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Folktrónicos modérnicos

Lanzaron uno de los discos chilenos más sorprendentes de la temporada pasada y este jueves muestran esa música en vivo en Bellavista. Seidú, banda con los pies en La Ligua y la cabeza entre Hendrix y Violeta Parra entre otros puntos cardinales que suman mucho más que cuatro, saben lo que quieren: "Que hasta el último la gente no sepa con qué se va a encontrar".

28 de Mayo de 2014 | 23:49 |

No existe una versión oficial de qué significa el nombre de La Ligua, según consigna Pablo Quezada, hombre criado e inspirado en esa ciudad de la provincia de Petorca, en la región de Valparaíso, reconocida por sus dulces y sus textiles.


-Es un pueblo de tejedores. Según una de las acepciones, porque no está claro el significado del nombre, se dice que significa "lugar donde se lava la lana". Es un lugar de choque de distintas culturas, y eso siempre ha sido parte de la identidad de la ciudad.


Quezada representa también esa identidad como parte de un grupo musical originado en el lugar: Seidú. Es la banda que hace un año llamó la atención con la fusión exuberante de influencias rockeras, latinas y electrónicas entre muchas otras en su primer disco; por el certero verso "Mi abuela Violeta Parra / Mi abuelo es Jimi Hendrix" proclamado en la canción "Santa ascensión"; y por el sonoro título de ese disco. Folklórika! Rokérika! Populárika! (2013) se llama, cita evidente a las esdrújulas inventadas por Violeta Parra en su canción satírica "Mazúrquica modérnica".


Tal como con La Ligua, no existe tampoco una acepción única para el nombre de este grupo, incluso más allá de todos los ingredientes posibles que hay entre Parra y Hendrix. Seidú se llama la banda. Pero Seidú también es como llaman a Pablo Quezada, cantante, autor y compositor del grupo.


-Es como Carlos Santana con Santana -dice Seidú, de Seidú-. Una cosa así.


Bienvenidos a Seidú: siete habitantes (o nueve, o cinco)


Hay más cosas así en este grupo, donde cada integrante contribuye con un nombre de personaje a la nomenclatura. Seidú está integrado por Pihui (Carola Abarzúa) en voz, Viejo Deivid (Arturo Quezada) en voz, Seidú -el hombre, no la banda- (Pablo Quezada) en voz, guitarra, tiple y teclados, Shofunk (Esteban Luna) en guitarra y tiple, Luchaespíritu (Nelson Rojas, también conocido como Indio) en tarkas, trutrukas, congas, cajón peruano y percusión, Boombaxx (Andrés Abarzúa) en teclados y secuencias, y Hormigón (José Miguel Valencia) en batería.


Si en algunas imágenes del Folklórika! Rokérika! Populárika! hay más personajes es porque en el disco también se escuchan Chakal (Christian Pino) en bajo y Negro de la B (Stefan Belosapkin) en batería, quienes tras grabar dejaron la alineación estable de la banda. Y si en otras fotos se ve sólo un núcleo de cinco personas también es un efecto engañoso, porque en rigor hay seis: en esa sesión fotográfica, hecha el primero de mayo de 2013, la cantante tiene cuatro meses de embarazo.


En agosto nació Facundo, que es hijo de Pihui y de Seidú -el hombre, no la banda-, y que por lo tanto es también sobrino de Viejo Deivid, porque los cantantes del grupo, Pablo y Arturo Quezada Torres, son hermanos. Pihui ya está esperando a Facundo en las imágenes del video de "Santa ascensión" filmado en enero de 2013, y por lo tanto también en las del siguiente clip, "Fue legal", con una versión callejera registrada en junio de 2013 en plena Plaza Italia de la capital, con la entonces futura diputada Camila Vallejo como invitada especial.


