Para muchos podrá ser lo menos recomendable mezclar amor y trabajo. Pero es un lugar común que no vale para el cantante chileno Oddó, quien en rigor dice que eso es exactamente lo que pasa con su más reciente disco, Démonos el tiempo.
-Se une un poco con el amor y con el trabajo -comenta en un instante sobre el significado de ese título, válido tanto para las posibles situaciones personales tras sus nuevas canciones como para el modo en que fue hecho el disco: un modo de darse el tiempo hasta que estuviera terminado.
Tomó unos diez meses el proceso, desde que partieron las grabaciones en enero de 2013. O más desde que empezó a tocar en vivo esta música con su actual banda, a mediados de 2012. Y más todavía desde el comienzo de la composición de las canciones, a fines de 2011, cuando definió el equipo que produjo el disco, a trío entre el propio Oddó, el músico Nicolás Arancibia, más conocido como Lego Moustache y como parte de Astro entre otros grupos, y el ingeniero de grabación Nacho Soto Kallens: lo que Oddó llama la "reformulación" de su sonido.
De nombre completo Ismael Oddó Arrarás, éste es el hombre que partió tocando bajo antes de salir del colegio en el grupo de rock Alamedas entre 2005 y 2008, que en 2008 se unió como bajista a la banda de la cantante pop Francisca Valenzuela, y que hace tres años y fracción debutó como solista con su disco Déjame dormir (2010), difundido por el pop rock guitarrero de las canciones "Déjame dormir", "Recuerdos" y "Huellas saturadas". Hay cosas de ésas que subsisten: Oddó sigue tocando con Francisca Valenzuela. Pero otras son casi de una vida anterior, como Déjame dormir.
-Yo venía un poco… no sé si agotado, pero sí aburrido de presentar el Déjame dormir, y no me sentía tan cómodo tocándolo. No quería tocar más guitarra acústica, por distintos factores. Y el disco se dejó un poco atrás. Al mismo tiempo veníamos mostrando un poco el Démonos el tiempo hace un rato. Pasó un año en que lo tocamos y lo produjimos, y se ha digerido harto el disco, hemos aprendido harto de él tocándolo. Déjame dormir es lo contrario: la canción se resuelve en el estudio y después se toca. Ahora pasa sobre todo la otra situación.
Es decir que primero la canción es tocada en vivo y luego grabada. Y en ese proceso sólo una melodía de su primer disco pasó la prueba de la actualidad, dice Oddó: "Déjame dormir", la canción. En el pasado quedaron otras como "Recuerdos" y "Huellas saturadas", dos de las mejores del disco, pero contrastantes con la propuesta renovada del grupo. Si Démonos el tiempo suena hoy más pop y electrónico de sintetizadores, Déjame dormir era más guitarrero de banda de rock. Un sonido que Oddó resume mejor en dos palabras: "el tarro".
-En el período de armar el Démonos el tiempo en vivo traté de versionar varios de los temas anteriores, porque me daba lata generar una situación de fiesta o más bailable y llegar de vuelta al tarro -dice-. Nos frikeaba a todos en verdad. Y la única que logró zafar de buena forma en versión fue "Déjame dormir". Esa, "Despiértame", "Recuerdos" y "Huellas saturadas" son para mí los leads del disco pasado. Pero se intentó hacer "Huellas saturadas" dos veces y no pasó la prueba. "Recuerdos" no hay cómo tocarla si no es como es, es muy personal de guitarra y voz. Le pones teclados y se va para otro lado.
Una vez que el disco estuvo terminado incluso hubo tiempo para un replanteamiento y una regrabación sobre la marcha, recuerda el cantante. "Mi lead personal fue 'Esto no se acaba hasta que estemos los tres conformes'".
-¿Por eso se llama "Démonos el tiempo"? ¿O por otras razones también?
-Esa es la razón de vida de este período. Se une un poco con el amor y con el trabajo.
Un disco de amor tan sensual: las colaboraciones
Las voces de dos invitadas se destacan en los créditos del disco. Una es la de la DJ y productora Cecilia Amenábar, que comparte a dúo con Oddó la canción "Démonos el tiempo".
-Ésa fue la primera y armó este coraje para tener feats -explica el cantante acerca de estas colaboraciones o feats, por featurings-. El feat vocal es todo: te puede armar una canción, cambiarla, irrumpe en la identidad. Nadie pensó en un principio que hubiera feats vocales. En esa canción faltaba una voz que se escuchara para cerrar esta relación, que es una conversación pero también puede ser la visión de ambos géneros. Y cuando decidimos probar viene la gran pregunta: "¿quién?". Y alguien, creo que mi hermana (la fotógrafa Rosario Oddó), mencionó a Cecilia Amenábar.
