No es sólo jazz, no es sólo folclor: es fusión

Fue hace poco menos de dos años, en el mismo sitio donde va a tocar este viernes, que el guitarrista Simón González estrenó en vivo la más reciente agrupación en los ya doce años que lleva grabando discos. Es Simón González Cuarteto, que a fines de la temporada pasada lanzó su primer disco, Pieza de música, y que en junio ganó el premio Altazor en la categoría de "instrumentista del año" por ese trabajo.

Esta semana el guitarrista chileno vuelve al escenario inicial de su cuarteto para dar un nuevo concierto en el anfiteatro del Museo Nacional de Bellas Artes (datos en el recuadro al final de la nota). "Es un espacio ideal para ver y escuchar conciertos, porque la proximidad del escenario con el público es tal que como espectador sientes que estás envolviendo el escenario", comenta. "Por eso va a ser un concierto muy íntimo".

Nuevas vías latinoamericanas

Integran el grupo Simón González (guitarra), Andrés Pérez Muñoz (saxo y clarinete), Marcelo Córdova (contrabajo), Carlos Cortés (batería) y, como invitado en dos composiciones del disco, Sebastián Almarza (piano). 

Meses antes del debut del cuarteto en noviembre de 2012, González (guitarra), Córdova (contrabajo) y Cortés (batería) habían tocado en distintos lugares de Santiago, antecedente directo de la formación que al año siguiente grabó Pieza de música.

Es uno de los pasos más recientes en una carrera definida por la inquietud constante de Simón González, traducida en sucesivos viajes  y encuentros con diversos músicos en Chile, Francia, donde vivió y trabajó entre 2004 y 2011, y Brasil, donde tuvo entre 2009 y 2010.

Como invitado figura en ocho discos: La loca sin zapatos (2001) y De exportación (2004), de Congreso; En privado (2003), de Mariela González; Mañana será otro día (2004) y Afuera (2007), de Magdalena Matthey; Canciones de autor (2006), de Julio Zegers; Año luz (2012), de Entrama; y Tercer tiempo (2012), de Juan Antonio Sánchez.

Y aparte son cuatro los discos que Simón González ha grabado como integrante de dúos y grupos: Perspectiva (2009), en dupla con la cantante lírica francesa Nathalie Milon; Serena revolución (2010), en el trío Bizikleta; ambos reistrados en Francia, y Pasajero (2012), a dúo con la cantante y autora chilena Daniela Conejero, con quien inició su colaboración también en París, hasta llegar al citado Pieza de música (2013), con su cuarteto.

-El disco no está firmado sólo por ti, sino por el cuarteto. ¿Es una forma de reconocer el trabajo colectivo del grupo?
-El trabajo de composición y de arreglos es completamente mío. Siempre pensé en esos instrumentos tocados por esos músicos, porque los considero buenísimos y sabía que enriquecerían con su interpretación el resultado final del disco. Más que un trabajo completamente colectivo, se trata de una etapa colectiva que comienza en los ensayos, luego en la grabación y se sigue desarrollando mientras continuemos tocando juntos.

-Del mismo modo Pasajeros, de hace dos años, tampoco es sólo tuyo, sino a dúo con Daniela Conejero. ¿Son dos discos similares por eso? ¿O éste tiene más que ver contigo como compositor?
-Sí, Pieza de música es el que yo llamo el primer disco de mi autoría. En el disco con Daniela hice el trabajo de arreglos, que es también un trabajo de creación. Algunos temas son de ella y otros del folclor latinoamericano. En ambos existe la búsqueda de una nueva manera de ver y tocar el folclor latinoamericano, claro que en Pieza de música se fusiona con elementos del jazz e incluso de la música clásica.

Escuela de jazz

Es un contingente amplio de información el que Simón González convoca en su cuarteto. El saxofonista Andrés Pérez ha tocado jazz en los grupos Contracuarteto, Ensamble Quintessence y Andrés Pérez Quinteto. Marcelo Córdova suma una trayectoria jazzística en Chile y Francia desde sus inicios en Valparaíso en los '90 hasta trabajos con músicos de fusión como Antonio Restucci y conjuntos recientes tan diversos como el cuarteto de cuerdas Crinético y el trío de jazz Simetrío, con Lautaro Quevedo (piano) y el citado Carlos Cortés (batería).

El propio Cortés ha tocado jazz en los tríos, cuartetos, quintetos y sextetos del pianista Gonzalo Palma, el bajista Christian Gálvez, el trompetista Cristian Cuturrufo y los guitarristas Nicolás Vera y Jorge Díaz entre muchos otros, y se ha diversificado también en grupos como La Pedroband, Alüzinati y la banda de Nano Stern. Y el pianista Sebastián Almarza toca en los grupos De Kiruza desde 1994 y Congreso desde 2003, además de las bandas de Francesca Ancarola y Joe Vasconcellos que también tiene en su currículo.

-¿Cómo llegaste a todos ellos?
-A Carlos (Cortés) y Andrés (Pérez) los había visto tocar en distintos proyectos. A Marcelo (Córdova) lo conocí durante mi estada en Francia y tocamos varias veces juntos. Al momento de imaginar quiénes podrían tocar de mejor manera la música que estaba creando no dudé en la selección. Además los tres se conocían y habían tocado juntos en varias oportunidades. Son músicos muy versátiles, que es justamente una característica que necesita mi música. No es sólo jazz, no es sólo folclor, es fusión.

-En tus inicios estudiaste guitarra con Jorge Díaz. ¿El aprendizaje con él se relaciona con el jazz también, o va más allá de ese género?
-Es uno de los mejores guitarristas de jazz que hay en Chile. Él fue quien me abrió la puerta a ese mundo, y a tantos otros guitarristas de mi generación y posteriores también. Es un gran músico y un gran profesor. No es fácil encontrar en una persona esas dos cualidades tan potenciadas.

