''El vagabundeo y lo nómade me acercaron siempre a la imagen recurrente del perro callejero'', cuenta el artista, acerca de su tema angular.
Antonio BecerroSANTIAGO.- Tras permanecer cerca de un mes en Italia, el artista chileno Antonio Becerro aún sufre la resaca de ese periplo. No se trata sólo del momentáneo jet lag que acompaña a todo viajero que cambia de destino, sino además de los cientos de centímetros cúbicos de pintura que soportó durante días cayendo sobre su rostro y garganta.
¿La razón? Becerro, el hombre que en los 90 hiciera fama como taxidermista, estuvo entre el 12 de junio y el 5 de julio con la cabeza apuntando al techo de un auditorio en Sicilia, donde a la usanza de Miguel Ángel pintó una obra bautizada como "La Sixtina de los Perros".
El proyecto fue impulsado por Mano de Monja, una galería porteña que desde 2011 promueve el intercambio chileno-italiano, y que invitó a Becerro a plasmar su imaginario canino en una gran obra instalada en el Museo de la Fondazione Famiglia Piccolo di Calanovella, en la localidad de Capo d'Orlando.
"La Sixtina de los Perros es la continuación de una pintura homónima que realicé en 1997, en el segundo nivel del Centro Experimental Perrera Arte", cuenta Becerro aludiendo al recinto del que es director. Claro que esta vez todo está cruzado por la muerte de Floripondio, su mascota por años y "musa canina", como gusta llamarla. Citas a Violeta Parra y a la propia capilla de Miguel Ángel en Roma, completaron el panorama.
El trabajo fue arduo. "El ejercicio físico de esta obra te obliga a sostener el pulso y doblar el cuello. A trabajar boca arriba, sentado o tendido sobre los andamios, eludiendo o aceptando el goteo de la abundante paleta, rica esta vez en tonos azules y celestes", cuenta.
La pieza de gran magnitud viene así a ubicarse como una especie de cima en el continuo que marca a la obra de Becerro, centrada en lo canino, y que este año también vio el montaje de la instalación "Encontraron Cielo", en el Museo Nacional de Bellas Artes.
"La constante (en mi obra) fue y será la presencia de lo urbano, la muerte, la belleza de los contrarios y la búsqueda de un posible lenguaje orgánico en la experiencia abstracta de la vida. En ese sentido, el vagabundeo y lo nómade me acercaron siempre a la imagen recurrente del perro callejero", explica el artista acerca de su tema angular.
La obra quedará a la vista del público italiano una vez que terminen los trabajos de construcción de los auditorios en el recinto de Sicilia, mientras que en Chile Becerro también se hace visible en estos días: En la Sala de Arte Las Condes (Apoquindo 3300, Centro Cívico), algunos de sus perros de fibra de vidrio forman parte de la muestra "Encontrado-Elegido", centrada en el arte a través de objetos.