De lo que se deduce que Seidú es gente cruzada por lazos familiares y que sobre todo es una familia en constante movimiento interno, partiendo por el hecho de que tres cantantes se turnan la voz: Pihui, Deivid y Seidú. "Somos tres voces bastante repartidas, en distintas canciones tomamos el protagonismo", dice este último. "Nos gusta dar a conocer la personalidad de todos: el súper electrónico, el rockero, yo soy como medio ranchero, el Deivid es medio Mike Patton, la Carola tiene su onda y el Indio en vivo es súper importante, es todo un show aparte y a la gente le gusta mucho ese personaje".


Tras alejamiento de Chakal, por ejemplo, en vez de sumar a un bajista nuevo, fue Boombaxx quien se encargó de tocar los bajos en un sintetizador. "También es por el interés musical de cambiar, de que haya un sonido nuevo", explica Quezada. "Muchas veces nos comparan con Los Jaivas, y el hecho de poner un bajo sintetizado nos separa un poco del estándar rockero. Pero no se pierde la parte rockera, de repente el sonido es más estridente, se acomoda al estilo".


-De hecho tus primeras canciones para el grupo eran full electrónicas -recuerda Boombaxx, lo que remite al inicio de la banda. O a los inicios. Porque tal como el nombre del grupo y el de su ciudad de origen cuentan con más de un significado, Seidú tiene a su vez más de un principio.


Prácticamente como si fuera un profeta


Entre 2005 y 2009 Pablo Quezada viajó de manera constante entre Francia y Chile como parte del elenco musical del Teatro del Silencio, con regresos periódicos cada verano. En 2006 postuló con una canción al concurso de composición Luis Advis y la firmó como Seidú.


-No tenía pensado todavía formar la banda -dice-, pero fue el primer asomo de lo que iba a ser en el futuro.


Tres años después, de regreso definitivo a Chile, en 2009 sí estaba todo listo para el debut formal del grupo, en vivo en la sala del Instituto de Ciencias Alejandro Lipschutz (Ical) en Santiago, y con la alineación entre Pihui, Viejo Deivid, Seidú, Shofunk, Chakal y Negro de la B.


-Y ahí nos armamos en un formato más rockero. Porque la cuestión había partido más como un proyecto mío, cuando hacía las canciones solo en (los software) Reason o Fruity Loops -dice Quezada-. Ésa era la idea inicial, y en parte aún lo es: hacer la música chilena, pero electrónica. Que es una idea ultra usada, pero la intención era tocar los malambos, la música latinoamericana, con un sonido como Björk. Tal como ella dio ese aire islandés a su música, nosotros íbamos a hacer lo mismo, o yo personalmente como una especie de Jean Michel Jarre con el computador.


En cambio la primera alineación del grupo fue más eléctrica que electrónica. "Cuando nos juntamos con el Chakal lo hicimos más rockero. Él venía con esa idea también, como la de Pescado Rabioso, de Spinetta, de 'enchufémonos no más y toquemos'. Entonces hubo un replanteamiento, nos olvidamos totalmente de los sintetizadores y las secuencias. La primera etapa de Seidú es totalmente de dos guitarras eléctrica, el bajo y las voces. En ese tiempo ni siquiera había tiple, que hoy es súper importante para nosotros".


Esa fase inicial llega, según los cálculos de Quezada, hasta la grabación del disco en 2012. Y si bien el componente electrónico quedó solapado, permaneció latente. "Todo ese primer tiempo fue bastante crudo, pero siempre tuve la idea de volver a esas secuencias y experimentos electrónicos de los inicios. Lo grabamos en forma rockera, pero el disco tenía que tener los dos mundos. Y de hecho todavía hay secuencias antiguas que hice en 2004 ó 2005", dice. Por ejemplo, esas trompetas de "Santa ascensión". "Son unos mariachis que estaban dando en un canal evangélico en la tele".


-Para mí lo más fuerte de Seidú son las canciones -continúa-, que siempre han estado como sagradas, prácticamente como si fuera un profeta, me vinieran en una visión y ni yo mismo supiera cómo las hago. Iban a funcionar en distintos formatos, pero quedó la idea de ser un poco Björk chilenos, o Los Jaivas pero con tecnologías más nuevas, post Radiohead: esas influencias que no alcanzaron a quedar plasmadas en los discos de Los Jaivas. O hacer el parangón entre los bajones (instrumentos de viento) y los toyos, esas zampoñas gigantes que usa Illapu, y tocarlas también con sintetizadores.


