EMOLTV

Redeemer of souls

Estaba todo dado para dar con un disco tan errático como los últimos seis años de historia en esta legendaria banda. Sin embargo, Rob Halford y compañía le tuercen la mano al destino, y logran dar con una entrega que no desmerece su altura.

20 de Septiembre de 2014 | 14:58 |
Cuando una banda sobrevive a un cisma como lo hizo Judas Priest, es por algo más que el simple hecho de tocar. Incluso, va más allá de la leyenda que el mismo grupo ha forjado en sus más de cuatro décadas de trayectoria, dando cuerpo a esto que llamamos heavy metal. Es imposible describir al estilo sin mencionar a la banda que lideraban los guitarristas K.K. Downing, Glenn Tipton y el portento vocal de Rob Halford. Asimismo, también se hace muy difícil entrar en la historia del mismo sin hablar de registros clásicos como Sin after sin (1977), British Steel (1980), Screaming for vengeance (1982) o el más "contemporáneo", Painkiller (1990). Estos cuatro ejemplos son piezas angulares tanto de la evolución de la banda como del heavy metal como estilo, lo que bien prueba su lugar ganado en la historia.

Los británicos incluso pasaron la prueba de estar sin Halford cuando éste, luego de Painkiller, decidió probar con una nada despreciable carrera como solista, a partir de 1991. Tuvieron que pasar más de 10 años para que el vocalista se reuniera con sus ex compañeros y produjeran un nuevo trabajo, Angel of retribution (2005). De ahí en más, la banda ha apostado por caminar en tierras algo pantanosas. A su disco de 2005 siguió Nostradamus (2008), álbum basado en los textos del alquimista francés y que resultó complejo tanto en su concepción como en su misma presentación.

Quizás la energía puesta en ese proyecto desgastó a la banda, que a fines de 2010 anunciaba su retiro con una gira mundial, aunque lo cierto es que después sería la propia banda la que diría que estaba en proceso de grabar un nuevo disco. En el intertanto, K.K. Downing, guitarrista y uno de los principales compositores del grupo, alegaba diferencias y daba un paso al costado.

Con toda esta historia en el marco de seis años, cuesta creer que Judas Priest haya logrado sacar un álbum como Redeemer of souls, el primero sin Downing acompañando a Tipton en la denominada "twin guitar", pero con un reemplazo más que capaz en las seis cuerdas de Richie Falukner. Desde el primer riff, lo que se escucha es el clásico sonido de Judas Priest, en el inicio con "Dragonaut".

También se pueden escuchar las inclinaciones algo progresivas que la banda ha mostrado a lo largo de su discografía en "Halls of Valhalla" o "Secrets of the dead" e, incluso, ciertas influencias más modernas en "Cold blooded", o ya más ligadas al thrash como en "Metalizer". Esta colección de lugares comunes, para algunos, no hace más que probar que Judas Priest es una banda que está cómoda con su sonido y logra sacarle el máximo de provecho, ya sea en la voz de Rob Halford, que tiene una performance más que lograda en este trabajo, o en las guitarras de Tipton y Faulkner, siendo este último la gran sorpresa al acoplarse a la perfección a esta suerte de marca registrada del sonido de Judas (las mencionadas "twin guitars").

Sin dudas, lograr reconectar con las raíces del sonido característico de la banda sin acabar en una suerte de autoplagio, más aún en las circunstancias que antecedieron a Redeemer of souls, y este retorno a lo más clásico de su repertorio es el gran triunfo de este registro.

—Felipe Krajevich M.
EL COMENTARISTA OPINA
¿Cómo puedo ser parte del Comentarista Opina?