Es una de las pocas colaboraciones de Cecilia Amenábar, tras su aparición en el disco Amor amarillo (1993), de Gustavo Cerati, con quien ella estaba casada entonces. "Es el manso honor. Una situación bastante especial. Se grabó de una, lo armamos en una tarde, fue muy natural", dice el cantante. Apenas dos grados de separación había entre ellos, porque Amenábar había producido en Argentina una visita de Astro, banda en la que toca Lego, el baterista de Oddó.
-Se le escribió: "Ceci, pasa esto", y lo más bonito de los dos feats es que dijeron "Ya, mándame el tema y te digo qué tal". Y les gustaron. Un punto importante es que nos preguntábamos si era necesaria una cantante. Yo no soy cantante. En general los cantantes que me gustan son los que expresan, más que basarse en la técnica. Entonces Ceci aparece cumpliendo un rol más de mujer que de cantante, cierra esa situación que era lo que nos interesaba: alguien que tuviera un peso y un carácter para complementar esta relación".
Luego fue el turno de Li Saumet, la rapera y cantante de los colombianos Bomba Estéreo, quien detona unas rimas explosivas en medio de otra canción del disco, "Podría matarte".
-Entonces se arma una confianza más grande, de decir "Tenemos el Internet que nos salva y nos mata, pero es cosa de un mail para tener una respuesta". Aparece la segunda canción, que esta sí la tenía coja: necesitaba un rapeo sí o sí. Estaba clarísimo. No estaba tan pensado que fuera un rapeo femenino, pero era entretenido que en un disco tan de amor, sensual, fuese otra mujer. Y Li Saumet por qué no. Teníamos el contacto del manager, el círculo es chico, se le escribió y se le dijo lo mismo. En este caso fue distinto, porque ella fue la que propuso. Le dijimos "Li, desde el minuto 2.30 tienes libertad absoluta para ser tú, el tema está abierto a lo que quieras".
Ambos se habían conocido en una de las versiones del festival Primavera Fauna en la que tocó Bomba Estéreo. "La Li es un personaje muy musical. Imagínate, Bomba Estéreo estaba full giras y se concretó".
-¿Qué te pareció su intervención? ¿Explosiva?
-Súper. Es todo y más que lo que quería. La primera palabra que dice es "Mírame". Parte con "Mírame, estoy aquí".
Seis meses demoró terminar esa canción, la última del disco en quedar lista. "Se atrasó un poco más", recuerda Oddó, "y al final se había atrasado tanto que fue 'Démonos el tiempo de verdad" y resolvamos".
Llegó el momento de volver al bajo
Tres singles sucesivos estrenó Oddó como anticipos del nuevo disco: "Un poco más" a fines de 2012, luego "Démonos el tiempo" y, en septiembre de 2013, "Podría matarte", días antes del lanzamiento.
-"Un poco más" es un buen traspaso entre un disco y otro -comenta-. Tiene rock y tiene algo bailable, une las dos cosas. Hay otras canciones como "Al final" o "Contacto" que igual tienen rock, pero ésta funciona más como single, tiene más movimiento.
En paralelo a esos estrenos el grupo tocaba en vivo su nuevo repertorio en bares como Onaciu y Loreto, desde junio o julio de 2012, a partir de un estreno en Onaciu: fue el debut del actual trío, compuesto por Oddó (voz y bajo), Fernando Chiqui Herrera (guitarra) y Lego Moustache (batería), además de Zeta Moustache (teclados), quien permaneció por un par de fechas. Y los tres operan además sintetizadores y secuencias en vivo, de modo que a ratos parece que hubiera más gente en escena.
-Es que el bajista generalmente no canta. Entonces los separas. Eso es lo entretenido -dice Oddó, que nunca antes había hecho el ejercicio de cantar y tocar bajo al mismo tiempo-. Ahora el oficio es más complejo. Ya no es sólo el rock and roll.
-¿Es más demandante tocar bajo, teclado y cantar?
-Sí, aunque más que teclados son pads, ruidos. Pero el perfil del músico está súper diluido, se amplía mucho. Chiqui también tiene un set de guitarra, percusiones y pads. Lego también tira efectos. Todo vale. Es entretenido tener un escenario montado para correr de un lado a otro.
-De hecho en los créditos del disco no está detallado qué instrumentos toca cada uno. ¿Es deliberado?
-Sí. No me gusta especificar eso, porque no es real. Para mí es más respetable meterlos dentro de un contexto que individualizarlos en un hecho. Los tres hicimos todos, está definido así.
-¿Y el bajo está concebido como protagónico en las canciones?
