Ante unas tres mil quinientas personas cantó Joan Baez este viernes en el Caupolicán. El sábado 15 a las 21:00 horas dará su segundo concierto.
Cristián Soto Quiroz, El MercurioSANTIAGO.- Fue una sola palabra, en español, antes de cantar. "Ayúdame", dijo Joan Baez a Isabel Parra sobre el escenario. "Para eso estoy", fue la respuesta sonriente de la cantante chilena en los segundos previos a la interpretación que las dos, con Inti-Illimani a sus espaldas, hicieron de "Volver a los diecisiete", una de las canciones más inmortales de Violeta Parra. Esa complicidad literal establecida entre ambas es la mejor definición del regreso en vivo a Chile que Joan Baez inició esta noche de viernes, con la primera de sus dos actuaciones en el Teatro Caupolicán de la capital.
A treinta y tres años de ese primer concierto que vino a dar en Chile en 1981 al filo de la prohibición militar de la época, la cantante estadounidense honró en este retorno su reencuentro con la audiencia chilena escogiendo un repertorio significativo para la ocasión. El español es lengua habitual en el repertorio de Joan Baez, la cantante de su generación más abierta a las canciones del mundo, como prueba la presencia del son huasteco "El preso número nueve" grabado en el mero inicio de su carrera como parte de su LP debut en 1960. Y cantar buena parte del concierto de esta noche en español fue su primer gesto de afecto por la audiencia.
"La llorona", "Mi venganza", "Te recuerdo, Amanda", la propia "El preso número nueve", "Como la cigarra" y el cierre a capella con la popular "No nos moverán", entre otras, fueron algunas de las selecciones con que Joan Baez delineó un concierto que además fue un viaje por su historia y por la de parte de la música popular desde los años '60 en adelante. Porque así también se escucharon en vivo en el Caupolicán melodías con las que esta mujer protagonizó en su inicios la revitalización de la música folk desde comienzos de esa década, compartida primero hombro con hombro junto a figuras del calado de Bob Dylan y luego influyente para generaciones de músicos posteriores.
"Canté esta canción en Woodstock", dijo al anunciar "Joe Hill", y en ese solo recuerdo en primera persona, que pocos pueden hacer, se escucha el peso de la historia. "Joe Hill" es aparte otra de las canciones de su primer disco, tal como "The house of the rising sun", o "La casa del sol naciente": una melodía que el mundo conoció gracias a la versión de The Animals en los días de la música colérica en 1964, pero que Joan Baez cantó anoche en Chile tal como ella la grabó cuatro años antes en ese mismo long play debut de 1960.
Dylan estuvo presente a su vez en la interpretación de su canción "Farewell, Angelina", grabada por Baez en el disco de igual título en 1965. Pero también hubo espacio para canciones más recientes, como "Jerusalem", de Steve Earle, perteneciente al álbum en vivo "Bowery songs" (2004), o "God is god", la primera de la noche, del disco "Day after tomorrow" (2008). Y un tributo a la escuela folk profunda se oyó claro al escucharla cantar "Deportee", que por lo demás es de Woody Guthrie, héroe de la canción protesta estadounidense y referente reconocido de Baez: una composición que parece reunir todas las señas del género, desde la instrumentación acústica hasta los versos comprometidos, en este caso referidos a la crónica de una historia trágica de inmigrantes.
Joan Baez cantó todo esto con una voz bien mantenida, encumbrada a menudo en falsetes siempre bien entonados y con la marca reconocible de su vibrato de soprano en plena forma. En vivo la cantante encarna la definición del folk cuando queda sola con la guitarra acústica de cuerdas metálicas, pero también se presenta a trío acompañada de un percusionista y un instrumentista múltiple a cargo de guitarra, violín, banjo, mandolina, acordeón y coros, todos timbres que refuerzan el carácter tradicional de esta música. Fue natural el diálogo entre esos caracteres y las canciones sudamericanas que escogió para el repertorio, como su intento con la mencionada "Como la cigarra", de la argentina María Elena Walsh en una versión algo tropezada; el anticipo de su siguiente show en Brasil con "Cálice", de Chico Buarque; y sobre todo la selección de canciones chilenas de la jornada.
Primero apareció por el fondo del escenario la alineación de Inti-Illimani mientras Isabel Parra se instalaba al lado de Joan Baez para recrear entre todos la mencionada "Volver a los diecisiete". Luego vino "La siembra", canción grabada en 2012 por el grupo junto al joven cantante Nano Stern, quien pese a haber sido anunciado en los días previos no estuvo presente. Entonces Baez no sólo cantó, sino además fue invitada a bailar parte de la canción a un costado del escenario. Y hacia el final el clarinete de Efrén Viera se oyó en las primeras notas de "Here's to you", uno de los más reconocidos himnos de Joan Baez, de la película "Sacco y Vanzetti" (1971), y fue una especie de cierre de círculo escuchar una melodía de Ennio Morricone recreada por un conjunto chileno que, tras el exilio, transformó para siempre a Italia en un componente más de su identidad.
El bis trajo la ocasión final para agregar más historia a la noche. Primero fue una cumbre folk ver a Joan Baez cantar "The boxer", éxito de otro de los grupos reconocidos del género, Simon & Garfunkel, seguida por "Imagine", de John Lennon. Y luego fue una cumbre universal asistir al espectáculo de Baez e Isabel Parra unidas en la misma versión de "Gracias a la vida". La cantante estadounidense había grabado esta composición de Violeta Parra en su adelantado disco de igual título ya en 1974. Pero no había modo alguno de escuchar un dúo como éste en su visita anterior a Chile, en 1981, porque Isabel Parra estaba en el exilio por decreto militar. Sólo el tiempo vino a poner las cosas en su lugar. "Esto no lo hemos ensayado. Pero va a salir bien", dijo la hija de Violeta Parra con seguridad: no podía salir de otro modo dar gracias a la vida entre dos voces legendarias y enlazadas después de décadas de historia.