En un EP de cuatro pistas publicado en 2001 por Sieg Über Die Sonne, dúo de música electrónica formado en Francfort, el cantante invitado-estable del grupo en esa época entona el estribillo "I am not the sound / I'm the thunder". La canción se llama "Not a sound" y el hombre que la cantó hace trece años es el mismo que ahora se escucha en el disco Naked tunes. Sólo que en 2001 quedó registrado como Jorge González y en cambio en 2014 se llama Leonino. Y la misma "Not a sound" reaparece acá, salvo que con Sieg Über Die Sonne suena a techno y house, y con Leonino es parte de un disco de soul desnudo.
Así se llama el álbum, por lo demás: "Melodías desnudas". Y eso es lo que se escucha incluso antes de tomar conciencia de lo certero del título. De estas diez canciones, ocho, la mayoría lejos, tienen como base principal las cuerdas de nylon de una guitarra, y en tres se escucha el sonido despojado de un piano, dos opciones que van a dejar a la voz siempre nítida en primer plano. Esa elección de instrumentos de timbre acústico es más llamativa porque el resultado es música soul, un género que por lo general incluye desde el sonido de bandas completas hasta ciertas orquestaciones, que no por casualidad el productor Phil Spector llamó "pequeñas sinfonías".
En cambio el resultado en Naked tunes tiende a ser austero, próximo, de modo que, para seguir con la estadística, en cuatro de estas pistas el cantante habla además de cantar, y en un par lo hace en susurros, como quien conversa al oído. Su voz es el instrumento clave aquí, entre falsetes bien afinados en seis melodías y el modo en que él multiplica esa voz para armar coros en ocho de las diez canciones, e incluso aproximarse a un gospel personal en casos como "My time is gonna come", "How many times did you save my soul" y "There is a light", esta última grabada en buena parte a capella.
El disco fue producido y grabado en Berlín en paralelo al álbum en español que Jorge González publicó un año antes, Libro (2013), así que ambos corresponden al mismo período creativo. Y al mismo vocabulario incluso. Si en una de las canciones de Libro el autor hacía referencia al éxito "Sexual healing", del titán soul Marvin Gaye, a lo largo de Naked tunes aparecen palabras cargadas de un sentido afín a ese género musical. El término "respect" cantado en falsete al final de la primera canción permite recordar a Aretha Franklin, así como "river" en el título de "Down by the river", parece traer consigo al mismo Marvin Gaye que cantó "Ain't no river wide enough", en el himno "Ain't no mountain high enough".
Algunas citas son más concretas incluso: Jorge González ha estado tocando el éxito de George Michael "Father figure" en sus shows recientes, y aquí, en la canción "How many times did you save my soul", Leonino parece camuflarse con el George Michael que grabó "Freedom '90", además de aproximarse en "After the big war" a los Bee Gees. O a Andy Gibb más bien. Y eso sin mencionar el ánimo espiritual propio del alma de la música soul, que se advierte en títulos y estribillos del disco como "Mi amor te hará libre" o "Cuántas veces salvaste mi alma".
Naked tunes representa una nueva metamorfosis en la carrera de Jorge González, un cantante y autor que se ha internado por igual en la música electrónica o en un repertorio de himnos pop y rock de arrastre nacional e internacional para llenar estadios, y que esta vez canta en inglés con acento sudamericano. Y no parece ningún accidente que haya traído de vuelta esa canción de hace diez años mencionada al comienzo. "No soy el sonido, soy el trueno", es lo que significa ese verso en inglés. El sonido es importante, pero el trueno es anterior y sobre todo es otra cosa. Es el origen. Tal como el origen puede equivaler a la canción, y en cambio el sonido de esa canción puede haber sido house en 2001 y soul en 2014, por ejemplo. Y tal como el nombre puede ser González o Leonino. Naked tunes es una transformación —otra más en la historia del cantante— y, además, gracias a la posibilidad de comparar "Not a sound" entre la versión original y la actual, es una muestra de cómo su universo se mantiene en movimiento constante.
—David Ponce
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