Por definición 2011 fue el año de las marchas callejeras en Chile, y de eso quedó cuantioso registro en la memoria colectiva, pero no está de más la constancia adicional que un año más tarde Ases Falsos dejó al respecto en su primer disco, Juventud americana (2012), con esa invitación a mirar cómo se portan los perros callejeros cuando se enfrentan estudiantes y carabineros, según propone textual el cantante Cristóbal Briceño en el single "La sinceridad del cosmos" a propósito del instinto animal, por naturaleza libertario.
Por definición 2013 fue en cambio un año electoral, y el segundo disco de este grupo chileno parece responder de nuevo a la contingencia, entre otras cosas. "Pongo el caso de una marcha / nos conmueve la fiereza de cada canción / pero son frases hechas que se olvidan con facilidad / después de unas cervezas nadie sabe dónde quedó la rabia", dice el mismo cantante en una de las estrofas de Conducción (2014), para poner el caso de un contraste entre descontento y conformismo.
No es cuestión de descubrir ahora que Briceño es uno de los autores de letras más particulares del actual pop chileno. Además del disco anterior de Ases Falsos, están como prueba los ocho EPs y LPs de Fother Muckers, su grupo previo. Pero acá lo corrobora, dedicado por ejemplo a observar el descontento o incluso a monitorearlo, en versos como "Examina el germen de tu disconformidad" o "Quiero que recuerdes / que tu protesta sólo vale si desprecias". Y más allá de ese tema, no es un detalle el modo en que están conjugados ésos y otros verbos. Estas letras están cantadas con frecuencia en segunda persona singular, en títulos como "Mantén la conducción" o "Búscate un lugar para ensayar", y en numerosos versos. "Haz tu trabajo, haz tu tarea, manifiesta todo tu esplendor", conmina en "Nada". "Tu locura y tu manía / cuáticas como las mías", dialoga en "Cae la cortina". Ases Falsos apelan a ti. Como si fuera un modo de renunciar a escribir de sí mismo para conversar. Menos individual, más social.
Y una de esas frases parece la favorita, al menos a juzgar por el hecho de que se encuentra en dos canciones de Conducción. "Cámbiame la cara", canta Briceño en "Mi ejército" y en la citada "Búscate un lugar para ensayar", para seguir hablando de tú a tú. Otras veces sí es en primera persona, cuando el personaje que para el disco previo declaraba "no soy y nunca seré / un artista nacional" (en la canción "Estudiar y trabajar") reincide ahora en versos más provocadores, como los de "Yo no quiero volver" y su ajuste de cuentas con todos los oligopolios y consorcios de prensa y medios chilenos, incluso con nombre y apellido. También son letras de canciones de amor ("me haré mujer y en mi calma venceré al hombre que pretende siempre encaramarse arriba", dice en "Mi ejército"), la más clara de las cuales fue elegida como single del disco: "Simetría" parte con la línea "Te amo de manera insensata y verdadera", no muy lejos del Raphael que te ama de una forma sobrehumana y con el ímpetu del viento.
Por eso cuadra muy bien que en su segundo disco Ases Falsos suenen a menudo como una radio AM, cuando se oyen arreglos de flauta traversa y solos de saxo, o cuando Briceño saca a relucir unas inflexiones de Chayanne al menos en dos momentos, en medio de "Nada" y en el segundo verso de "Yo no quiero volver". Entre los falsetes bien afinados del cantante en "La gran curva" o "Cae la cortina", se destacan los de "Nada", que recuerdan a Earth, Wind & Fire en "Devotion", y los de "Al borde del cañón", que están todavía más cerca de Juan Antonio Labra, con el slap de Simón Sánchez como un certificado funky sobre las cuerdas del bajo.
Es el momento en el que este grupo encuentra una vía chilena al funk distinta a la de Los Tetas o Chancho en Piedra, mucho más conectada con Solid Gold que a ninguna banda de rock. Y la máquina del tiempo termina de activarse en otras tres canciones, dos de las cuales llevan el crédito adicional del guitarrista Martín del Real: "Mi ejército" trae de vuelta esos hits AM de gente como Sergio Fachelli o Roque Narvaja; "Plácidamente" se remonta al instante mismo en que los Eagles grabaron "New kid in town" (1976); y "Cae la cortina" avanza un par de años para remitir a la base que Toto puso a sonar en "Georgy Porgy" (1978). Con melodías animadas de ayer y hoy, Ases Falsos son unos detectores de música pop a través del tiempo.
—David Ponce