Luchaespíritu y Boombax se unieron de manera definitiva en 2011 y 2012 respectivamente, según recuerdan, para reforzar el extremo salvaje y el electrónico en el grupo, donde el primero de ellos toca lo que Quezada llama instrumentos ancestrales: tarka, trutruka y percusión. "Ha sido como una vuelta a la esencia. Se unieron todos los mundos. Cuando tocamos en vivo a un lado está el Andrés con toda su maraña, sus cables enredados, aparatos, procesadores, un verdadero pulpo. Y al otro está el Indio, prácticamente con un taparrabo nomás, sentado con unos cueros y una tarkas arregladas con unos palos, unas trutrukas viejas. Y los ves a los dos y son igual de potentes. Son los dos polos".


Por efecto de ese proceso, canciones del disco como "Fuerza chinita!" y "Santa ascensión" tienen numerosas versiones sucesivas. Lo que remite a las raíces profundas del grupo: la raíz liguana. "Es un trabajo bien sesudo que viene gestándose desde antes de la formación del grupo", explica el cantante y guitarrista. "Porque ponemos a Seidú en la línea de tiempo hacia delante proyectando el movimiento cultural del valle del Ligua, de donde venimos. Y eso también tiene una historia para atrás, para hablar cien años".


Bienvenidos al valle: raíces en La Ligua

Algunas ilustraciones de Folklórika! Rokérika! Populárika! están tomadas del Museo de La Ligua, fundado por Arturo Quezada, padre de Arturo y Pablo, según explica este último. Profesor de artes plásticas, Quezada padre llegó en 1973 desde Copiapó con su familia a La Ligua, donde organizó encuentros de estudiantes y trabajó con grupos musicales entre otras actividades que enumera su hijo.


-Si vas a La Ligua y preguntas a la gente, mi papá hizo una revolución allá. Andaban todos rayados, haciendo pósters de las culturas precolombinas, de los incas, de los diaguitas… Y el museo ha sido una gran inspiración. Desde chico vi la mezcla de mi viejo, que no era un purista de lo indígena, él le ponía spray, usaba distintos colores.


-¿O sea que hay una influencia precolombina en el grupo también?
-Absolutamente. Seidú no puede desligarse de una influencia que viene desde hace miles de años.


-¿Y cómo se expresa?
-La Ligua tiene una ubicación geográfica e histórica súper peculiar, en el límite entre la zona centro y norte de Chile, muy cerquita de Los Vilos en la cuarta región. Son valles transversales, hay un clima que se asemeja un poco a la aridez, tiene sus cactus a pesar de que hay harto verde. Agua ya no hay, no queda, por la usurpación y el tremendo robo de agua que ha habido. Es una zona donde hubo conflicto mapuche con inca, por ejemplo, y es un sitio arqueológico, con la cultura diaguita también muy presente en la identidad liguana.


Komilé y Azul del Sur se llaman dos de los grupos musicales activos en la ciudad en los años '80, refiere Quezada. "Eran unas especies de Jaivas pero con una fusión rara. Incluso en La Ligua la gente en sus casas tiene cancioneros de Komilé. No hay discos, pero hay canciones como 'Doña Rosaura', 'Señora', y la gente las sabe y las corea". Y en paralelo Quezada padre creaba con alumnos del liceo de la ciudad una academia de arqueología llamada Yacas.


-Con y griega -dice Quezada hijo-. No Jackass como los de MTV.


-Yacas, como el marsupial.
-Como el marsupial, porque encontraron una yaca y fue como una ofrenda a ella. Hicieron un levantamiento de la zona, que está llena de petroglifos. El símbolo de Cabildo, que es la ciudad que está al lado de La Ligua, es un petroglifo que fue encontrado allá. Entonces hay un trabajo musical, histórico, cultural, artístico, social, que para nosotros se centra en el Museo de La Ligua. Y la primera idea de Seidú fue la de ser la banda que musicalizara eso.


