VIÑA DEL MAR.- Conductas regulares del mercado: Si un artista español goza de gran éxito en su país, lo más probable es que tarde muy poco en lograr alta rotación en las radios de Latinoamérica. Como prueba, baste recordar a los hispanos que metieron singles en Chile desde Mecano en adelante, lista que incluye a La Oreja de Van Gogh, Jarabe de Palo, Amistades Peligrosas, Presuntos Implicados, Ella Baila Sola y hasta a Las Ketchup, por nombrar sólo algunos.
Mediados de la década pasada: Con dos discos editados y más de un millón de copias vendidas, el asturiano Melendi es un auténtico fenómeno en su país, gracias a una mezcla de pop, rumba y desparpajo rockero. Todo apunta a un desembarco inminente al otro lado del Atlántico. Pero no. Del cantautor recién comenzaremos a saber algo más en 2013, cuando realice sus primeras presentaciones en Santiago.
¿Qué pasó? Melendi se sincera: "Fue una cuestión de inmadurez, total y absoluta. Empecé muy joven en la música, muy inmaduro, y digamos que la fama me pasó por encima. Tuve varios problemas que me tuvieron un poco apartado, hasta que reconduje un poco mi vida".
-¿Hablas de adicciones?
-Sí, adicciones. No me avergüenza decirlo. Y cuando uno no está bien personalmente, en lo último que piensas es en tu carrera. Hace como siete años y medio que no tengo ese problema, y empiezo a recuperar el tiempo perdido. Fue un problema de madurez. En España siempre tuve mi público, siempre estuvo ahí, pero de cabeza nunca estuve preparado para enfrentarme a retos grandes, como Latinoamérica. Ahora llevo tres años dedicándome a eso.
-Quizás pensaste que un mercado tan grande como España era suficiente...
-No. Digamos que cuando estás mal, nadie te ve preparado para enfrentar grandes retos. Era complicado atender compromisos. No estás preparado. Gracias a Dios conseguí vencer todo eso, y gracias al apoyo de mi familia y de mucha gente que estuvo al lado mío, de la gente que me escucha, salí adelante. Y es algo que hoy disfruto.
Ramón Melendi (su nombre completo) se encuentra ahora en el jurado del Festival de Viña del Mar, listo para vivir esta noche su mayor presentación en territorio chileno a la fecha. Él sabe que el certamen tiene sus características singulares, entre ellas que muchos esperen cierto nivel de "mérito" en los artistas que vienen, pero se lo toma con calma.
"Es lógico. Vi una entrevista a un periodista que decía 'pero quién es este hombre, qué ha hecho para estar en Viña del Mar'. Yo tengo una canción que define un poco todo esto, el sentimiento que puede tener a lo mejor el chileno que no me conoce. Se llama 'Curiosa la cara de tu padre', que da título a un disco mío, y lo que narra es cómo un papá, que ha cuidado a su hija toda la vida y le ha dado todos los caprichos del mundo, se encuentra con que de repente ella, con 16 ó 17 años, llega de la mano a casa con un tío lleno de tatuajes. ¡Imagínate la cara que pone! 'Qué he hecho yo para merecer esto'. Es un poco lo que pueden sentir algunos chilenos, porque el Festival de Viña es muy de Chile, muy representativo, muy grande, conlleva mucha responsabilidad", dice.
Y de inmediato complementa: "Trataremos de responder a la confianza que el chileno deposita en nosotros, e intentar en poquito tiempo, en media hora, resumir nuestros 15 años de carrera y nuestra propuesta. El año pasado tuvimos una visita y nos fue muy bien, teníamos una fecha y al final hicimos dos. Creo que el chileno está aceptando bien nuestra propuesta, entiende lo que hablamos y creo que va a funcionar bien".
-Viña también ha servido para que artistas que aquí nos parecen nuevos, se instalen definitivamente en nuestro medio. Tal vez te pueda pasar a ti.
-Hombre, estaría encantado. Viña no es sólo en Chile, es un festival enorme en toda Latinoamérica, con una capacidad de difusión muy importante. Yo creo que todo artista latino quiere estar en Viña alguna vez en su vida, y el que te diga que no, creo que te está mintiendo. A nosotros nos ha llegado ahora y trataremos de disfrutar la experiencia.
-Te vas a enfrentar a gente que te conoce mucho, a otra que te conoce poco, y además tienes media hora para cantar canciones de siete discos. ¿Cómo se resuelve todo eso?
-(Risas) Hombre, no me metas miedo, por favor. Es verdad, el repertorio está complicado, pero haremos un resumen con un poquito de todo, porque creo que en mis discos hay de todo. Soy un cantautor, y el cantautor retrata un poco el estado de ánimo que tiene cada día, así es que hay espacio para el rock cuando se levanta protestón, para la balada cuando se levanta romántico, y para la denuncia social y el humor, incluso. En mis discos hay de ese amplio abanico, y trataremos de mostrar un poquito de todo.
-¿Ocuparás esa misma lógica para el show del domingo en el Teatro Caupolicán?
-Sí, ahí tenemos más tiempo, así es que vamos a hacer el show completo, con toda la banda. Serán dos horas y media, lo que nos da tiempo para enseñar un poco mejor lo que somos. Pero da igual, en Viña tenemos media hora, y en media hora también trataremos de demostrar todo lo que podamos. Es difícil, pero lo haremos.