La obra fue financiada en parte con aportes populares a través del sistema de crowdfunding.
Antonio BecerroSANTIAGO.- Los transeúntes que a partir del martes 7 caminen por el sector de Parque Forestal se encontrarán con un inusual paisaje a su paso: Más de un centenar de perros voladores cubrirán buena parte del frontis del Museo de Bellas Artes, y permanecerán allí por dos meses, hasta marzo próximo.
No se trata de una manifestación animalista, sino de la nueva instalación del artista visual chileno Antonio Becerro, quien creó 101 esculturas caninas, que colgarán mediante arneses en distintos sectores del principal museo capitalino.
Porque la intervención "Encontraron cielo" no se limitará sólo al frontis, sino que llegará a distintos sectores del recinto, hasta donde ingresarán las figuras de perros en tamaño real hechos en fibra de vidrio y resina plástica. En la entrada, desde un container emergerá una bandada de "perros cuervos", que entrarán por el techo hacia el Bellas Artes, pasando por el hall central hasta finalizar en una de las salas del museo.
La muestra llega así a su estación principal, tras haber recorrido diversos puntos del país, como la plaza del Roto Chileno en el barrio Yungay, el Museo de Arte Moderno de Chiloé y la Escuela de Artes y Oficios de la Universidad de Santiago. De este modo, se corona un proceso de dos años, que Becerro tardó en construir, montar, y financiar la muestra.
Para esta última etapa incluso contó con el apoyo de personas anónimas, que entregaron aportes monetarios a través del sistema de crowdfunding, hasta utilizado principalmente por músicos.
Según explica el artista, la extrapolación de la imagen del animal es el factor que atraviesa su obra. De este modo, en "Encontraron Cielo" quiso enfatizar en "el diseño que (el perro) tiene en la naturaleza, el poder de adaptación que tiene en las urbes, su ternuna y la metáfora, que finalmente es el hombre".
Pero además de su valor estético, Becerro destacó a esta exposición como un buen panorama veraniego, puesto que "está pensada para la familia, para el transeúnte que camina por el Parque Forestal, el barrio Lastarria, el río Mapocho. Además la gente se reconoce en la ternura de los perros, y el hecho de que la obra esté en altura es algo que atrae".
Antonio Becerro se hizo conocido en los años 90 a través de diversas obras de taxidermia con cadáveres de perros que encontraba en la vía pública, las que en su minuto generaron una gran polémica, sobre todo entre grupos animalistas. A partir de allí, y como director del Centro Experimental Perrera Arte, desarrolló su carrera lejos del oficialismo, por lo que arribar al MNBA representa un paso distinto en su trayectoria.
Sin embargo, eso no es lo más importante en el discurso actual del artista: Becerro enfatiza en que el proceso final de cada muestra termina con el juicio del público, por lo que la percepción que tenga la gente sobre esta obra es lo que sacará en limpio al final del proceso.