Porque el trabajo que Quezada recuerda haber hecho antes que ningún otro bajo el nombre de Seidú es el disco Música del Museo de La Ligua (2005). "Cuando vas al museo ese disco está sonando", dice.


-Ése es el primer disco de Seidú entonces.
-Se podría decir que es el primer disco de Seidú. Y de hecho la gente lo compra, porque lo venden, a cinco lucas. Y es totalmente electrónico, con mezcla de grabaciones indígenas, cantores a lo divino y a lo humano de la zona.


-¿Bailes chinos también?
-Sí, mucho, en Placilla, en Valle Hermoso, en Cabildo, en Petorca. Ese ambiente, esa mezcla increíble que son los mismos bailes chinos, es lo que tratamos de recopilar. Es nuestra base, espiritual y musical también: los cantores a lo divino, los bailes chinos, los grupos tropicales, rancheros, rockeros. Cabildo, por ejemplo, es un nido de guitarristas eléctricos increíbles, que generalmente tocan en bandas de cumbia de la zona. También aprendí a ser punteador, como le llaman allá a la primera guitarra, porque hay un nivel muy bueno. Eso es lo que trata de transmitir Seidú.


Idea general: a todos nos aburren mucho los estilos


Pablo Quezada llegó a Santiago en 2002, época de la que datan las canciones más tempranas del disco de Seidú, como "Santa ascensión", "Gong" y "Filo". Al otro extremo están "Yo pensé", cantada por Pihui y compuesta en Francia por Quezada durante sus viajes con el Teatro del Silencio ("Ésa es la más nueva de todas. Es como el futuro", dice el autor) y "Kafkabell", que además de ser otra de las canciones recientes es una nueva ocasión para demostrar las orejas siempre abiertas del grupo.


-Tiene influencia de muchas cosas, de Sol y Medianoche, por ejemplo, yo creo que de Sol y Lluvia también, de León Gieco. Y al mismo tiempo es el momento más industrial, porque Ministry también está, hay unos sintes totalmente ácidos. En un momento la gente llega a asustarse con esas canciones, porque a veces llegamos tocando el "Fuerza, chinita!", bien piola, y "Kafkabell" de todas maneras es la más bizarra.


-¿La alusión a Hendrix y Violeta Parra viene desde el comienzo?
-Sí, viene de las bases de Seidú, de todas maneras. Creo que para todos es la letra más importante. Porque aparte tiene el sonsonete y un poco de la estructura de los payadores y los cantores a lo divino. "Que los mando a arar la tierra / que los mando a hacer el pan / a fabricar herramientas / para saberse educar, / no engañar a sus mujeres / trabajar de sol a sol / y así su padre les dio / comida y educación". No es una décima, pero son octosílabos, y tiene ese espíritu de la paya y el canto a lo divino. Para nosotros es como un himno.


-¿Es un manifiesto del mestizaje también, proclamar a Jimi Hendrix y Violeta Parra como abuelo y abuela?
-Es provocar también con eso. A pesar de que en "Santa ascensión" no somos nosotros necesariamente los que lo decimos. En esa canción hay un diálogo entre una mamá y un hijo, donde la mamá da un punto de vista que también es válido. Le dice "Son tus ídolos: el que se ahogó en el vómito y la que se suicidó".


-Ese verso es provocador.
-La mamá dice "Si era tan buena ¿por qué al final se mató?" Es una frase terrible, por supuesto. Incluso hay gente que nos dice que les gusta la canción, pero no esa frase.


-¿Pero de esa idea se supone que la gente mala se mata y la gente buena no?
-Es una madre asustada frente a ese camino. No damos la razón ni al hijo ni a la mamá. Nosotros somos el hijo entre comillas, pero damos esa tribuna al personaje de la mamá.


