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Beyoncé

Sin avisarle a nadie, la cantante lanzó su quinto disco y logró que nadie hablara de otra que no fuera ella. Méritos para eso también hay en el registro: Revistiendo a la diva con cuotas de calle y carácter, la esposa de Jay-Z cuaja una placa identitaria y contagiosa. Y esta vez con nombre propio.

21 de Diciembre de 2013 | 10:09 |
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Ya era casi regla anunciar sucesivamente que "viene", luego la fecha de salida, lanzar el single, destapar la estética oficial de la "campaña", estrenar el video, y un tedioso etc. Toda una previa a los discos en pos de maximizar la ansiedad y las instancias de descarga, pero que a ratos termina por volverse francamente una lata. Beyoncé Knowles decidió que ya no estaba más para esas agendas regulares de lanzamiento: Así, la cantante optó por colgar su disco en iTunes sin anticipárselo a nadie, y agregó nada menos que un videoclip por cada uno de los cortes. ¿Simple ánimo de revolver los convencionalismos, o de evitar el tedio? Para nada. En una estrella de la industria, por cierto que además hay estrategia, y esta vez también mensaje: Con la jugada, la norteamericana deja en claro que no es cualquiera en este circo, que hay licencias que se puede permitir, porque ella, bueno, es Beyoncé.

Con esa marca sale al mundo este quinto disco de la mujer de "Crazy in love", titulado sencillamente con su nombre. No puede ser casual: Si hace cinco años decía que ella era Sasha Fierce, hoy deja en claro que es Beyoncé a la que tenemos al frente, con todo lo que eso implica. En tiempos en que Katy Perry, Miley Cyrus, Lady Gaga y Britney Spears se embarcan en lanzamientos tan sucesivos que parecen darse de codazos, la esposa de Jay-Z asoma imponente, para traspasar la zona de litigio y sugerir que su lugar de disputa probablemente es el de la corona mayor.

Lecciones de la soberana al menos ha aprendido. Temas como "Haunted" releen a la Madonna de "Erotica", aunque con tonos tribales y morenos, y cierto groove hip hop en circulación, que lo timbran con sello propio. Ese segundo corte es uno de los tantos que va con la leyenda "explicit" estampada al final del título, pero a no engañarse: Por muy soez que pretenda ser en algunas letras, Beyoncé termina de demostrar en este disco que el sitial que se encamina a construir es el de una diva para paladares gringos.

Los tonos esperanzadores de "Pretty hurts" dan cuenta de eso, mientras que "Blow" tiene tanto de Mariah Carey como de "Wanna Be Startin' Somethin' ", aunque con diversos aderezos modernistas; "No angel" es casi minimalista, mientras que "Partition" mezcla el hip hop con aires arábigos y caribeños (a la usanza de Ini Kamoze o Shaggy), para derivar en un tema de carácter y calle. Porque esto de la diva es también a su manera: Beyoncé puede tener espacio para canciones tan femeninas como "Jealous", pero eso no significará perder el ritmo, la actitud, ni entregarse a convencionalismos o acartonamientos.

Sí se acuerda de la importancia que en el rol tiene la garganta, que una vez más maneja con destreza e identidad, factor que parece hacer la gran diferencia entre éste y otros trabajos de sus símiles: Pese a que aquí también figuren 15 colaboradores (entre ellos Timbaland, Justin Timberlake y Pharrell Williams), hay ciertas cosas que aún parecen emerger desde las venas de quien da título al trabajo, y que no siempre pueden impregnarse en la obra final cuando un ejército de arquitectos las busca por encargo de una inmobiliaria. Pero tampoco hay que ser ingenuos: No es que Beyoncé no sea una de estas últimas en el mundo de la música actual, pero al menos sí tiene claro que su misión va más allá de sólo vender o mantenerse en el ruedo. Lo de ella también pasa por la factura, el legado y el agigantamiento de su estatura. Su pelea, es de perros grandes.

Sebastián Cerda
EL COMENTARISTA OPINA
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