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Corazón

El hombre que inventó el rock latino vuelve a rodearse de invitados en un disco donde cada uno hace su parte con mucho orden, según se llame Juanes, Pitbull, Romeo Santos o Diego Torres. Santana acepta todo.

13 de Junio de 2014 | 13:28 |
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No es un gesto de mala fe prestar por un momento más atención a los créditos de este disco que a cualquiera de las canciones que trae dentro. Permite constatar que la producción ejecutiva de Corazón está encabezada por Clive Davis, el avezado ejecutivo discográfico estadounidense que hace ya quince años se ganó los vítores de la industria musical más corporativa, tras la proeza de haber "resucitado" a Carlos Santana con ese disco multipremiado y superventas llamado Supernatural (1999). Y no es mala fe, porque en efecto acá la fórmula es la misma que en Supernatural (y que en Shaman en 2002, y que en All that I am en 2005, por lo demás). Es Santana y sus amigos, volumen cuatro. Pero esta vez en modo "latino".

Cada uno de los convocados hace su parte muy en orden aquí. La banda de sesionistas es de primer nivel. Juanes viene a dar certificación global a "La flaca", de los españoles Jarabe de Palo. Romeo Santos posa su voz andrógina y millonaria. Los Fabulosos Cadillacs y Ziggy Marley no se mueven de sus correspondientes registros de rock mestizo y reggae. Gloria Estefan llega desde Miami a bajar las revoluciones para cantar sobre una isla de paz y ensueño. A propósito de sueño, está también Diego Torres, blando y perfecto para una siesta con su colaboración, aunque superado eso sí por el cantante de R&B estadounidense Miguel, que lleva las cosas a la fase de sueño profundo. Nada que no pueda resolver en todo caso Pitbull, con todo el movimiento de vuelta para transformar la sensacional "Oye como va", de Tito Puente, en lo que él puede, o sea en un jingle.

Y Santana acepta. Acepta a todos estos amigos con unas notas de su guitarra eléctrica para cada uno sin distinción. Es decir, con una guitarra cada vez menos distintiva. La excepción, si la hay, es "Una noche en Nápoles", acústica y a trío con los sabores mestizos, flamencos y sudamericanos de las voces de Lila Downs, Niña Pastori y Soledad. "Con Carlitos Santana" pronuncia en un momento Lila Downs con algo parecido a la espontaneidad, y es distinto, porque lo que hay de humanidad en este disco está concentrado ahí. Santana inventó un idioma, nada menos, cuando hace cuarenta y cinco años irrumpió con un sonido inaudito y estimulante, al mismo tiempo eléctrico y caribeño, que hubo que llamar rock latino y que puso a todo un continente por derecho propio en la historia de esa música. Y por esa razón está más allá del bien y del mal. Aunque un disco calculado como éste, sea lo opuesto a esa historia.

David Ponce

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