-¿Aquí sobre todo es más evidente que una canción es una ficción? En este caso hay hasta un diálogo entre dos personajes.
-Es un diálogo, y de hecho las primeras palabras las dice Dios. Por eso que en el video salgo yo como de Dios. Pero nos ha pasado eso. Cuando en una película alguien le corta el cogote a otro, ya, es una película de terror. Pero cuando lo decía Slayer eran satánicos.


-¿Por qué cuesta más instalar la música como una ficción?
-Yo creo que la gente da a la música una atribución más sagrada, deber venir un poco de eso. Pero al mismo tiempo lo bueno que pasa es que mucha gente dice "Ésa es mi canción, es justo lo que me pasó a mí". Aquí todas las canciones son (dichas por) personajes: "Santa ascención" es una mamá y su hijo, "Chinita!" es la historia de alguien que supera una situación difícil, "Kafkabell" es un compadre enamorado de una mujer que tiene poder en alguna red social, pero él le dice que salga a la vereda. "Richard's band" está basada en la idea del "pago de Chile", de los artistas olvidados, está un poquitito basada en el personaje de Roberto Viking Valdés. Si pones fuerte el volumen al final de la canción se escucha incluso cuando canta "Se va, se va, se va el amor" en el Festival de Viña, y con toda la gente a sus pies. Es la situación de cómo puedes tener al público en tus manos y después andas buscando espacios para tocar. Que es lo que pasa en Chile.


-Otra cosa que pasa con las canciones entonces es que uno puede entender cualquier cosa. En "Richard's Band" se escucha a Vodanovic y Paulina Nin presentando a Richard Marx en el Festival de Viña. Podría ser una sátira a los cantantes extranjeros que llegan a Chile
-… de más, a vender la pomada. Lo importante es que tampoco nos abanderizamos, somos una banda que expone las cosas, pero tal vez en el segundo disco pueda ser mucho más puntuda la cosa. La última estrofa dice "Perdona, Richard's Band, lo único que hicimos fue cambiar de canal". La gente tampoco es mala por haber hecho eso. Se presentó otra cosa y la siguieron.


-¿Esa canción tiene influencia de son cubano?
-Sonera totalmente. Hay mucha influencia rumbera que yo creo que viene de los caribeños, pero también harto de lo español. Me gusta mucho el pop rumbero, Gipsy Kings, pero también Fania All Stars, humildemente, porque no es nuestra especialidad. Tomamos las influencias como muy propias. En general la idea siempre es que a todos en la banda nos aburren mucho los estilos. Dos sones, dos blues, están bien, pero más es mucho. Por eso nos gusta mezclar también. Que no sea un disco de reggae o de hip-hop en el que sabes más o menos por dónde va la mano, aunque hay grandes discos de reggae o de hip-hop. Pero aquí la idea es que hasta el último la gente no sepa con qué se va a encontrar.


-¿El título del disco también es un manifiesto?
-Por supuesto, es el homenaje a Violeta, cariñoso, por así decirlo, y por la fuerza que tienen las palabras que ella ocupa en la "Mazúrquica". En el fondo el disco se llama Folclor, rock y pop


-Y el ingrediente Björk que decías ¿cabe en el pop?
Algo viene a la memoria del cantante en ese momento. "Claro", dice. "De hecho no debería contarlo, pero cuando mandamos el disco la primera vez le pusimos 'Folktrónica'. Se llamaba Folktrónika! Rokérika! Populárika!


-Pero no se entendía eso, ¿no?
-Mira, entre todos me insultaron un poco -se ríe-. "Pero cómo folktrónika, qué raro, el locutor de la radio se va a enredar cuando anuncie el disco".


-Folktrónika. ¿Qué es?
-Es tal como preguntas tú: Björk está aquí (en el título del disco) en el pop, y lo mismo me dijeron los demás, aunque la parte electrónica me importaba mucho (explicitarla en el título). Pero ya, perdón, perdón, perdón. Entonces es Folclor, rock y pop. Pero post Violeta Parra es Folklórika! Rokérika! Populárika!

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