Thomas Mars, líder de Phoenix, cautivó al público con un show que duró 75 minutos.
El MercurioSANTIAGO.- Los franceses de Phoenix tienen una historia peculiar con Chile. Se podria decir que partió con un desencuentro, porque durante su debut hace siete años tocaron en un festival al que la mayor parte de la audiencia fue a ver a Chris Cornell (y en ese contexto, ellos no fueron recibidos con euforia). Luego volvieron para encontrarse con los que sí eran sus fans... y lograron repletar el Caupolicán. En ese momento se comenzó a reescribir su lazo con el público local, hasta que, finalmente hoy, la alianza se consolidó con un potente show en Lollapalooza.
El quinteto liderado por Thomas Mars salió a escena a las 19:00 horas con "Entertainment", canción que tuvo efecto inmediato en la audiencia. Los miles que se apostaban en el Claro Stage recibieron a los galos con saltos y coreos a viva voz que se mantuvieron en "Lasso" y aumentaron con interpretación de una de sus canciones más emblemáticas, "Lisztomania".
La banda encabezada por el esposo de Sophia Coppola mantuvo el entusiasmo por sus exactos 75 minutos de show, con temas de sus cinco discos, pero especialmente del elogiado "Wolfgang Amadeus Phoenix" (2009) y de su último trabajo, "Bankrupt!" (2013)
Hubo un problema con las pantallas gigantes durante la puesta en escena de los músicos de Versalles. A ratos las imágenes se fueron a negro, lo cual significó un problema para los miles que estaban más lejos del escenario.
Si bien el show ofrecido por Mars junto a Deck D'Arcy, Laurent Brancowitz, Christian Mazzalai y Thomas Hedlund mantuvo a la audiencia entusiasta todo el tiempo, muchos se comenzaron a mover al escenario aledaño, el Coca Cola Stage, media hora antes de que se completara el setlist. ¿El motivo? Nine Inch Nails. El proyecto de Trent Reznor es uno de los principales de esta primera jornada, y eso se hizo notar.
La levantada de Ellie Goulding
En el turno anterior en el Coca-Cola Stage, Ellie Goulding sorprendió con un poder de convocatoria que se enunció incluso en los acordes finales de Imagine Dragons, cuando decenas de personas (sobre todo veinteañeros) iniciaron la tarea de atravesar corriendo la elipse del Parque O'Higgins, para no perder un segundo de la actuación de la británica.
Con dos discos a la fecha y 27 años a cuestas, la cantautora se inclinó en su paso principalmente por los temas de su trabajo de 2012 Halcyon, en el que refuerza su relación con la electrónica desde un plano lejanamente intimista y cierta moral trip-hop, aunque sin perder luminosidad.
Anunciada como una de las favoritas de Perry Farrell al revelarse el cartel y bendecida por la crítica en su país, la atractiva rubia hoy debió lidiar con algunos problemas de sonido en la partida, derivados de la más deficiente amplificación en lo que va de la jornada.
Para otros, un detalle; para Goulding, una fatalidad. Porque su voz podrá caracterizarse por la dulzura y la textura aterciopelada y susurrante, pero en ningún caso por la potencia, de modo que ante dificultades como la de hoy, sin dudas que la performance se resiente.
Pero en el camino se arregló, y qué mejor que una canción a voz y guitarra para dejarlo en claro. Ésa fue "Beating Heart", una que sucedió a otras como "Figure 8", "Starry eyed" y "Stay awake", entre otras de un abanico amplio que tiene espacios para el baile y la experimentación, aunque siempre desde una concepción pop.
El paquete entre las contagiosas "Every time you go" y "This love (will be your downfall)", además de la vocación de comercial que porta "Anything could happen" y el tono discotequero de "I need your love", sirvieron para brindar un cierre arriba a la presentación (celebrada sobre todo por el público juvenil que hoy llegó al festival), y dejar definitivamente atrás los problemas del inicio.
A la misma hora de estas presentaciones, el DJ Wolfgang Gartner encendía a cerca de cuatro mil personas en el LG Stage con su electrónica radical. La misma cantidad de gente se entregaba al rock de AFI en el escenario PlayStation, mientras que en La Cúpula (Paris Stage) los argentinos Onda Vaga dieron una pequeña sorpresa con un virtual lleno (1.500 personas), gracias a su formato a múltiples voces y a un sonido acústico que se pasea entre lo playero y lo fogatero.
Otro de los nombres fundamentales de esta primera jornada de Lollapalooza fue el cantautor británico Jake Bugg. Con sólo 20 años, se está convirtiendo en un importante exponente del folk- le dicen "el nuevo Bob Dylan", aunque a él eso lo incomoda-. Este hecho se puede calificar como curioso si se considera que el género suele estar reservado para intérpretes mayores y, de aquellos, pocos son del Reino Unido.
El músico repletó su escenario (PlayStation) durante 60 minutos de show casi ininterrumpido. Bugg aprovechó su debut en Santiago para repasar sus dos discos: el homónino de 2012 y "Shangri La", estrenado a fines del año pasado. Canciones como "Kentucky", "There's a Beast and We All Feed It" o "Pine Trees" dieron vida a un espectáculo que fue aplaudido por las más de diez mil personas que llegaron a verlo, y que fue cerrado por "Lightning Bolt".
La fiesta dance, por otra parte, continuó con el estadounidense Wolfgang Gartner en la pista de baile que es hoy el Movistar Arena (o LG Stage). Aunque el productor y DJ tiene una carrera de sólo cuatro años, ya es popular en sus lides y cuenta con un repertorio amplio que incluso lo llevó a ser nominado al Grammy en 2010. El músico estuvo 75 minutos haciendo saltar a la cancha del recinto y también a las tribunas, las que deberían llegar a su máxima capacidad con The Bloody Beetroots.