Desde de The Smiths, uno de los grupos fundamentales del rock de los años '80, hasta el actual disco ("The messenger", 2013) que trae como solista, el guitarrista inglés llega a Chile con iguales partes de experiencia y vigencia. Y no renuncia a seguir evolucionando. "Nunca pensé en quedarme en el mismo grupo por treinta años", dice. "Eso simplemente me parece una pérdida de oportunidades".
26 de Marzo de 2014 | 14:17 |
Dos vías posibles entre varias para considerar la importancia de un músico son la cantidad de éxitos en su catálogo y la medida de su influencia en la historia. Y Johnny Marr satisface los dos criterios, pero con él se trata sobre todo de influencia.
No es sólo que hay que tener en cuenta a este guitarrista inglés iniciado en los '80 para entender a grupos de generaciones siguientes como The Stone Roses, Suede y por cierto Oasis. Es influencia sobre músicos, pero además sobre géneros y épocas. En dupla con el cantante Morrissey, Marr fue el guitarrista y artífice de The Smiths, que entre otros méritos es un grupo fundamental en el rock independiente de los años '80 y que encarnó como ningún otro la escuela del rock de guitarras en una época marcada por el auge de la new wave y los sintetizadores.
A sus actuales cincuenta años, Marr completa la ecuación al sumar vigencia a la influencia. Su nombre está de por sí asociado a la carrera de The Smiths, grupo que, si sólo fuera por contabilizar éxitos, tiene a su haber hits como "Ask", "How soon is now?", "Meat is murder", "There's a light that never goes out" o "Girlfriend in a coma", en una lista posible de canciones que siempre va a ser mezquina. Pero The Smiths (1982-1987) representa un lapso de cinco años en la carrera de un músico para el que la historia, en muchos sentidos, no hacía sino empezar en 1987.
Desde entonces y en estos veinticinco años de música, Marr ha sido parte de grupos como The Pretenders (1987-1989) y The The (1988-1993), junto al cantante Matt Johnson, con quien grabó los discos Mind bomb (1989) y Dusk (1993), que incluyen las canciones "The Beat(en) Generation", "Slow emotion replay" y "Love is stronger than death". Y en paralelo ha tocado con solistas como Bryan Ferry, en el LP Béte noire (1987), difundido por el éxito radial "Kiss and tell", además de Billy Bragg y Kirsty MacColl ("Walking down Madison", 1990).
Para entonces además ya había juntado electricidad y electrónica en partes iguales al formar el dúo Electronic (1988) con el cantante y guitarrista Bernard Sumner, de Joy Division y New Order: De ahí salieron tres nuevos discos y más canciones para las radios, como "Getting away with it" y "Get the message", que quedan como prueba a lo largo de los años '90. Más recientes son The Healers, con quienes grabó el disco Boomslang (2003); Modest Mouse, a quienes se unió en 2005 para poner sus guitarras en el álbum We were dead before the ship even sank (2007) y el EP No one’s first, and you’re next (2009); y el trío inglés The Cribs, con quienes se involucró en 2008 para grabar Ignore the ignorant (2009).
Y entre sus colaboraciones figuran participaciones en discos como Heathen chemistry (2002), de Oasis, banda en la que Noel Gallagher es discípulo directo y hasta heredero de una de las guitarras de The Smiths; Yes (2009), de Pet Shop Boys; Out of control (2009), de Girls Aloud; The empyrean (2009), de John Frusciante, guitarrista de Red Hot Chili Peppers, y Propellor time (2010), de Robyn Hitchcock. El cine tampoco ha estado ajeno, y Marr ha compuesto bandas sonoras para películas como "The big bang", con Antonio Banderas, y la reciente "Inception" (2010), de Christopher Nolan, junto al músico Hans Zimmer.
Pocos invitados llegan con tantos antededentes a la próxima versión del festival Lollapalooza en Santiago. Y Johnny Marr suma finalmente la noticia fresca de su más reciente disco, The messenger (2013), el primero de toda esta historia que viene firmado como solista. En vivo el guitarrista conjuga todas esas facetas con repertorios como el que mostró hace unas semanas en Australia: Siete canciones del disco nuevo, seis de los Smiths, y una de Electronic, entre otras.
-¿Es un problema elegir las canciones para un concierto? ¿Hay ciertos equilibrios que mantener? -Sí, pero es un problema agradable, ¿sabes? —responde con su marcado acento de nacido en Manchester—. Mi grupo toca muy bien las canciones antiguas y eso es muy grato. Lo que hacemos simplemente es escoger lo que pienso que la gente más quiere escuchar del catálogo viejo. Porque tienes que tocar cosas que la gente conoce. Tengo que tocar "How soon is now?", porque tiene mi sonido, y me encanta generar un buen momento así para el público.
-¿Hay diferencia en la recepción de las canciones del disco nuevo? -Lo grandioso es que en muchos países hemos tocado casi todas las canciones de The messenger. Hay noches en las que tocamos cada canción del disco, y estoy muy satisfecho de poder hacerlo y de que a la gente le guste. Nunca antes había estado en un grupo en el que hiciera eso. Cuando compuse el disco quería que las canciones fueran buenas en vivo, no quería que hubiera algunas que no pudieran ser tocadas en un show. Incluso a veces tocamos los lados B del nuevo disco, en los shows en EE.UU.
