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Mar de nubes

Menos guitarras, más sonidos sintetizados. Después de cuatro años sin grabar, el trío chileno replantea la ecuación de su sonido pop rock en el sexto disco de su historia.

25 de Agosto de 2014 | 23:34 |

El doble del tiempo que emplearon para grabar cualquiera de sus discos previos tuvo que pasar antes de este nuevo trabajo de De Saloon, uno de los grupos más populares y también más regulares en el pop chileno de la última década. No sólo ha habido intervalos similares entre De Saloon (2003), Morder (2004), Abrázame (2006), Delicada violencia (2008) y Fortaleza (2010). La misma regularidad se oye en las canciones de esos discos, conectadas por el pop rock de guitarras y las baladas de amor adoloridas que ya son la especialidad reconocida del grupo, al punto de que "Quédate" (2003), "Te mueres" (2006) y "Me vuelves a herir" (2010), aunque sean canciones separadas por siete años en total, parecen parte de una banda sonora para darse las mismas puñaladas.
 
Pero ese doble de tiempo parece haber sido plazo suficiente para algunos cambios. Tras cuatro años sin grabar, en Mar de nubes (2014), sexto disco del trío, hay pistas que mantienen el rumbo previo, en las melodías gentiles sobre guitarras límpidas que el cantante Piero Duhart entona en "Nuestra señal" y "Virtual" o en esa batería en modo Coldplay que Ricardo Barrenechea toca en "Esperar". Pero al mismo tiempo los teclados de fondo en esas canciones son una primera diferencia sonora, subrayada luego por el cambio de timón que se advierte por debajo del arranque rockero compartido entre "Mar de nubes" y "Arder". Y que queda declarada sin vuelta atrás en la guarnición extra de sintetizadores brillantes y de baterías con revestimiento electrónico que pronto toman posesión del disco, producido por Marcelo Aldunate, el hombre que por ejemplo dejó ver al Manuel García más pop en el álbum Acuario (2012).


Tiene sentido que "Domestícame" haya sido elegido como single de Mar de nubes, porque es el mejor ejemplo del nuevo sonido. Los sintetizadores se oyen en las zonas clave de la canción, o sea la entrada y el coro, y se suman al detalle vintage final de esas voces al estilo computarizado que Styx patentó con "Mr. Roboto" en el '83, aparte de que el fraseo inicial del single recuerda por algún milagro al Roberto Carlos que invocó a "Jesus Cristo" en su hit del '70. Luego, en "No me mereces", no sólo la batería sino también el bajo suenan sintetizados, y lo mismo pasa en "Sígueme" al final del disco, para corroborar que en De Saloon las guitarras y la energía eléctrica hoy quedan dosificadas en función de una producción menos ruidosa y más electrónica. Otras cosas en cambio sí se mantienen. El índice de victimización sigue alto, de modo que en "Esperar" el hombre que canta estos versos se declara cansado de tanto llorar, y en la balada "El espacio" prefiere morir a seguir aquí sin ti. Y ésta también sigue siendo música amigable para radios, festivales y giras nacionales, otra especialidad pop rock en la que de De Saloon tiene años de experiencia.

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