-¿Qué presencia dirías que tiene el jazz en este disco? ¿Y cómo ha sido tu relación con el jazz, es una influencia, una escuela?
-Hay elementos del jazz en la libertad de interpretación de las piezas, en las armonías y en las secciones de improvisación. Siempre he escuchado mucho jazz, me llama la atención el desarrollar un lenguaje de improvisación en un contexto armónico establecido. Es un trabajo que hago cotidianamente como instrumentista; basarme en una secuencia armónica, del jazz, del folclor o de otros géneros musicales, para crear otras melodías. Además me gusta mucho la música de ensamble en el jazz, como la que escriben Bob Brookmeyer o María Schneider, por ejemplo, donde el contrapunto juega un rol importante en el discurso musical. El jazz es una de las escuelas importantes que ha influido en la música que hago, como tantas otras.

Viaje al sur (y al norte): recorridos

Otro cúmulo de experiencias deriva de los viajes que ha emprendido el guitarrista. En su estada en París entre 2004 y 2011 estudió en la École Nationale de Musique de Pantin, y tocó en el Festival de la Maison de l'Amérique Latine (2007) en Bruselas; el Festival aux Mains Nues (2908) en París, el Festival Latino-Andalou (2009) en Aulnay-sous-Bois, el festival MigrActions (2001) en París y los festivales Salvador Allende y Voyage au Cœur de l'Été, en Amiens.

En los mismos años tocó en cafés y clubes parisinos como el célebre Folies Bergère, Satellit Café, Le Baiser Salé o La Bellevilloise, además de en Roma, Florencia y Torino (Italia), Bruselas y Antwerpen (Bélgica) y Londres (Inglaterra). Y a su paso por Rio de Janeiro, Brasil, entre fines de 2009 y comienzos de 2010, compartió con músicos como Yamandu Costa y Antonio Loureiro, actuó en el Espaço Rio Carioca con Aline Gonçalves, Jonas Hocherman Correa y Bruno Aguilar y formó en 2010 un dúo con la clarinetista, claronista y saxofonista Joana Queiroz, con quien tocó en París en abril del mismo año.

Buena parte del repertorio de Pieza de música se relaciona con esos viajes, ha dicho el compositor, con ejemplos como "Nortinohuay", compuesta en Bolivia, y "Baiao", creada durante una estadía de cinco meses en Brasil. Aunque las cosas suelen ser menos esquemáticas, agrega. "Las composiciones son transversales a los lugares, no empiezo ni termino en el mismo lugar los temas. Por eso se llama Pieza de música, y así lo expreso en el disco, porque es un modo de existir como músico. Es mi espacio interno donde confluyen las experiencias de los viajes que he realizado. Y los viajes son eso: experiencia de ritmos, sonoridad, vivencia, emoción.

-¿De dónde viene el ritmo de "Baiao" por ejemplo?
-Está basado en un ritmo brasilero del nordeste que lleva el mismo nombre. Recuerdo haber llegado a Brasil y haber visto las danzas en clubes de música en vivo. El forró es algo que me maravilló, dentro de esa danza existen varios ritmos, uno de ellos es el baiao.

-¿Y "Viaje al sur" también está basado en algún ritmo tradicional?
-"Viaje al sur" no está inspirado en ningún ritmo en particular, pero siempre hay algún guiño a patrones rítmicos que evoquen ritmos tradicionales. Tiene que ver con la fusión que ya tengo incorporada.

Violeta Parra y milonga

Dos composiciones de otros autores completan el disco: "Milonga gris", del pianista y compositor agentino Carlos Aguirre, y la popular "La jardinera", de Violeta Parra, en una versión rearmonizada.

-No siento que lo haya elegido cerebralmente -dice el músico acerca de esta última opción-. Pareciera que a veces los temas lo eligen a uno… Siempre hago el ejercicio de tocar canciones folclóricas y rearmonizarlas. Algunas me convencen más que otras y "La jardinera" persistió y se transformó en algo propio.

-¿Qué representa para ti Carlos Aguirre como músico, y qué te movió a elegir "Milonga gris" para hacer una versión en el disco?
-Me gusta mucho su música y el trabajo que ha hecho con la reinvención del folclor de su país. Fue particular la forma de encontrarme con el tema. "Milonga gris" me la presentó la clarinetista y saxofonista brasilera Joana Queiroz, quien volvía de un viaje a Argentina y traía mucha música de folclor y nueva música de ese país. Llegando a Chile y tocando con el cuarteto no pude evitar incluir dentro de mi repertorio ese tema.

La mencionada Joana Queiroz forma parte además de la agenda próxima de Simón González, que en 2015 grabará a dúo con ella su próximo disco. Por lo pronto, el guitarrista ya tiene nuevas fechas: tocará como solista el 4 y el 15 de octubre en Santiago y Talca como parte del festival internacional Entre Cuerdas; el 12 de septiembre será parte de un espectáculo musical sobre la cantante francesa Edith Piaf con la Orquesta Filarmónica de Temuco; y el 18 de octubre estará con el cuarteto en el Festival de Jazz de Puerto Montt. "Luego estaré tocando en distintos escenarios en España como solista", agrega.

-¿Qué importancia tuvo ganar el Premio Altazor este año con el disco del cuarteto?
-Siento que en el ambiente se ha hecho más conocida mi música y me han llamado a participar en varios festivales. Si eso tiene que ver con el premio o no, la verdad no lo sé. Pero es emocionante ser reconocido en lo que uno hace, que nada tiene que ver con la música comercial que existe. Eso es un triunfo para todos los que realizamos fusión de la mano del folclor.