-Tal vez una formalidad, pero es primera vez que presentas un disco como solista, sin The Cribs, sin The Healers, ni por cierto The The o The Smiths. ¿Te sientes un recién llegado por esa razón? ¿Es extraño hacer algo por primera vez a estas alturas de tu carrera? -Sí, entiendo la pregunta, pero la respuesta es que en realidad no lo siento así. Porque si me uno a un grupo, digamos The Cribs, y hago un disco y un par de giras, o me uno a Modest Mouse y hacemos un par de discos, y después me meto en la banda sonora de una película, como "Inception", o ahora que estoy terminando la nueva película de "Spiderman", y luego voy a mi carrera como solista... Veo todo eso como parte de lo mismo, como parte de ser un artista.
"Lo puedes comparar con alguien que hace esculturas y luego se dedica por diez años a pintar, y luego tal vez hace una película", continúa. "Tal vez en mi caso es algo inusual, porque la gente me conoce por ser un guitarrista famoso, y es algo de lo que estoy muy orgulloso, creo que es el mejor trabajo del mundo. Pero en particular me hice famoso, o reconocido, por estar en un grupo de rock al comienzo, y porque toco la guitarra. Y en el rock ésta es una aproximación bastante inusual. No sé, tal vez en alguien como Brian Eno es más natural. Pero siempre quise tocar con gente distinta".
"Nunca pensé en quedarme en el mismo grupo por treinta años. Eso simplemente me parece una pérdida de oportunidades. Lo entiendo y respeto a grupos como tal vez U2 o R.E.M., pero nunca fue mi intención mirar las mismas caras por treinta y cinco años. Ésa es una de las razones por las que no me quedo haciendo lo mismo durante un período largo. Prefiero trabajar con Talking Heads, y luego Beck, y luego Christopher Nolan en "Inception". Y veo mi carrera de solista como parte de eso, como otra forma de expresión". -A propósito de cambios, en vivo estás tocando "Getting away with it". ¿Cómo fue el proceso de traducir esa canción desde el sonido más electrónico original con Electronic hasta la versión de guitarras de ahora? -Sí, ése es un buen punto. Lo bueno de mi nuevo grupo es que a todos nos gusta el soul norteño (northern soul). No sé si estás al tanto de esa música: fue una especie de cultura subterránea a comienzos de los '70 en el Reino Unido. Gente a la que gustaban discos de soul muy, muy raros y difíciles de encontrar, que no fueron hits. Y mi banda y yo hemos ido a ciertos clubes nocturnos en el Reino Unido en los últimos dos años, a buscar estos discos de soul. Y al ensayar "Getting away with it" empezamos a tocarla como una vieja canción soul. Cuando toqué con New Order en Las Vegas, Bernard Sumner (cantante de New Orden y de Electronic) la escuchó por primera vez y no podía creer lo que habíamos hecho con ella. Y de verdad funciona. Busqué una forma de reinterpretarla. Hay ocasiones en las que simplemente no puedes hacerlo. Algunas canciones deben ser tocadas del modo en que fueron grabadas, y necesitas una muy buena banda para hacer eso, que es lo más a menudo. Soy muy afortunado, porque mis músicos son muy talentosos.
-Un ejemplo de eso último es "Stop me if you think that you’ve heard this one before", una de las canciones de los Smiths. Incluso las cuatro notas del "solo" de guitarra final están en su lugar, como si quisieras ser leal a los mínimos detalles del arreglo original. -Sí, eso es lo que busco. Creo que con los Smiths, porque me encanta la música del grupo, probablemente siempre voy a tocar esas canciones como fueron hechas. En realidad no quiero cambiar esa música. Cuando hice esos discos puse mi corazón y mi alma en ellos. No creo que tengan que sonar distinto.
-Y a propósito de esa canción y ese "solo" final de apenas cuatro notas: ¿dirías que ésa es tu idea de buen solo de guitarra? ¿Simple? -Sí, sigue siendo igual. A veces, si quieres volverte loco, usar escalas pentatónicas voladoras está ok, pero en mi caso no quiero malgastar una nota. Quiero que cada nota sea de verdad parte de la melodía correcta, para no perder esa noción. Si quiero más elementos puedo escuchar a John Coltrane, por quien de verdad siento respeto. Pero vengo de una cultura, de comienzos de los '80, en la que todo el mundo quería apartarse de esa forma de tocar a lo "tienda de guitarras", ¿entiendes? Cuando era joven odiaba eso. Respeto a los músicos mayores, pero no me gustaba escuchar a gente de mi edad tocando de esa forma. Como músico, lo que me gusta es ser melódico.
-Has mencionado a grupos como New Order, hemos hablado de The Smiths y también está el caso de Oasis: Todos grupos que están cruzados por conflictos internos entre integrantes o definitivamente disueltos. ¿Dirías que eso forma parte del ADN de un grupo musical, al revés de la expectativa de los fans de ver a esos grupos reformados? -No sé, porque el problema es que si eres una persona creativa lo que buscas es desarrollarte. Y si tienes suerte progresas como individuo. Y entonces tratar de repetir la química que tuviste hace veinticinco años suena un poco raro, no sé cómo podrías hacer algo así. Porque uno quiere evolucionar. No soy la misma persona que era hace veinticinco años. Ni siquiera soy la misma persona que fui hace dos días. Lo que quiero es hacer música. Es como ser parte de un rompecabezas, si con el tiempo algunas piezas cambian, el rompecabezas no va a calzar como antes.