El personaje que creó en los 60 nunca abandonó a Navarrete. Tanto, que hasta bautizó su última aventura televisiva en Honduras: ''La hora de Mandolino''.
Macarena PérezSANTIAGO.- El humor nacional vuelve a estar de duelo: A los 80 años falleció el comediante Armando Navarrete, quien transformara en inolvidable a su célebre personaje Mandolino, con el que brillara en la época de oro de "Sábados Gigantes".
Navarrete, quien estaba radicado en Honduras, llevaba algunos días enfermo, y en las últimas horas su condición se había agravado, como dan cuenta las solicitudes de oración que a través de redes sociales hacían sus cercanos. De acuerdo con las declaraciones que entregó uno de sus actuales compañeros de labores a Canal 24 Horas, habría sufrido un infarto. Su deceso se produjo esta mañana.
Su destape como icono del humor local comenzó en los años 60, cuando se integró al programa animado por Mario Kreutzberger de la mano del personaje que lo marcaría para siempre.
Allí, formó una de las más célebres duplas televisivas con el animador, tanto que hasta llegaron a hacer giras por Chile, presentando rutinas conjuntas en teatros y otros escenarios.
El éxito del binomio era avasallador, y se mantuvieron unidos cuando Kreutzberger decidió internacionalizar su carrera, y exportar "Sábados Gigantes" a Estados Unidos. Navarrete lo acompañó, pero pronto todo se acabaría: Animador y comediante se distanciaron definitivamente en 1991, en uno de los conflictos más conocidos y, a la vez, crípticos de la pantalla chica local.
Mandolino pasó a la competencia en Norteamérica, luego se dedicó a otros oficios (incluso repartidor de diarios), lo pasó mal, y decidió mantenerse fuera de nuestras fronteras. Hizo humor en cruceros y otros espacios, hasta que encontró su último lugar en la televisión hondureña, en el Canal 10.
La distancia haría que su llegada en Chile ya no fuera la misma, aunque el recuerdo en torno a su figura siempre se mantuvo.
Una dupla con historias
El recorrido es prueba de lo inseparable que es la historia de Navarrete y la de Kreutzberger. Mandolino no se entiende sin Don Francisco, pero, en honor a la verdad, Don Francisco tampoco se entiende sin Mandolino.
Tanto fue así, que la nunca bien aclarada historia de la ruptura los persiguió a ambos durante décadas, y cada tanto se veían obligados a reflotarla. Sin embargo, preferían evitar hablar de ello, pese a encuentros esporádicos: En alguna Teletón (2008), o en el aniversario número 40 del espacio sabatino (2002), por nombrar algunas de las más recientes instancias, que fueron siempre celebradas por el público nostálgico.
En 2012, los 50 años de "Sábados Gigantes" (hoy en singular, sin la "s" al final de cada palabra) fueron la última instancia en que esa historia salió a colación, y no fue sencillo: Navarrete no fue invitado inicialmente a los festejos, y sólo en el cuarto y último programa del ciclo aniversario, pudo participar.
El hijo del humorista, Sebastián Navarrete, salió a defender a su padre entonces. "Existe una promesa que le hice a mi madre el día de su muerte: Decir la verdad de lo que fue y ocurrió posteriormente", dijo en esos días, en los que anunciaba la escritura de un libro titulado "La sombra de un gigante".
"Mi hijo me ve como un héroe, por eso ha declarado cosas que quizás no corresponden", dijo luego Navarrete, quien tras arribar a Chile para la celebración, mostró su gratitud con Kreutzberger.
"No perdemos la química, somos como hermanos", dijo el comediante sobre al animador, respecto de quien logró dejar atrás rencores. "Lo que siento por Mario Kreutzberger es amor", reconoció en una de sus últimas entrevistas con El Mercurio.