SANTIAGO.- Las críticas y censuras a la película bíblica de Darren Aronofsky, "Noé", comenzaron cuando aún nadie la había visto. Sectores religiosos de medio oriente impidieron que la cinta llegara a varios países, como Egipto, Catar, Baréin y Kuwait casi un mes antes de que el director de "El cisne negro" la proyectara por primera vez en público.
La tacharon de "irrespetuosa" con las escrituras del Antiguo Testamento y de "infame", debido a que no es una adaptación textual del texto bíblico y a que incluye personajes y criaturas que no aparecen allí. Esto había sido advertido por el cineasta al comenzar el proyecto. Aronofsky explicó hace años que era un hecho "inevitable", pues si hubiera rodado la historia textual, el resultado habría sido un corto de cinco minutos, casi sin diálogos ni tensión dramática.
Pero los responsables de esta producción no se preocupan por la controversia que se desató en las semanas previas al estreno. El guionista de la cinta, Ari Handel, asegura a Emol que el rechazo debería desaparecer cuando la audiencia entienda que es una producción que no ataca a la Biblia.
"No sé cómo funciona en Chile, pero en Estados Unidos hay mucha desconfianza", dice Handel, al teléfono desde Nueva York, al referirse a la polémica en torno a la cinta. "Hollywood no siempre tiene la confianza de la comunidad religiosa. Creo que los que conocen la historia y tienen expectativas asociadas a ella pueden sentir miedo y desconfianza en que no va a ser respetuosa con la versión religiosa, pero si la gente la ve, siendo creyente o no, verá que nosotros como realizadores fuimos muy respetuosos y tratamos de resolver todas las preguntas de manera muy seria. Creo que la controversia se irá a medida que la película pase días en cartelera", dice el escritor y amigo del cineasta desde sus años como estudiantes universitarios.
El relato bíblico llega hoy a los cines nacionales convertido en una producción épica de 100 millones de dólares, y con un protagonista complejo que se aleja totalmente del imaginario del Noé anciano y benevolente de las escrituras.
Tal como en sus proyectos anteriores, aquí el director de "Pi" y "Réquiem por un sueño" construyó un personaje complejo, que a ratos se sumerge en la locura por su obsesión de cumplir con la misión que le encomendó el “Creador” (Dios) a través de un sueño: salvar a los inocentes del diluvio que acabará con la humanidad. La misión la lleva a cabo con ayuda de unos ángeles expulsados del paraíso que se convirtieron en gigantes de piedra al llegar a la Tierra, los "vigilantes". Ellos son los obreros a cargo de la construcción del arca.
"La historia del Antiguo Testamento es más desafiante y complicada de lo que se cree. Hay muchas contradicciones sobre la bondad y la maldad, y también entre la justicia y la piedad. Esa inflexión es compleja, y quisimos mostrarla acá", dice el también productor de "El luchador", "La fuente" y "El cisne negro".
Handel celebra que el personaje de Noé sea oscuro y contradictorio. "Es muy del estilo de Darren", cuenta. Y efectivamente lo es. Se podría decir incluso que Russell Crowe es protagonista y antagonista a la vez, pues enfrenta una serie de dilemas éticos y existenciales después de recibir la orden de "el Creador".
Sucede que su principal conflicto no es la presencia del villano que quiere apropiarse de su arpa, el rey de los hombres Tubal-cain (Ray Winstone), sino que la principal fuerza opositora viene de la relación con su familia.
Noé está casado con Naameh (Jennifer Connelly) y tiene tres hijos con ella Shem, Ham y Japheth (interpretados por Douglas Booth, Logan Lerman y Leo McHugh Carroll respectivamente) además de una hija adoptiva, Ila (Emma Watson), quien es pareja de Shem. Ellos, junto al anciano abuelo del protagonista, Matusalén (Anthony Hopkins) creen necesario procrear después del diluvio para extender la raza humana, pero Noé se opone a esta idea, y para evitar el resurgimiento de la humanidad podría ser capaz de asesinar a los suyos.
"Es un patriarca bíblico con una fuerza increíble", dice el escritor al referirse a su versión de Noé. "Es un personaje complejo, que lucha y carga mucho peso a través de toda la historia". Handel cuenta que con el cineasta querían un protagonista de temer, pero que a la vez irradiara paz. La única persona capaz de lograr eso era Crowe. "Él proyecta mucha sinceridad e integridad. Russell tiene esa cualidad de poseer una fuerza increíble y mucha voluntad, pero en sus ojos, también puedes ver fe y preocupación. Es un tremendo actor, uno de los mejores de su generación".
Handel recalca que la película que llega hoy a Chile no pretende evangelizar ni educar en materia religiosa a nadie, sino que aspira a entretener con una historia con trasfondo. "Las preguntas que resuelve, y el modo en que las resuelve, hacen pensar a cualquiera. La historia tiene la misma relevancia para todos, sean creyentes o no, porque se tratan temas universales".