Este evento debía tener lugar hace un tiempo, pero diversas circunstancias lo venían postergando: Un encuentro mayor entre Babasónicos y sus fans capitalinos para la presentación en vivo del disco Romantisísmico, trabajo editado en 2013, pero con el que hasta ahora sólo anotaban un show de verano.
El ritual finalmente se concretó esta noche de sábado ante poco más de tres mil personas en el Teatro Caupolicán, donde el grupo argentino desenfundó un generoso repertorio basado en sus discos de 2001 en adelante —aunque con el foco puesto en el más reciente trabajo—, para coronar una extensa jornada triple (en rigor, la de ellos más dos prescindibles teloneros).
"Los burócratas del amor", uno de los mejores cortes de Romantisísmico, fue el encargado de abrir el concierto, poco después de las 22:00 horas. A partir de entonces, sonaron también "Aduana de palabras", "Humo" (con Adrián Rodríguez desplegando todos sus atributos de rockstar, cantándole directo a un par de chicas), "Uso" y "Negrita", entre otras de un trabajo que aún no se disemina con la fuerza que reclama, de acuerdo con su innegable altura en el contexto babasónico.
En parte por ello y en parte por el hito que marcaron entre los seguidores del grupo, es que los momentos más celebrados de la velada se dieron al alero de temas facturados en la década anterior, como "Microdancing" (con los dos hermanos Rodríguez al frente), "Cómo eran las cosas", "Suturno" y, sobre todo, "Carismático" y "Yegua", anudadas tal como en el disco Anoche (2005), gracias al verso "algunas noches soy fácil".
Todos parte de un lenguaje común que el quinteto —reforzado por un percusionista que se echa buena parte de la pega al hombro, amén del bajista— se las arregla para revitalizar y seguir explorando en cada placa, aunque sin renunciar a los códigos y al espíritu que establecieran desde la redefinición de su sonido (con Jessico).
Matando el tiempo
En el turno anterior, los también argentinos Zero Kill demostraron que por ahora no hay mucho más que el apellido Cerati y un puñado de buenas intenciones tras su propuesta, anclada en un pop de matriz electrónica y alternativa.
Hay bases amables, arreglos interesantes, y líneas de bajo y batería más que efectivas. Sin dudas, el quinteto tiene claridad respecto de los elementos que requiere su apuesta, y cuáles son los objetivos estéticos que busca. Pero hay veces en que no basta con tener la fórmula; también se necesita una muñeca que sepa administrarla, y que aquí parece ausente.
Tampoco contribuye mucho la interpretación de Benito Cerati: Aunque afinado y con prestancia, el hijo de Gustavo Cerati y Cecilia Amenábar también evidencia un registro débil, sin carácter, y un caudal de voz apenas suficiente, que debe ser trabajado.
Nada como para crucificarlos, en todo caso. Con integrantes que apenas superan los 20 años, hay que tener claro que lo de Zero Kill es un proyecto en pleno proceso de germinación, y al que todavía le faltan kilómetros de rodaje. El apellido de su líder los ha apurado y los ha puesto antes de tiempo en pruebas para las que aún no estaban listos. Pero no hay que desconocer que aquí, además de una marca, hay ideas y norte, que abren la puerta para que volvamos a saber de ellos en un futuro no muy lejano.
Pero la partida de la velada había tenido lugar mucho antes. Cerca de las 20:20 horas se inició la presentación de Rey Puesto, cuarteto liderado por el animador de Red TV Jean Philippe Cretton, que en 35 minutos buscó destaparse ante un público de mediana envergadura.
Cerca de mil personas alcanzaron a ver la performance de la banda, que ofreció un puñado de las canciones recientemente publicadas en su disco Música Maestro, y que evidencian una notoria raigambre en el rock noventero, desde el grunge a variantes metal.
Y pese al evidente pituto (Cretton es también locutor de Rock & Pop, radio organizadora del evento), a la disonancia que generan los nombres (tanto "Rey Puesto" como "Música Maestro" suenan más a cumbia que a rock), y a los resquemores que despiertan los rostros de TV en la música (bien lo sabe Sergio Lagos), el cuarteto mostró instinto radial y horas de ensayo, antes que amateurismo.
Deben pulirse, por cierto. Temas como "Partir en 2", por ejemplo, muestran raíz metal, pero sin el control y el encauzamiento energético que caracteriza a las piezas del género. Sin embargo, sería injusto no reconocer la madera, y no dejar en claro que en Rey Puesto hay ganas de proponer, antes que de solo dar rienda suelta al capricho rockero de un rostro.