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Añoranzas del futuro

El flamante disco del legendario cantor Luis Hernán Araneda, Yo nací pa' cantar cueca (2014), es el más reciente trabajo de este colectivo de creadores y productores chilenos. "Cuando la tradición es real no pasa de moda", dicen en Vamos pa' Chile.

06 de Septiembre de 2014 | 23:47 |

Puede ser una declaración, una propuesta o hasta un imperativo. Y pueden ser todas las anteriores. Decir "vamos pa' Chile" es la definición de un rumbo y una invitación plural a que otros lo tomen. Y Vamos Pa' Chile, como nombre propio, es la plataforma que un grupo de artistas e investigadores chilenos han creado para seguir esos caminos.


Son Pilar Ducci, bióloga, investigadora y autora del libro "Años de circo" (2011); Francisco Bermejo, fotógrafo y productor de los discos Constitución 211 (2012), de varios cuequeros, y Yo nací pa’ cantar cueca (2014), de Luis Hernán Araneda; Leslie Becerra, profesora de historia e integrante del conjunto de canto tradicional Las Primas; y Rodrigo Miranda, fundador del grupo de cuecas Los Trukeros y coautor con Leslie del libro y el disco "El valiente chileno" (2012).


Y en ese inventario de primeras producciones de la plataforma están delinados desde ya sus materiales de trabajo. Sus herramientas son la fotografía, la edición de libros y la grabación de discos. Algunas de las disciplinas que han abordado son el circo, la cantora tradicional, la poesía popular y la cueca. Y "Vamos pa' Chile" es por lo demás una expresión de la cueca, de las que se echan al ruedo en las animaciones antes de cantar. "En definitiva nos damos cuenta de que ir pa' Chile tiene que ver con una amplia gama de tópicos, no sólo en términos musicales", dicen en Vamos pa' Chile.


En el circo la música era en vivo


Varios los trabajos previos suman estos creadores como antecedentes de esta plataforma, todos relacionados entre sí. Son las giras de Los Trukeros con Bermejo por el norte y el sur de Chile en 2010, o la investigación en el circo que Pilar Ducci y Bermejo iniciaron en 2007 y que culminó en el citado libro en 2011, o el modo en que ese trabajo estimuló a su vez el disco Maromero (2011), de Los Trukeros.


"El hito inicial puede ser que, a partir de la investigación de la Pilar en el circo, Los Trukeros graban Maromero. Ahí viene el primer cruce de proyectos disciplinarios. Nutriéndonos mutuamente", considera Bermejo. "Varias cosas nos han ido vinculando, desde que el Pancho nos vio (a Los Trukeros) cantar en La Vega, desde que se mete en la cueca, la Pili empieza con la investigación del circo y salen ellos dos a recorrer los circos de Chile", complementa Miranda. "Todo ese trabajo es Vamos Pa' Chile, es una confluencia de intereses y de valores. Todos fuimos entendiendo ciertas cosas en la misma vereda", agrega Pilar.


-Hay una necesidad individual, desde los oficios o disciplinas que cada uno de nosotros ejerce, y una mirada muy coincidente sobre la cultura chilena, para profundizar más en qué es Chile, en definitiva -sintetiza Leslie Becerra-. Es la gran pregunta a nivel cultural que hay que tratar de ir dilucidando y respondiendo hoy en día. Qué significa fomentar música chilena, fotografía chilena, industria cultural chilena.


-¿A qué fuentes recurre cada uno para responder la pregunta?
-La respuesta va en base al nombre de esta plataforma, que es "Vamos pa' Chile" y es una invitación -dice Miranda-. Tal vez no tenemos la respuesta definitiva de qué es Chile, y podríamos apoyarnos en referentes históricos, libros, estudios, investigaciones que ya están hechas. Pero lo que planteamos como respuesta es revisitar Chile. Ir a Chile para ir saldando estas preguntas, porque son hartas preguntas en una sola. Dónde está, dónde sucede, qué sabor tiene, cómo son sus caminos, cuáles son sus verdades, sus realidades, sus problemáticas.


-Y tampoco la intención es encontrar una respuesta definitiva, no queremos establecer verdades -precisa Pilar-. Ese sería un gran error. Esto es una invitación a ver cómo se construye esa identidad histórica.


