Santa Rosa estará el próximo 18 de octubre en el Teatro Caupolicán.
MediactivaEl escenario abierto en 2008 era típicamente el de un boom: Luego de que Marc Anthony se destapara con tres shows repletos en Movistar Arena, el impacto de su arribo terminaría por salpicar a toda la salsa, que a partir de entonces multiplicó su impacto en Chile con conciertos sucediéndose a volúmenes sin precedentes.
Seis años después, ya no se puede hablar en los mismos términos. Hoy la salsa ya es un género instalado en el país, con una comunidad fiel y creciente de seguidores, que asisten regularmente a clubes y a eventos como el que tendrá lugar el próximo 18 de octubre.
Ese día, se presentará en el país Gilberto Santa Rosa (ver recuadro), uno de los que ya ha cosechado en más de una ocasión los frutos de ese viejo fenómeno: "Me encanta ir a Chile. Desde la primera hasta la última vez que fui, siempre es una sorpresa cómo el público, que para nosotros es nuevo, te recibe con el mismo calor y entusiasmo de los públicos que estás acostumbrado a visitar", celebra desde su natal Puerto Rico.
"Cuando empecé, no contábamos con Chile como una de las plazas que pudiéramos visitar", reconoce "El Caballero de la Salsa", quien ha podido observar el giro en nuestro medio. "Chile es un país al que varios compañeros van regularmente, y de ser un país en que esta música era desconocida, se vive un boom en que la salsa ha podido salir de los clubes. A eso hay que agregar que hay figuras que han tenido un gran arraigo, como Marc Anthony, y la gente se empieza a interesar en la música que él practica".
-¿Qué papel le asigna a él en el boom de la salsa, en países donde ésta no estaba tan presente?
-Para nosotros ha sido tremendo puente. Él tiene la habilidad para interpretar cualquier género, pero su mayor éxito ha sido como salsero, entonces qué bueno que entró con fuerza en Chile, nos hizo puente, y la gente empezó a entender de este género, de las emociones que toca.
-¿No ha sentido que el fenómeno de artistas como Marc Anthony, que vienen del pop o el crossover, ha opacado ante el gran público la importancia de figuras anteriores como usted, Maelo Ruiz, Lalo Rodríguez, y hasta de clásicos como Rubén Blades y Óscar D'León?
-No, pienso que es parte del proceso, y al contrario: Ayuda. Hace que la gente se fije en quién está detrás, y así podemos mostrar nuestros proyectos, lo que tenemos que decir. Lejos de opacarnos, yo creo que nos ayuda, nos abre puertas. La popularidad de un artista permite eso: Abrir el interés del público hacia otros artistas y hacia el género. Nos ayuda mucho, y según él dé pasos hacia adelante, nosotros vamos detrás.
-Pero su próximo proyecto no es de salsa, sino de bolero. ¿Por qué?
-Hablando de la historia de este género, los grandes cantantes de la salsa tuvieron en su momento grandes éxitos de boleros. Lo que pasa es que, según pasa el tiempo, los salseros nos ponemos más especialistas. Yo hace unos años empecé a grabar boleros, me fue bien, y los integré a mis presentaciones. Por eso la compañía (Sony) me pidió que hiciera este proyecto, que tiene tres canciones de salsa, y que si Dios quiere lo tendremos en octubre.
-¿Y cómo es el bolero de un salsero? ¿Hay un sello que lo distingue del bolero tradicional?
-Totalmente. Para nosotros es un pariente cercano. Claro, es un bolero más rítmico, más tropical, con una manera menos rígida de interpretar. En este caso escucharán boleros con diferentes tratamientos musicales. Algunos les parecerán más abaladeados que otros, o más tropicales. Los boleros además se han ido alejando de la interpretación clásica, hoy es más libre. Pero al final lo importante es que no hay corazón que se resista a una buena canción.
-A propósito del corazón, la gira con que viene en octubre se llama "El amor en tiempo de salsa". Está claro dónde está el énfasis...
-Este espectáculo prácticamente recopila estos años haciendo canciones de música romántica en salsa, y es una manera de expresar que es un género muy noble, en el que caben diversas expresiones, incluida la música romántica. Son canciones mías de los últimos 20 años.