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Santo y Seña

El ex cantante de JuanaFé muestra su propia materia prima en su debut como solista. Un paseo entre Chile y el trópico que pone el timbre a una apuesta que se presumía arriesgada, pero que termina por catapultarlo.

02 de Agosto de 2014 | 10:22 |
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Para muchos, puede no ser un detalle importante cuando lo que se privilegia es un resultado final. Para quienes gustan de saber en torno al proceso de un disco y el accionar de una banda, en tanto, el quién es quién dentro de ésta sí que se vuelve relevante. En su moral de compañía, JuanaFé siempre intentó que los pesos específicos permanecieran supeditados al colectivo. Y por eso, Santo y Seña constituye un auténtico destape en la carrera de Juanito Ayala.

A diferencia de iniciativas en solitario que parecen más impulsadas por egos y por acortar la distribución de ganancias, y que luego no se condicen con las trayectorias esbozadas al frente de un grupo, Ayala aquí mantiene la mirada de su banda madre sobre la música latinoamericana, para dar cuerpo a una fusión que va más allá de la juerga a la que tanto él como JuanaFé fueron asociados en un principio, cuando en Chile se hablaba de una "nueva cumbia".

Sin embargo, la perspectiva de Ayala es mucho más sencilla (en el mejor sentido de esa palabra) y al hueso: Si en varios momentos de JuanaFé se percibía cierta inclinación por el lado más progresivo de la fusión latinoamericana, con todas sus peripecias a nivel de arreglos y ejecución, en Santo y Seña el norte está claramente puesto en las canciones.

Y en ese terreno, el abanico es amplio: Hay desde salsa ("Dos formas de querer") y cuotas de reggae ("Lo que sucede después"), hasta colorido gitano ("Me muero de frío"), para rematar con los aires arrabaleros de "Yungay" y "Yo soy aquél". ¿Juerga? Por cierto: En la apertura con la encendida "Tanta música" y en "Dos veredas", con Kevin Johansen aportando con la —en el papel— más resonante de las cuatro colaboraciones que incluye el disco.

La focalización de Ayala queda de manifiesto además en las letras: Críticas en el recién mencionado tema ("hay políticos faranduleros / tus problemas le importan un bledo / por la feria se va de paseo / para ser elegido de nuevo"), pero también románticas, siempre dirigidas a esa tan criolla como tropical "mi negra". Una mescolanza geográfica que se extrapola en "Yungay", cuando Ayala asegura que en el corazón de ese barrio "hay papa rellena y plátano asado".

Pero ésa no puede verse como una falta, sino como un plus: En su primer disco en solitario, el cantautor logra traducir los sonidos de América hacia una lectura que es tan propia como local, y que sigue abriendo el abanico entre quienes animaron la escena de la "nueva cumbia". Una que hoy no es ni tan nueva ni tan cumbia, y que parece decir que la fiesta con variedad y contenido puede ser mucho más perdurable.

Sebastián Cerda

"Santo y Seña" en Portaldisc

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