Perry Farrell se alista para Lollapalooza: "Les quiero entregar el valor de cada dólar que paguen"

SANTIAGO.- Ya hay fecha, cartel y más de 40 mil pases vendidos, señales de que una nueva edición chilena de Lollapalooza ya está en plena cuenta regresiva. La cita de los próximos 29 y 30 de marzo será la cuarta por estos lados, y es por eso que Perry Farrell tiene ánimo de celebrar: "Ha sido un proceso maravilloso, como tener un hijo con alguien que no es de tu origen. Lo miras y piensas 'wow, qué hermoso hijo tuvimos juntos'. Eso es lo que pasa con Lollapalooza".

El dueño de la franquicia ya proyecta la versión 2014 del evento, y su mirada es auspiciosa, partiendo por el cartel oficializado esta medianoche, y que encabezan Soundgarden, Nine Inch Nails, Arcade Fire y Red Hot Chili Peppers. "Sin tratar de crear algo específico, cuando miramos el line-up sólo se siente que encaja. Miras los artistas, y resulta que va fluyendo", dice.

Y aunque puede regalar loas para todos los nombres anunciados, hay uno en el que se detiene especialmente: New Order. Según cuenta, tenerlos en las ediciones sudamericanas del festival era un deseo largamente arraigado en él, y surgido a partir de su propia historia con la banda.

"Yo admiro a New Order. Como músico he aprendido de ellos desde que era joven, antes de firmar un contrato, antes de que cualquiera supiera quién soy, que supieran de mi banda, los escuchábamos siempre. Fue lo que nos unió como grupo: Los escuchábamos y mirábamos sus videos, sus fotos, todo. De ellos aprendí a tener clase y una mirada integral, a ser experimental y triunfar en la música. Yo emulé a Joy Division y a New Order con Jane's Addiction, en cierta medida", cuenta.

Pero no todo son nombres para el norteamericano. En su mente ya están también las líneas que conduzcan a que la siguiente edición chilena del festival supere a las anteriores, y allí —asegura— la debutante versión argentina tiene mucho que decir.

Si bien reconoce que la cita bonaerense podría redundar en una disminución en la cantidad de asistentes extranjeros a Santiago, Farrell resalta los beneficios que reportan tres ediciones en un mismo continente. Además de que "los músicos tienen otro lugar al que pueden llegar cuando vienen a Sudamérica, lo que lo hace económicamente más fácil", habría mayores opciones de "traer grupos cuando están en la cima, algo que en el pasado era imposible hacer".

Pero su idea, finalmente, es que todas las ediciones dialoguen entre sí: "Si puedo hacer que todos comiencen a comunicar y colaborar juntos, podemos hacer una fiesta mucho mejor. Quizás no sólo los músicos, sino que también los artistas plásticos, los chefs, los expertos en tecnología. Así somos una fraternidad que quiere llevar música a todas partes, los verdaderos pacificadores, tratando de planificar celebraciones alrededor del mundo, con la cooperación y colaboración de los promotores. Ése es mi sueño".

Porque, a estas alturas, cuando su creación se alista a celebrar 23 años, Farrell resalta que lo suyo no es sólo un concierto tras otro, sino regalar experiencias.

"Cuando pienso en construir cada Lollapalooza, les quiero entregar el valor de cada dólar que paguen. Quiero darles una rica comida, aunque no pagaste por eso, pagaste por ver a New Order o a NIN. Sí, está bien, pero si podemos los deleitaremos cuando estén comiendo, cuando revisen sus fotos, cuando se transporten para llegar... Y cuando el evento termina seguimos pensando en ustedes: Tendremos grandes after parties, quizás podrás ver a tu banda favorita por más tiempo y más cerca. Esto es una experiencia de vida, no sólo un show. Eso es lo que harían otros, y sé cómo hacerlo: 50 grupos y cuatro escenarios, eso es todo. Pero no para mí, para mí son tus vacaciones, y quiero que pases el mejor tiempo posible desde el minuto en que sales de tu casa".