Revelación: Jason Pierce desnudó el sonido de las canciones de Spiritualized en su concierto del jueves 21 en el Teatro Municipal de Santiago.
Rodrigo FerrariHabía dicho que sería un regreso a distancia de su visita previa, al festival Primavera Fauna de noviembre pasado. Y en efecto luego de todo lo expresiva que suele ser la dinámica de un festival de rock, con electricidad, aire libre y grandes públicos, Jason Pierce trajo esta vez el reverso, con instrumentos acústicos y el mínimo voltaje, intimidad en vez de multitud, contención en lugar de expansión. Pero la misma intensidad. O más.
El primer contraste fue de entrada la elección del Teatro Municipal de Santiago para esta nueva jornada del ciclo de conciertos internacionales Virgin Converse S.U.E.N.A. en la capital, en la que el músico inglés puso en escena versiones casi por completo acústicas del repertorio de Spiritualized, la banda con que desde los años '90 viene produciendo un rock tan personal como espacioso, volátil y místico. Y la traducción de su música a este lenguaje despojado, monótono en el mejor sentido del término, permitió un redescubrimiento de esas canciones al modo de una revelación.
A primera vista podía parecer un gentío en escena. Ocho cantantes e instrumentistas locales acompañaron en vivo a Pierce, entre el coro de Consuelo Schuster, Celeste Shaw, Gabriela Ernst y Julia Grisenti y el cuarterto de cuerdas dirigido por Daniella Riveros (violín) y con la cubana Mónica Betancourt (violín), Mariel Godoy (viola) e Isidora Edwards (violonchelo). Pero lejos de eso la propuesta sonora del concierto fue siempre elemental, con el coro a veces al unísono y a veces desplegado en varias voces y cierta intención gospel, con la vestidura justa y medida de las cuerdas y con la base armónica provista desde el registro noble del piano eléctrico Fender Rhodes de Tony Doggen Foster, además de las ocasionales melodías delineadas en armónica por el mismo pianista.
Sobre esa base, la voz de Pierce es un carácter principal, siempre intensa encima de los acordes apenas rasgueados sobre las cuerdas metálicas de su guitarra electroacústica. Con esa voz fue escogiendo canciones de diversos momentos de su recorrido, desde el inicio con "Sitting on fire", del disco Songs in A & E (2008), hasta remontarse a "Walking with Jesus", de su banda previa, Spacemen 3, una de las más identificadas y aplaudidas por el público. En especial estuvo presente el reconocido disco Ladies and gentlemen we are floating in space (1997), con títulos como "Cool waves", "Broken heart" y "I think I'm in love", estos dos últimos hacia el final, además de esa cita a "Can't help falling in love", la universal balada popularizada por Presley que permitió de paso el momento más vibrante del coro.
Y todo esto pasó en el Municipal, pero bien podría haber sido en una iglesia y no habría estado fuera de lugar como locación. Pocas veces ese símil de un concierto como una misa tiene tanto sentido como en la entrega acústica de las canciones de esta banda, cuyo nombre expresa de entrada y con creces el afán de espiritualidad que parecen perseguir las letras de Pierce, pobladas de insistentes símbolos e invocaciones. Fuego, amor, corazón, Señor, Jesús, son palabras clave que recorren estos versos, y que, más allá de ninguna connotación religiosa inmediata ni literal, lo que sugieren es pasión. Será rock espacial y psicodelia cuando hay electricidad de por medio, pero cuando la estridencia cede lugar al silencio Spiritualized es pasión desnuda.