-Hay cosas que a lo mejor están dormidas, y el ejemplo más puntual que tengo es la música en vivo en el circo -agrega Bermejo-, que fue una entidad hasta los años '60 y '70: la música en los circos era en vivo, con banda. Y la segunda parte del circo era con folclor. Las primeras giras de Los Hermanos Campos, de Violeta Parra, eran en circos.


-Y el circo va pa' Chile -dice Miranda.


-Claro, y eso se durmió porque apareció la radio y era mucho más barato andar con un equipo de música que con la banda -continúa Bermejo-. Pero yo creo que las cosas en la tradición no se mueren: se duermen, o se apaciguan, o mutan para otro lado. Por eso no hablamos de rescate, porque no hay nada que rescatar en la tradición. Hablamos de revisitar.


-Difundir -dice Pilar-. Fomentar.


-Destacar -propone Miranda.


-Reconocer -agrega Leslie.


-Ese tipo de cosas nos interesa -dice Bermejo-. Qué repertorio está un poco abandonado, latiendo por ahí.


-Ahora, ojo que no es solamente retraer y acercar cosas por la nostalgia, porque nos guste rememorar el pasado -dice Leslie-, sino porque esos elementos hoy tienen vigencia y pueden aportar al conocimiento de nuestras familias, nuestros orígenes y nuestro país en definitiva.


-¿Están vigentes aunque no estén tan visibles?
-Absolutamente, por ejemplo en el caso mío, que trabajo con el tema de las cantoras, del rol femenino y de la función social que cumplió en Chile durante muchos años la cantora. Hoy se ve desde afuera el folclor como un género musical. Se dejó de considerar como una forma de vida, como sabiduría popular, mensajes culturales, educativos, que es lo que son. La gente cree que las cantoras cantaban canciones de pajaritos y de flores y que eso no dice nada, cuando detrás de eso hay toda una filosofía y una sabiduría.


Disfrutar en lugar de añorar


El estreno formal de Vamos Pa' Chile fue la presentación del citado libro "El valiente chileno" en la Biblioteca Nacional el 2 de mayo de 2013, resultado de un trabajo iniciado por Leslie y Miranda en 2006, con el foco en la poesía popular y con estudiosos como Juan Uribe Echevarría, Rodolfo Lenz o Antonio Acevedo Hernández entre las referencias.


-Son grandes figuras, paladines del estudio popular en Chile que ya daban luces de que la poesía popular siempre construyó una imagen, como un espejo donde el chileno se ve a sí mismo -dice Leslie Becerra-. Tiene que ver con profundizar en la poesía popular como fuente de transmisión cultural. Más allá de la música y de la cueca como género.


-Tal vez por eso "El valiente chileno" es nuestro proyecto icónico de esta plataforma -considera Miranda-, porque reivindica el héroe anónimo y cotidiano, la construcción de la nación, el país, Chile, en su gente, su hablar, su decir, su cantar. Ahí (en el libro) hay un pequeño y sencillo estudio y una recopilación poética que refleja el sentimiento de esta plataforma.


-Y que va paralelo a la construcción historiográfica -agrega Pilar-. Tienes esa construcción de la sabiduría popular, que no se cuenta en los vehículos oficiales ni en los colegios ni en los programas educativos. Menos en la tele ni los diarios.


-Y no porque no esté masivamente presente no va a existir, al contrario -dice Bermejo-. Hoy lo que invade Internet, lo masivo, los medios, es lo que la gente asume como presente. Pero debajo de eso hay una plataforma que sostiene toda esa cuestión, que es invisible para mucha gente. Entonces visibilizar ciertas cosas también es nuestro rol.


-Esa gran plataforma es Chile -define Miranda-. Yo evitaría la palabra "dormida" porque no está dormida. La gente vive y muele el maíz, siembra, trabaja todos los días.


-La cultura popular es amplia -complementa Pilar-, caben los Beatles, el rock and roll, la publicidad, los eventos masivos, la tele. Nosotros hacemos una distinción entre la cultura popular y la cultura pop. Y creo que la cultura más pop es tan invasora que no nos deja ver este entramado que de hecho sostiene todo. Eso que está ahí hay que despejarlo para verlo, para valorarlo.


