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Ícono del cine francés Gerard Depardieu celebrará sus 65 años rodeado de polémicas

Este viernes está de cumpleaños el llamado "monstruo sagrado", quien durante el último tiempo ha concentrado la atención de los medios por sus conflictos con el fisco y sus detenciones por manejar en estado de ebriedad.

25 de Diciembre de 2013 | 10:23 | DPA
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Gérard Depardieu cumplirá 65 años el viernes.

AFP
PARÍS.- Gérard Depardieu es, sin lugar a dudas, uno de los íconos del cine francés de las últimas décadas, aunque durante los últimos años el "monstruo sagrado", como son llamadas las estrellas en Francia, ocupe los titulares mucho más por evasión fiscal o ebriedad que por su capacidad actoral.

Nacido un 27 de diciembre de 1948, Depardieu, que este viernes cumple 65 años, es miembro emblemático de la historia del cine.

Francia dio pocos "mounstros" más allá de Jean Gabin y Jean-Paul Belmondo. Sin embargo, ninguno adquirió ese estatus con tanta velocidad como Depardieu. Su cautivante furia como "conde de Montecristo" o sus entregados susurros de amor como "Cyrano de Bergerac" no tuvieron parangón. Depardieu actúa con una energía primaria y una emocionalidad explosiva. No obstante, en los últimos tiempos encarnó papeles que gustaron menos al público.

Su traslado a Bélgica para pagar menos impuestos, solicitó la ciudadanía rusa y, como si fuera poco, su exagerado consumo de alcohol le colocaron algo de sombra a su carrera.

En sus más de 200 películas ha interpretado a trepadores, rufianes, rebeldes, vagabundos y hedonistas, personificando todo el espectro del hombre europeo. Sin embargo, su presencia trasciende la pantalla, encarne papeles de mendigos o de nobles, como Danton, Balzac, como activista de la Résistance o como Obelix. Depardieu no interpreta sus papeles, los vive.

Para Gerard Depardieu los grandes actores son aquellos que vivieron, y él forma parte de ellos: es insaciable, no tiene medida. Amante de la bebida y del placer culinario, compró en los últimos años varios viñedos y abrió restaurantes. Se lo suele describir como un bon vivant. El mismo se describió en su autobiografía, "Amo la vida y la vida me ama", como un "bulímico de la felicidad", una persona en busca de una felicidad que no tuvo desde la cuna.

Con su nariz bulbosa y sus kilos de más, es el opuesto del prototipo de belleza francesa. Sin embargo, eso no perjudicó su atractivo. Estuvo casado con la actriz lisabeth Guignot, tuvo una relación de años con la actriz de James Bond, Carole Bouquet, y tuvo cuatro hijos con tres mujeres distintas.

"Todas las mujeres me parecen bellas, realmente bellas, por el sólo hecho de que son tan distintas a nosotros", dijo alguna vez en una entrevista.
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