viaje inverso: No es el ser humano evolucionando hacia lo tecnológico, sino hacia lo más básico, lo más natural".

En su origen, la saga fue catalogada como "literatura juvenil" por parte de la editorial, decisión que Valenzuela sólo acató. "Nunca pensé en los jóvenes para escribir, nunca pensé que iba a ser catalogado como lectura juvenil", cuenta.

Sin embargo, se sorprendió luego cerciorándose de que su trilogía efectivamente comenzaba a tener éxito entre los lectores jóvenes, algo de lo que dio cuenta la propia Filsa, donde decenas de adolescentes esperaron su turno para tener la firma del autor estampada en sus ejemplares recién adquiridos.

"Los jóvenes sí leen", dice ahora. "Se cree que no es así, y eso es porque el problema no son los niños, sino los libros que les dan a leer. Los jóvenes están ávidos de buenos libros, de entretenerse con la lectura", y por eso asegura que escribió la saga "pensando en el libro que me hubiera gustado que me dieran a leer en el colegio".

Según Valenzuela, sus libros efectivamente llegaron a ser lectura escolar en otros países de Latinoamérica, lo que no sólo "ha sido un motivo de orgullo muy grande", sino que además ha permitido que la trilogía sea "una especie de embajador del país".

"Cuando niños de Puerto Rico, de México o próximamente de Perú, preguntan por Puerto Montt, por el curanto o Chiloé, se me cae la baba de felicidad. Es increíble que un libro tan local, se haya convertido en algo tan global".

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