-¿Por eso es mostrar más que rescatar?
-Claro -dice Miranda-. Desde ahí viene el impulso de esta colectividad, comprendiendo el momento que vivimos como país también, en el sentido de que tampoco puedes seguir esperando que el Estado te dé todo. También tenemos que aportar desde la idea, el impulso, la motivación, el proyecto, el estudio, el conocimiento, la creación, para profundizar en este conocimiento en proyectos concretos, que son "El valiente chileno", la investigación de historia del circo de la Pilar, la fotografía con Francisco, los proyectos musicales con Los Trukeros y Las Primas, el trabajo con los grandes referentes: el Baucha, Las Morenitas. Se manifiestan en base a esta necesidad de que no estamos en los años '50 o '60, cuando la industria discográfica o mediática potenciaba lo chileno.


-¿Ahí sí coincidía lo "pop" con lo popular, por usar esa categoría aplicada a esa época?
-Absolutamente -dice Leslie-. Es una época en la que esta música estaba en los grandes teatros, en las radios. Siempre me llama la atención la Miss Radio que se elegía en esos años. Se la escogía por sus talentos artísticos, y esas mujeres tenían un vínculo con lo tradicional, eran cantoras de folclor. La Palmenia Pizarro fue Miss Radio y ella empezó cantando tonadas.


-En el caso del folclor, la música de grupos como Los Cuatro Huasos es un folclor bastante estilizado, por llamarlo de alguna manera, pero respondía a una época, a un contexto, y es moderno -agrega Miranda-. En los años '40 Los Cuatro Huasos cantaban de una manera y con arreglos musicales de gran modernidad para la época. Tengo la sensación de que hoy se trabaja en torno al folclor muy pegado en el pasado, no entendiendo que el pasado fue futuro.


-¿No es inevitable pensar que esos años de los ’40 a los ’60 fueran mejores por esto, cuando la música chilena estaba en las radios, la tonada era parte de la industria, había un negocio discográfico gigante alrededor? ¿Es difícil no añorar? ¿O ustedes se ahorran eso?
-Generalmente no añoro eso; me encanta disfrutar de eso -distingue Miranda-. En lo personal me encanta el progreso. Y los recursos tecnológicos modernos de hoy nos pueden permitir una llegada aun mayor que la de esa época. Esta plataforma podría pelear por un progreso en este entender, este diálogo, este debate. Añoro tal vez un buen futuro -sonríe-, no sé cómo explicarlo.


-Pero la nostalgia es un muy buen estímulo -agrega Bermejo-. Por lo menos en mi trabajo es un motor que mueve, uno se hace cargo de referentes, estereotipos o maneras heredadas y vas para adelante. En el fondo es caminar de espaldas, mirando para atrás. Pero vas avanzando.


-Creo que la forma más inteligente de asumirlo es tomar los elementos que de ahí te sirven para seguir adelante -coincide Leslie-. Esa época dejó la vara súper alta, en términos artísticos por lo menos, porque los intérpretes eran de excelente calidad, de nivel internacional. En cambio hoy ha costado que la industria chilena de la música alcance los niveles de esa época. Ahí no vale la pena lamentarse, sino saber qué cosas hicieron ellos para lograr esos niveles hoy.


-¿Eso es añorar el futuro?
-Claro: no que todo tiempo pasado fue mejor -dice Pilar-. Todo tiempo futuro puede ser mejor.


Primero la fiesta, después la biblioteca


El quehacer de Leslie Becerra y Rodrigo Miranda en sus grupos Las Primas y Los Trukeros respectivamente también ha sido determinado por el trabajo de Vamos Pa' Chile.


-Nos permitió responder ciertas preguntas -dice él-. Con Los Trukeros yo venía haciendo un trabajo de composición y experimentación con la cueca, pero como cultor uno también se pregunta "por qué le estoy cantando a Chile", en ese diálogo común del chileno que construye su país todos los días. Y de escudriñar por ahí salieron trabajos como el disco De chilena (2007), de Los Trukeros. Porque encontramos cuecas en cancioneros de cien años atrás, y fue tanto el material que pusimos veintisiete cuecas en un disco.


