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Fredi Michel

Guitarras cumbieras, ritmos reggaetoneros y máquinas tocadas en modo manual: en el primer disco de sus doce años de música este grupo chileno arma una fiesta personal y en un idioma propio.

04 de Marzo de 2014 | 09:22 |
En 1991 el dentista nigeriano titulado en Suecia y conocido como Dr. Alban se sumó al auge mundial del eurodance representado por Technotronic, 2 Unlimited o Black Box entre otros, y grabó en Estocolmo el hit "No coke", en el que se escuchaba su acento dance hall en los versos We no want no coke, no heroin, no hasch hasch, no amfetamin. Dos años más tarde incluso estaba tocándolo aquí en el Festival de Viña del '93. Y hoy, pese a las décadas de distancia, algún eco lejano de esa receta vuelve a circular en "No hash hash", una cumbia suave de Fredi Michel que es buena para bailar y también para conocer las opciones de este grupo. En "No coke" el doctor Alban menciona cuatro psicoactivos y recomienda no usarlos. En "No hash hash" Fredi Michel mejora la lista con diez sustancias y no recomienda nada. Menos opinión. Más información.

Ésa es una foto posible de Fredi Michel. Mucha información ha circulado por este grupo desde que apareció en los circuitos de la música independiente de hace doce años en Chile. A partir de una reacción contraria al post-rock en boga en sus inicios, como han recordado ellos mismos, ha habido ruido, bases electrónicas, pop bailable, efectos alucinógenos tropicales, cumbia, reggaetón y otros ingredientes. En cambio no es necesario un discurso más explícito, sobre todo cuando la verdadera declaración es el modo en que el grupo crea y recrea la música. Ya es sabido que en su primer éxito, "Enganamí", incluido en el compilado Panorama neutral (2005) y conocido ahora también como "Cosito", transforman a su idioma parte de la excelente cumbia mexicana "Cómo te voy a olvidar", de Los Ángeles Azules, y lo mismo vale para el modo en que se apropian de otras fuentes, como se escucha ahora en su primer disco.

En Fredi Michel hay guitarras cumbieras con eco para empezar, suenan esas baterías electrónicas que pasaron directo de los grupos tecnopop de los '80 a los cumbieros sound de los '90, se oyen ritmos reggaetoneros en "Capitán de negro", en "Como tagua" y en "Booty shake", con sus seis minutos 45 para la pista de baile. La canción "El blanco", grabada ya en 2009, tiene estrofas que parten con electropop pero en los coros salta del closet a perrear con todo. Nunca mejor titulada, "Noventero" se basa en ese tipo de baterías esponjosas hiphoperas que a comienzos de los '90 usó gente tan distinta como Sinéad O’Connor en "I am stretched on your grave", Lisa Stansfield en "All around the world" y Jon Secada en sus únicos dos éxitos: "Otro día más sin verte" y "Just another day without you". El viaje se pone volátil en "La serpiente" y "Su inspiración" para llegar a las congas latinas sabrosas de "Niñito", y en medio está el single "Marinero", que sin perder sabor cumbiero remite a su modo a esa onda disco diseñada por Giorgio Moroder para divas como Donna Summer en los '70.

De todos modos está avisado que este grupo interviene lo que toca, así que todo lo anterior será reggaetón, cumbia, sound o Giorgio Moroder, pero traducidos a versión casera. Hay títulos imposible más chilenos como "Oye poh!", la bonita "Como tagua" o "Nunca han tenío", la canción final, que parte con el verso "Casa de villa es / Es mi casa, mi colegio, es mi hogar": una instantánea que tal vez no se entienda en las inmediaciones de la cota mil, pero sí en la mayoría de comunas con villas o conjuntos habitacionales de la ciudad. Y al mismo tiempo ésta es música en modo manual. Aparte de algunas bases programadas, en vivo se ve que la mayoría de los teclados, bajos y percusiones de Fredi Michel son tocados directo sobre las teclas de los sintetizadores y los pads de las baterías. Así mismo se oye el disco, no siempre exacto ni cuadrado, y así entona también todo esto la cantante Andrea Romina, con una voz aguda y juguetona cuyas imperfecciones nadie vino después a afinar por computadora. En un mundo ultradigital, Fredi Michel elige tocar sus máquinas a mano. Y en un mundo ultraglobal, Fredi Michel se apropia y traduce. Entre esa lista de drogas a ritmo de cumbia de "No hash hash", por ejemplo, en un momento Andrea Romina dice ecstasy. Luego queda claro que lo que canta ahí es Esta sí, en el verso "Esta sí / esta no", pero el efecto es el mismo: la palabra es la alucinación.

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