-En este disco el punto de partida de muchas canciones fue el bajo. Por no decir en todas. "Ahí van", "Podría matarte"... Llegó el momento de volver a tocar el bajo. El Déjame dormir se dio natural que se armara con bajo y guitarra, que fuera un disco acústico y "sentémonos a tocar todos juntos". En este disco entre el bajo y la guitarra la regla era no hacer un acorde completo, (sino) dos o tres cuerdas, puntedas. Ése fue el entramado. Después entraron la batería y los teclados al final. Y el bajo es mejor instrumento. Muerte a la guitarra -sonríe-. Pero fue un trabajo. Tocar "Ahí vas" y cantarlo exigió su práctica.
Hasta el azar hizo lo suyo para la nueva dirección sonora de Oddó. Antes el músico tenía un bajo Fender modelo Jazz Bass, con cuerdas entorchadas, que le robaron.
-Era más rockero -recuerda.
Ahora toca con un Fender modelo Jaguar de cuerdas lisas.
-Mucho más limpio -contrasta.
-¿Al final te tomas más libertades en este disco?
-Fue la libertad de darse el tiempo.
Una especie de reggaetón Shakira: lo que viene
Desde hace meses Oddó está tocando canciones todavía más recientes que las del disco: canciones aún inéditas. Una se llama "My baby".
-Una especie de reggaetón Shakira -define-. Uno de mis favoritos.
Otra es "Amor de piel".
-Un poco más housero (de música house). Ahí no toco bajo y tampoco hay guitarra. Como que se está pasando para otro lado.
Y una tercera se titula "Boys and girls", un nombre que recuerda a Blur.
-Como "Girls & boys", pero no.
-¿Es tal como te pasó cuando el disco anterior estaba recién salido, que ya estabas haciendo otra cosa?
-Es lo que siempre se habla, casi en todos los trabajos creativos: que tus tiempos con los tiempos del mundo están corridísimos. Ahora ya estoy armando un disco nuevo, con varias canciones de las que estamos tocando desde mediados de 2013. Y entre más pronto pueda grabarlo es mejor. Mi trabajo es componer y uno no debería parar de hacer canciones. Estoy siendo muy sincero. Mi vida ya no es esto, aunque sí lo es. Es un desfase, pero ya lo tengo digerido.
-¿Es bueno que el verdadero barómetro sea tocar en vivo?
-Y se está generando una instancia muy distinta. Mucha gente que piensa que Oddó en vivo es más entretenido que el disco, y para mí eso es muy gratificante.
-¿Y cómo es tocar en vivo un disco producido como éste? ¿Es distinto a tocar un disco más rocanrolero? ¿Es más exigente que suene parecido, o tampoco es la idea?
-Es otro el método para enfrentarlo, pero no ha sido más difícil.
-Pero la puesta en escena que hiciste en el lanzamiento, por ejemplo, ¿se puede hacer siempre?
-Si tuviera la oportunidad en esos escenarios y en condiciones decentes, donde no tuviese que invertir, sí. Pero no siempre hay pantallas ni recursos para contratar iluminador.
-Entonces sí es más difícil concretar en vivo una música más estilizada como ésta.
-Es que el pop tiene más espectáculo. Necesita más producción. Es más difícil en ese sentido, porque en mi caso todavía sufro por poder pagar a mis músicos en los conciertos y no irme con millones de pesos en contra. Que pasa. Aparte de que los márgenes son muy altos. Uno tiene como referencia los espectáculos de afuera, y son empresas. El cantante se preocupa de cantar y jamás pensó en el escenario. Hay productores que les componen, que hacen los singles. O sea, yo estoy feliz haciendo las canciones y de tener mi equipo de tres personas, pero sí es más lento y agotador.
-¿En ese sentido cómo es la experiencia de tocar con Francisca Valenzuela, por ejemplo?
-Hay producción. Fuimos a la Caja de Compensación de Los Andes y había una pantalla completa atrás. Imagínate a la Lili (Saumet) proyectada en esa pantalla completa atrás, LED. Yo soñaba con eso para el lanzamiento. Mi sueño es llegar a esos festivales por eso, en realidad: para generar algo real. Porque pasan muchas cosas por la cabeza pero no siempre lo puedes hacer.
-¿Y la opción de telonear a Francisca Valenzuela es real?
-Sería bueno, pero a estas alturas mi equipo no está a la par en la producción. Entonces soy más molestia que complemento. Para la Fran que yo le abra los shows es más complejo, porque es más tiempo, tienes al equipo trabajando y no tengo la misma respuesta que ella en el público, entonces a nivel de presupuesto no conviene. Y aparte, cuando lo he hecho, tampoco he podido ocupar los mismos equipos que la Fran, "porque yo le estoy abriendo". Entonces tiene que llegar el día en que esto dé frutos por sí solo.
-¿Con el público también se da ese desfase del que hablabas? ¿Tú estás en el disco que viene y ellos en el disco que pasó?