-¿Ya trabajaban juntos los cuatro cuando apareció ese disco?
-No, en ese tiempo yo disfrutaba de Los Trukeros, los iba a escuchar, compartíamos una fiesta -dice Pilar.


-Y ahí es donde las teorías se empiezan a hacer realidad -comenta Miranda-, porque confluyen los elementos de la tradición y la nacionalidad, y en fiestas era donde empezábamos a conversar, y en busca de los orígenes de este lenguaje llegamos a la Europa medieval, al mundo árabe, que también es el origen histórico de la cueca. Y ahí nos volamos con los procesos históricos junto a nuestros compañeros Pilar y Francisco, que venían en la misma búsqueda con el circo. Y descubrimos coincidencias absolutas. La cultura de los acróbatas, artistas populares que andaban en la calle, en el fondo es el mismo lugar medieval. Y todo eso alimentó la cultura popular chilena hasta hoy. Se sostiene en esos pilares.


-Es el descubrimiento de que hay espacios de desarrollo, no geográficos necesariamente, que son como cunas de cultura popular -dice Leslie-. Y uno de ellos ha sido el circo durante siglos.


-Y se dio por un montón de políticas, sobre todo en el siglo diecinueve, y por geografía, porque no existían los managers, no existían los teatros -explica Pilar-. Chile es el último país de Latinoamérica en tener salas de teatro. Y el primer teatro lo hace el circo, y confluyen los folcloristas, porque no tienen dónde presentarse. Entonces esa cuna de cultura popular es un espacio además muy flexible.


-E itinerante por definición.
-Itinerante, que se desarma y se desplaza. Y encontramos en eso un vínculo profundo con las casas de volatines -dice Leslie-, que son los primeros escenarios en Chile. Eran casas donde se hacían espectáculos musicales, de cantoras, cantores, poetas populares, artistas de acrobacias.


-En la calle Duarte, hoy día Lord Cochrane -explica Miranda-. Y también había una necesidad de asociarse. Y el chileno está en eso, en la fiesta que es también donde se arman los negocios.


-¿La misma práctica de ustedes ahora replica ese método?
-Hemos tratado de ser lo más fieles posible al discurso de la tradición. No es una iglesia ni es religión, pero nos ha dado resultados seguir estos consejos que la tradición nos plantea. Porque la chingana, la fonda, el volatinero son lo mismo, hoy, ayer y siempre.


-Y son las fiestas y el carnaval -dice Pilar-. En ese sentido es interesante el disco Constitución 211, además del repertorio musical, porque es la grabación de una fiesta: un momento y un espacio. Como las Cuecas con escándalo (histórico LP grabado en 1970 por diversos cuequeros de la Estación Central, la Vega, el Matadero y Valparaíso).


-Ahora, las Cuecas con escándalo fueron grabadas en un estudio -precisa Miranda-. Lo interesante de Constitución 211 es que fue hecho en el mismo espacio donde la cueca se desarrolló por tres años. Y ahí donde hablamos de nuevo de la tecnología, que hoy nos permite llevar el estudio para la casa y dejarlo ese testimonio ahí. Para los arqueólogos del futuro.


-Y es entender que el chileno es fiestero. Nuestros vínculos sociales se hacen en los bautizos, los matrimonios, los funerales -continúa Pilar-. Vamos pa' Chile tiene que ver con eso también: es un buen camino descubrirlo a través de la fiesta.


-No nos vamos a transformar nunca, creo yo, en ratones de biblioteca -considera Bermejo-. Lo que no quita que nos pasemos horas leyendo.


-Lo interesante es que empezamos haciendo oficio y después fuimos a la biblioteca -dice Leslie.


-Exacto. Primero fue la fiesta y después la biblioteca -coincide Pilar-. Al otro día. Para que sea una fiesta, no para llegar con el powerpoint.


-O sea, hemos convencido a mucha gente en la fiesta -dice Miranda.


-¿El carrete es el mejor powerpoint?
-El mejor powerpoint. Aprender de la tradición.


Que haya cantoras


La relación con exponentes experimentados del folclor y la música popular es otro rasgo de Vamos Pa' Chile, con ejemplos como el trabajo con el grupo de cantoras tradicionales Las Morenitas que lidera Isabel Fuentes y con Luis Hernán Araneda, el Baucha, que a sus 85 años grabó y lanzó este año su citado disco Yo nací pa' cantar cueca.


