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Shakira

La colombiana resume todas sus caras en un disco que abre las puertas a su intimidad, pero sin caer en los clichés sonoros de ese objetivo.

07 de Abril de 2014 | 09:11 |
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La previa animada por Shakira de cara a su último álbum llamó a cierto engaño en relación con éste, y por partida doble. Primero, porque "Can't remember to forget you" —el difundido primer single interpretado en candente dúo con Rihanna— llevó a imaginar que se vendrían nuevos coqueteos con el pop bailable, y con la sensualidad quemante de éxitos recientes como "Loca" y "Rabiosa" (2010). Pero luego vinieron las rondas explicativas de la propia colombiana, quien aseguraba que el que se vendría sería un disco extremadamente personal, definición que de inmediato lleva a imaginar una colección de baladas y piezas íntimas. Ya a fines de marzo de 2014, disco en mano, lo cierto es que entre ambos anticipos hay errores y medias verdades.

Primero, porque pese a que esta vez la cantante abre con esa pieza con funcionalidad de single, ya el coro de la misma da cuenta de un énfasis en una sensibilidad rockera que Shakira porta desde sus orígenes, y que retorna más patente en el segundo corte, "Empire", de raigambre tan noventera como la que desde otra línea y otras revoluciones explotan "You don't care about me" y "Medicine". Esta última, una pieza de arranque acústico y remate eléctrico, a la usanza de viejas glorias del rock norteamericano, aire que se repite en "Loca por ti", cover de la banda catalana Sau.

Esa forma, eléctrica, es la que encuentra la colombiana para abordar la intimidad en esta entrega, tal como en 1998 lo hiciera en "Si te vas" o "Inevitable". Así, el paisaje personal se completa necesariamente en las letras, llenas de alusiones a su momento actual, consolidada en la relación con el español Gerard Piqué y sumida de lleno en la maternidad. A ello se refiere, por ejemplo, en la mencionada "Loca por ti" o en "23", dos que apuntan a los avatares de su noviazgo con el futbolista, diez años menor.

El pulso machacante y el tono sensual de "La La La", entonces, no puede parecer otra cosa que un desliz con objetivos (comerciales) claros, mientras que la misma en versión "Brasil 2014" y la reiteración de "Can't remember..." en otra lengua, un relleno algo oportunista. Se le perdona, eso sí, en "Boig per tu", la versión de "Loca por ti" en idioma original, y entendida como su abrazo definitivo al pueblo catalán que la adoptó.

De este modo, hasta la portada con guitarra de palo sobre un sillón puede llamar a engaño, aunque la contracara despeja dudas: Allí se ve a la colombiana con el mismo instrumento, pero ya no en posición de ser tocado, sino sólo afirmado de un modo que le permite lucir sus curvas, sugerente vestuario y gesto cachondo. Una carta de presentación que es como este disco homónimo: Agitado y reposado, sintético y orgánico, acústico y eléctrico, sensual y calmo. Como todas las caras de Shakira, hoy aquí resumidas.

Sebastián Cerda

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