-No, porque se empezó a armar a tiempo otra instancia con Démonos el tiempo, porque antes de grabarlo ya estábamos tocándolo. Y era entretenido también, porque muchas veces me preguntaban dónde conseguir los temas nuevos, (y la respuesta era) "Anda a escucharlos en vivo. No hay más". "Ya, pero quiero bajarlos". "No están. Ni siquiera yo los tengo, ni siquiera los he cantado en el estudio". O sea, "¿Quieres ser parte de la elección del próximo disco? Anda a escucharlo en vivo y grita después del tema". De hecho las chiquillas del fan club, que son más cercanas a mí, me dijeron, por twit, qué sé yo, "qué buena, quiero que salga Démonos el tiempo porque quiero escuchar 'My baby'". Y "My baby" está para el próximo disco.
-¿De todos modos eso no significa falta de cariño por el primer disco?
-Son momentos distintos, lo escucho y vuelvo a eso. Es lo que me gusta y que pretendo hacer siempre: generar etapas. Me da orgullo, me siento súper bien haciendo lo que estoy sintiendo y no pensando en lo que el público pueda esperar. Es mi música, si le gusta al público y si gano gente, bacán; si no, no sé, las veré ahí, pero no voy a hacer esto porque debo hacerlo. Todo lo contrario. Por eso soy tan fan de Damon Albarn (el cantante de Blur). Ése es uno que ha seguido la música sobre todo.
-¿Y por eso tu canción se llama "Boys and girls"?
-No, no tiene nada que ver. Definitivamente nada que ver, pero sí tiene un poco de sacar ese prejuicio que uno tiene al momento de crear, de que no puedo ponerle "Boys and girls" si Blur tiene "Girls & boys".
-¿Fuiste a ver a Blur cuando vinieron?
-Sí, muy bonito. Es un hito importante para mí. Sí, porque Damon es uno de mis grandes referentes.
Las fans reales son otras
En este punto adquiere importancia otra de las actualidades de Oddó: la existencia del fans club que acaba de mencionar.
-Me dan una visión objetiva sin problemas -dice acerca de sus seguidoras-. O sea, Oddó se vuelve más pop también cuando se empieza a explotar más el personaje, a aparecer harto con la Fran (Valenzuela), a girar y a tener un resultado para niñas de quince años. Hay muchas fans chicas, que ni siquiera pudieron ir al lanzamiento. Y este disco está más perfilado como para sobre los dieciocho. Ahí hay un error de concepto, no sé si un problema, pero he ganado hartas seguidoras más chicas por este otro ámbito pop.
-¿Tal vez hay un pequeño desfase de edad entre las fans de Francisca Valenzuela y las tuyas?
-Siempre hay reclamos. Los supuestos fans que busca este disco son unos, pero las fans reales son otras.
-¿Es el contraste entre los planes y la vida real?
-Claro: como lo que decía (el guitarrista de Blur) Graham Coxon en el documental de Blur, ¿lo viste?
-No, ¿qué decía?
-En un momento explota Blur, con no sé qué tema, y él estaba fastidiado porque quería hueviar y no podía, porque estaba lleno de niñas. Y decía "éste no es mi público, yo no quiero este público, quiero a gente como de mi edad, quiero sentir esa energía".
-Bueno, por eso es que tu referente es Damon Albarn y no Graham Coxon, ¿no? ¿Coxon siempre fue el más "alternativo" del grupo, el que escuchaba a bandas como Pavement y cosas así?
-No, y porque creo que (Damon Albarn) es muy musical, aunque no sé si más musical que Graham. Pero Damon nace de sus hechos, ha estado metido en millones de cosas y sus mensajes son tan simples como "la música es lo primero y ya se va a dar lo otro". Y eso es lo que siento yo.
-¿Entonces citaste a Graham Coxon para discrepar? ¿No piensas eso de tus fans, está bien que haya niñas a las que les guste tu disco?
-Sipo, bienvenido todo el que quiera entrar.
-¿Sería un lindo gesto tocar temprano y en lugares donde no vendan alcohol para que ellas pudieran ir?
-Sí, pero está difícil en este círculo.
-¿Con un club de fans uno se puede reunir además, juntarse a tomar el té?
-Claro, se hacen parte del proyecto y ayudan a que uno crezca. Te hacen ver cosas, siempre te apoyan. Es súper cliché, pero igual el artista pop, sea musical o no, es por sus fans también. Se complementa en eso, necesita esa energía de vuelta.
-En tu caso es una relación doble, entre tener fans y ser fan. De hecho llamas "Damon" a Albarn, que es como los fans llaman a sus ídolos.
-Ya me dio vergüenza -se ríe-. Y pasa también en la vida real. No necesariamente con gente famosa. Es admiración por cierta gente.
-Además es bueno porque que haya fans significa que es música de verdad popular: pop real, no sólo por el sonido sino por su llegada. ¿En ese sentido es más difícil hacer pop que rock en Chile?
-A estas alturas no sé. A estas alturas no sé qué es el rock.