-La tradición plantea una cantidad de métodos increíble y todavía hay mucho por seguir -dice Miranda-. Es por eso que uno se ha acercado a la fuente viva, como el Baucha, el Nano Núñez, Fernando González Marabolí, Chabelita Fuentes y Las Morenitas, porque ahí está el método hecho vida.


-¿Cómo se conectan Las Primas con todos estos trabajos?
-De la misma manera, que tiene que ver con la investigación -dice Leslie-. Las Primas son un modo de plasmar en un proyecto artístico todos los fundamentos, el origen y el repertorio del trabajo de una cantora, que siempre cumplió un rol social que hoy no tiene por qué estar fuera de foco. Al contrario: hay una necesidad enorme de que haya cantoras, pero en términos absolutos, integrales. No solamente mujeres que canten cueca o repertorios tradicionales. Cantoras en el sentido de oficiantes de un espacio festivo. Que generen fiesta, diálogo, picardía.


-¿Y dónde te imaginas esas cantoras hoy, en qué lugares pueden estar?
-Evidentemente no son los del siglo diecinueve: ya no existen las chinganas, no estamos en los arrabales con las ramaditas y el arpa. Pero sí hay espacios concretos, festivales, plazas públicas, clubes, es mucho más bohemio hoy porque generalmente te llaman para trabajar en la noche. Y hay espacios a los que quieras abrirte también, no sólo los predeterminados.


-¿Estás pensando en gente de tu generación?
-Sí. El hito que significa traer a Las Morenitas a la Sala SCD a brindar un concierto que hicieron con maestría (en 2013) se sumó a que fue mucha gente joven. Fue súper satisfactorio para tratar de descifrar los códigos del trabajo de excelencia de estas cantoras, y habla de que ellas están perfectamente vigentes y pueden dialogar con jóvenes y adultos. No es algo que pasa de moda. Cuando la tradición es real no pasa de moda.


-Hay muchos grupos de cueca, pero pocos de cantoras. ¿Hay un trabajo que hacer ahí?
-Sí, y ojo porque también cuando uno habla de cantoras no necesariamente todas tienen que dedicarse a cantar cueca. Muchas cantantes chilenas solistas interpretan baladas, canciones, trova, y podrían agarrarse de esta sabiduría de la mujer y recrear esos códigos y mensajes en su arte.


-¿Qué relación ves entre los dos discos del grupo, Cantora (2012) y Chilenitas (2013)?
-Han sido los dos primeros pasos. El primero tenía que ser necesariamente una definición. Cantora: desde aquí nosotras nos paramos. Cantora porque para allá van a ir siempre Las Primas. Y el segundo, Chilenitas, es un homenaje a la cueca, porque es el gran puntal del arte chileno popular. Una de las cosas que me llamaron la atención cuando conocí la cueca más en profundidad es que en este relato tan pequeño se dijeran tantas cosas. Es un cuento, una novela.


-La perfecta síntesis poética -dice Bermejo.


-Y eso refleja el carácter del chileno -agrega Leslie-. No creo que haya algo que lo refleje de mejor manera.


-Preciso, conciso, al hueso -define Miranda.


-El chileno es muy sintético. Por eso el dicho, la talla, siempre es rápida, siempre es síntesis. El mismo apodo: le pones un apodo a alguien y defines a esa persona.


Otro lugar en el catálogo ocupa el mencionado disco Constitución 211 (2012), subtitulado Así fueron las cuecas: un documento grabado con cuequeros de diversas generaciones en vivo en la casa que Bermejo tuvo por años en esa dirección del barrio Bellavista de la capital.


-El disco vino a cerrar la casa por fuera, porque tuvimos que abandonar ese espacio físico -explica-. Que fue un lugar bien importante, pero no quita que el espacio sea móvil. La vida errante del disco fue un tremendo referente del que todos aprendimos en el modo de hacer las cosas. Lo que está dentro del lugar es mucho más importante que el lugar.


-¿De nuevo la tradición aplicada a la vida actual? Primero la fiesta, también la itinerancia.
-Absolutamente, te va diciendo cuáles son los caminos -dice Miranda.

