SANTIAGO.- Fue uno de los comediantes más recordados del Hollywood de los '90 y 2000. No obstante, los mayores logros cinematográficos de Robin Williams los obtuvo en la vereda opuesta: el drama. El actor que hoy murió a los 63 años logró jugar con las risas en cintas como "Papá por siempre" y "Popeye", pero conmovió al explotar emociones intensas en la ya clásica "Sociedad de los poetas muertos", o en la aplaudida "En busca del destino", la que le valió el Oscar a Mejor Actor de Reparto en 1998 tras cuatro nominaciones.
Tal vez tenía la capacidad de encarnar complejos personajes en ambos géneros porque su vida también fue así: una mezcla de comedia y drama. Sus últimos días estuvieron dominados por un estado depresivo, pues la evidencia policial indica, preliminarmente, que se quitó la vida asfixiándose en su domicilio.
Williams sufría depresión hace décadas, pero la había controlado a través de un tratamiento constante. También había superado sus problemas con el alcohol y las drogas, los cuales surgieron en la década de los setenta. El protagonista de "Patch Adams" consumió aquellas sustancias durante varios años antes de decidir dejarlas en los ochenta.
Pasó 20 años alejado de las drogas y en ese periodo logró consolidarse en la competitiva industria del cine. Su periodo de mayor auge comenzó con su primera nominación al Oscar a Mejor Actor con "Buenos días Vietnam", en 1987. Luego vinieron otras candidaturas con "La sociedad de los poetas muertos" (1990) y "The Fisher King" (1992).
En la década siguiente fue uno de los actores más populares de Hollywood con proyectos que iban desde cintas familiares como "Aladdin" (dio voz al Genio en la versión original) o "Jumanji", como también en la picaresca "Jaula de los pájaros" o en la peculiar "Jack", donde interpretaba a un niño de diez años que se desarrolló físicamente antes de tiempo. En esa estapa también estrenó "Patch Adams" y dio vida al psicólogo Sean Maguire en "En busca del destino".
Más tarde, llegaron roles mucho más oscuros, como el que interpretó en los thrillers "Insomnia" de Christopher Nolan, o en "Retratos de una obsesión" de Mark Romanek. Pero siempre dejando un espacio amplio para hacer reír en comedias familiares ("Una noche en el museo" o "Happy Feet" son del mismo periodo).
Testigos de sus altos y bajos en el control de su depresión y adicciones fueron sus tres esposas: Valerie Velardi, de quien se divorció en 1988 tras una década juntos y un hijo en común (Zachary); Marsha Garces Williams, quien fue su niñera y luego su esposa entre 1989 y 2008, y madre de sus hijos Zelda y Cody; y finalmente Susan Schneider, con quien contrajo matrimonio hace cinco años.
Schneider hoy se mostró desconsolada por la muerte de su marido y pidió a la audiencia y a la prensa no centrarse en la muerte de Williams, sino "en los incontables momentos de alegría y risas que dio a millones de personas", según reportó "Variety".
Hace sólo un mes, el actor había ingresado al Centro de Tratamiento Antidrogas Hazelden, ubicado en Minnesota. Quería pasar allí una temporada para reafirmar su alejamiento del alcohol y las drogas. Había tenido una recaída en 2006, pero se recuperó y este año quería reafirmar su compromiso con su terapia.
"Después de trabajar en proyectos de apoyo, ahora Robin simplemente está tomando la oportunidad de enfocarse y mantener su compromiso constante, del cual se siente extremadamente orgulloso", dijo en esa oportunidad su representante.
No obstante, su entorno cercano hoy reveló que en las últimas semanas estaba atravesando nuevamente una depresión severa. Y esta vez no pudo utilizar la comedia o la vorágine del cine para superarla.