Según la historia, Gabo habría pedido a un fotógrafo que lo registre con un ojo en tinta, para que quede constancia del golpe recibido por parte de Vargas Llosa.
El MercurioSANTIAGO.- "Ha muerto un gran escritor cuyas obras dieron gran difusión y prestigio a la literatura en lengua española en todos los países del mundo. Sus novelas sobrevivirán e irán ganando lectores por doquier. Envío mis condolencias a toda su familia".
El mensaje apareció hoy publicado en la edición digital del diario español El País, y podría pasar como uno más de los que a esta hora están apareciendo en los medios pronunciados por diversos escritores, tras la muerte de Gabriel García Márquez.
Sin embargo, la firma pone a esta expresión de pesar como una que no es cualquiera en el contexto, ya que fue emitida nada menos que por Mario Vargas Llosa, el escritor con el que Gabo mantuvo sus más notorias diferencias.
El peruano y el colombiano son dos de los seis autores que han ganado el Nobel de Literatura (los otros cuatro son Gabriela Mistral, Miguel Ángel Asturias, Pablo Neruda y Octavio Paz), y ambos fueron dos de los nombres más potentes del llamado "boom latinoamericano".
Pero todo ello no impidió que una historia que comenzó en los mejores términos, pronto variara, algo en lo que incidieron razones políticas y otras que nunca han salido a la luz. Su distanciamiento fue así cada vez más marcado, y sus diferencias públicas.
En los últimos años, por ejemplo, Vargas Llosa cuestionó en duros términos que García Márquez no cuestionara al régimen cubano, principalmente en el ámbito de las violaciones a los derechos humanos. "Es un escritor cortesano de Fidel Castro, al que la dictadura muestra como una coartada en el campo intelectual", llegó a decir.
Las fricciones habrían llegado a tanto, que hasta hay una historia nunca confirmada por los protagonistas: La del puñetazo que el peruano le habría propinado al colombiano en 1976.
"Vargas Llosa había abandonado a su familia para perseguir a una modelo norteamericana y Gabo, tratando de consolar a su mujer Patricia, le aconsejó pedir el divorcio y tomar acciones legales por 'abandono del hogar' ", relató el periodista Luis Fernández Zaurín en un libro que sacó a la luz la historia.
Sin embargo, hoy todos los roces parecen quedar atrás, para dejar al reconocimiento como único elemento a rescatar.