-Te da el código de vida -dice Pilar.

-Te das cuenta de que lo que está dentro es lo que importa -agrega Bermejo-. Son las personas las que conforman el espacio. Yo sólo abrí la puerta.

-Ahora, yo creo que Pancho es súper modesto -dice Leslie-. Él ha sido un eje en torno al cual se ha relacionado una serie de personas. No nos habríamos vinculado tanto a don Luis Hernán Araneda, ni al circo, ni a la Pilar, si no hubiera sido por él. Es un espacio que ha logrado aunar a mucha gente.


Irrefutable


-¿Cómo eligieron a Baucha para hacer el nuevo disco?
-Él nos eligió a nosotros -dice Miranda.
-El puntapié inicial fue en el (clásico hípico) El Ensayo del año pasado, en el Club Hípico. Se nos acercó y nos dijo "Quiero grabar mi último disco".


El Baucha es uno de los integrantes fundadores de Los Chileneros, conjunto que grabó sus discos desde fines de los años ’60 y que décadas más tarde fue una influencia generalizada para las actuales generaciones de cuequeros. Y un elenco de esa generación lo acompaña en su disco: René Alfaro (voz), Rodrigo Miranda (voz y guitarra), Inti González (guitarra, piano y acordeón), Max Cárcamo (contrabajo), Miguel Molina (piano) y Diego Barrera (arpa).


-También lo recibimos como desafío teniendo en cuenta que hoy brotan grupos de la nada sin tener un referente concreto ni real -dice Miranda-. Los referentes más cercanos son grupos como Los Trukeros, que son más modernos. Pero éste es un referente antiguo, y nos puso en un training de canto dos tonos más arriba. A los 85 años.


-¿Qué destacan de su oficio?
-Podríamos retroceder en la entrevista a las características de un buen juglar -dice Leslie.

-Memoria -dice Pilar-. Un repertorio increíble.

-Fiel memoria, tremenda -coincide Miranda-. Se sabe comportar en los distintos espacios.

-Y canta de la misma manera frente al Presidente de la República con cinco mil personas que en la casa del 211 con tres personas a las dos de la mañana -destaca Bermejo.

-Y no fue sólo de escenarios y micrófonos. Él anduvo en la cancha cantando, en la cancha dígase la huella, el camino, las fondas de la Alameda, cruzó la cordillera.


"Hay otra diferencia importante", dice Leslie, "entre un artista y un cultor. Un cultor puede ser una persona que ha cantado toda la vida en su casa y que ha sido invitado a animar fiestas. Un artista es alguien que vive y se sustenta de lo que hace, que es el canto. Entonces tiene una conciencia de su trabajo, y por lo tanto negocia su arte: jamás va y canta por un vaso de vino, se viste de cierta forma, jamás lo vas a ver mal presentado frente a un público".


-Sin duda para los que tenemos este oficio cantar al lado de un personaje como el Baucha, y subrayo lo de personaje, es importantísimo -concluye Miranda-, así como fue importante estar al lado de Nano Núñez, de Fernando González Marabolí. También nosotros estamos poniéndole término a un ciclo de aprendizaje con el canto, la tradición, la cueca. O sea, qué mejor referente del oficio de cantor que el Baucha, que tiene más de ochenta años de oficio.


-Y de edad, ochenta y cinco -agrega Bermejo.


-De los cincos años que él canta. Yo como Trukero al primer Chilenero que encontré fue al Baucha, antes que al Nano (Núñez). Y también fue en una fiesta, en las carreras chilenas del Club Hípico, en El Ensayo, y durante un par de años nos dijo que quería grabar con nosotros. Entendiendo que en el contexto en que él grabó la cueca (en sus inicios) opera otra cosa. Al Baucha no le gusta ensayar: o sea es "vamos a grabar". Y el que sabe, sabe; y el que no puede, la arrastra; y el que no la arrastra está frito, pa' fuera.


-¿Exigente?
-Por eso para mí en lo personal esto cierra un ciclo. Siento que hoy puedo decir que hago oficio. Es como recibir el diplomado, el bachiller.

-Yo lo veo desde el punto de vista de que es el último referente -dice Bermejo-. Cuando él dice "Yo nací para cantar cueca" es irrefutable.

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