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La quietud y el trueno

En el primero de sus dos conciertos en Chile, el cantante inglés, de 65 años y hoy conocido como Yusuf Islam, protagonizó el jueves 28 de noviembre un intenso encuentro, esperado durante décadas por el público local. Doce mil personas lo ovacionaron en el Movistar Arena.

11 de Diciembre de 2013 | 06:11 |
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Fue una contestación afirmativa de buena parte del público la reacción que consiguió Cat Stevens luego de preguntar cuánta gente hablaba inglés entre la audiencia de su primer concierto en Chile, la noche de este jueves 28 de noviembre en el recinto capitalino Movistar Arena. Pero la respuesta mejor y más directa vino desde la galería.


-I love you -se escuchó fuerte y claro una voz de mujer en todo el lugar.


-Qué puedo decir. Mi esposa está en el público. Yo también te amo -respondió sonriente y en el mismo idioma el cantante inglés a su fan espontánea, y le dedicó un sonoro beso. Así de literal y cómplice fue la comunicación generada entre el artista y la audiencia en este encuentro esperado por décadas, desde los años en que el hombre hoy conocido como Yusuf Islam o Yusuf a secas aún no cambiaba su nombre, cuando grabó a comienzos de los '70 el masivo repertorio de éxitos que recién tres décadas más tarde, a sus 65 años, el público chileno pudo escucharle cantar en directo.


Un recinto copado en su capacidad de doce mil personas fue la evidencia mayor de la espera por esa visita pendiente. Y fue la primera de muchas ovaciones la que lo recibió cuando Yusuf apareció a las 21.35 horas sin el menor aspaviento sobre el escenario, para inaugurar el concierto sólo con voz y guitarra acústica e ir luego ir sumando los timbres de un segundo y un tercer guitarrista, el tecladista, el bajista y el baterista que lo acompañan en escena.


El inicio fue una probada breve de ese repertorio atesorado, con "Moonshadow" (1971), "Where do the children play" (1970) y "Sitting" (1972), tres canciones que fueron además un adelanto del contingente de éxitos que iba a desplegar en el último tramo del show. "Me llamaron Cat, pero mi primera canción fue 'I love my dog'", fue una de sus frases, porque también se dio tiempo para remontarse a sus primeras composiciones con un medley entre la propia "I love my dog", "Here comes my baby" y "The first cut is the deepest", todas de los años '60 y previas al sonido acústico y folk que lo iba a consagrar más tarde.


"My spanish is no good. Esta es una nuovo canción", dijo en otro momento para capturar nuevas simpatías. Y en efecto en su show el cantante balancea la selección de éxitos con canciones tan recientes como "Midday" (de su disco de regreso, An other cup, de 2006), o "Thinking 'bout you" y "Roadsinger" (del más reciente a la fecha, Roadsinger, de 2009), y de paso confirma que esas melodías actuales comparten la misma naturaleza de sus éxitos conocidos, como una invitación a reanudar el viaje junto a sus nuevos discos


Más complicidad chilena y sudamericana estableció cuando presentó a "Miles from nowhere" (1970) como una canción con un significado especial en Chile, a propósito de una letra cuyo estribillo incluye los versos "Supongo que me tomará tiempo llegar hasta allá". O cuando puso a sonar con su banda cierto intento de bossa nova en español llamado "El juego bonito", cuya inspiración sin duda está en el estilo del fútbol brasileño, como él mismo reconoció después de tocarlo, seguido de la evocación griega de "Rubylove" (1971).


El mejor instrumento para esa comunicación es la voz vívida con que Yusuf se escucha tal como cuando se llamaba Cat Stevens. Tal vez favorecido por el hecho de que ni en sus primeros años tuvo una voz propiamente "juvenil", el cantante entrega estas canciones hoy con una calidez del todo próxima a las versiones originales. Es así como estrechó ese contacto con la arena completa, desde las últimas filas y los padres y madres acompañados por sus hijos hasta los muchos señores encorbatados de la platea que tal vez pudieron recordar algún remoto pasado hippie mientras Yusuf cantaba "All you need is love", el himno pacifista de los Beatles que incluye en el repertorio de esta gira.


Ovaciones como la primera de la noche se iban a repertir con frecuencia durante todo el concierto. Así ocurrió en los segundos que dura esa miniatura conmovedora que es "The wind" (1971), o cuando el cantante se sentó al piano a tocar "Sad Lisa" (1970), o cuando luego volvió a la guitarra para recrear "Oh very young" (1974), uno de los hits más tardíos de su colección, y en definitiva en la sección final del concierto, con la seguidilla entre "Father and son" (1970) y una multitud de smartphones prendidos concentrada en la platea, "Peace train" (1971), "Morning has broken" (1971), una versión zulú de "Wild world" (1970) y hasta un último bis casi fuera de programa. Los más exigentes habrán echado de menos un solo hit en la noche, "Lady D'Arbanville" (1970), pero la aclamación absoluta al cierre del show corroboró que el debut de Cat Stevens en Santiago ya quedó en la historia. Pocas veces en el registro de los conciertos internacionales en Chile una música tan quieta y serena generó una respuesta tan atronadora.

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