Peter Hook no cree en los grandes éxitos. O al menos no es eso lo que vende. Su rubro es el opuesto. Lo que ofrece en vivo son discos completos, y ése es el planteamiento que el músico inglés, bajista de dos grupos tan fundamentales de los años '70 en adelante como Joy Division y New Order, traerá en vivo por segunda vez a Chile. En 2013 debutó en Santiago con una presentación de los dos primeros álbumes de New Order, y este mes volverá en el marco del ciclo Virgin Converse S.U.E.N.A., para tocar los únicos dos discos en la breve carrera de Joy Division.
No hicieron falta más de tres años años para instalar ese nombre entre los puntales máximos del postpunk. Y el bajista estuvo ahí por derecho propio, desde el comienzo del grupo, que debutó en vivo en 1977 en su natal Manchester, formado por Ian Curtis (voz), Bernard Sumner (guitarra), Peter Hook (bajo) y Stephen Morris (batería), y hasta el suicidio de Curtis en 1980, trágico fin que marcó de paso la transformación de Joy Division en New Order, el mismo año.
Dos discos dejaron grabados, Unknown pleasures (1979) y Closer (1980), además de singles como "Transmission" (1979) y el trascendente "Love will tear us apart" (1980). Eran años en los que la revuelta punk inglesa del '76 incubada un año antes por los Sex Pistols ya había dejado un reguero de grupos posteriores como Siouxsie and the Banshees (1976), Wire (1976), The Fall (1976), con Mark E. Smith; Magazine (1977), con Howard Devoto, proveniente de los Buzzcocks; Gang of Four (1977) o PiL (1978). Entre ellos, Joy Division se iba a destacar por su estilo, tan electrizante como oscuro e introspectivo, registrado en esos dos discos. Los mismos que tres décadas más tarde el bajista original de la banda viene a poner en escena.
"Cuando creas un disco tiendes a poner luz y oscuridad en él", dice Hook al teléfono desde Londres, de vuelta de una sesión en el gimnasio, para argumentar sobre su opción por tocar los discos completos. "Las canciones del disco tienen altos y bajos, y por lo general cuentan una historia, o diferentes historias en diferentes lugares. Luego, cuando tocas en vivo, por lo general tratas de ser muy brillante, de estar arriba y ser directo, entonces tocas las melodías más conocidas. En cambio cuando tocas el disco, al igual como tú atraviesas las luces y la oscuridad y te mueves en distintos ambientes, el público tiene que pasar por eso. Exige concentración desde ambos lados, de la banda y del público. Y eso me atrae. Después de tocar repertorios de grandes éxitos, encuentro que celebrar un disco es mucho más interesante".
-¿Es más exigente entonces?
-Sí, es muy exigente. Tienes que conectarte más con el disco. También hay canciones en los discos que los grupos nunca tocan. No particularmente Joy Division, pero en los discos de New Order había canciones que nunca mostrábamos en vivo. Porque eran muy difíciles de tocar o de transcribir. Pero creo que cuando haces un disco no puedes decir "es muy difícil". Tienes que tocar esas canciones.
Nuevo orden y retrospectiva
Mucho más larga que la de Joy Division, la historia de New Order es un antecedente básico a tener en cuenta para enfocar el actual trabajo de Hook, y sobre todo para poner en contexto la guerra declarada entre el bajista y sus ex compañeros, que desde 2011 tocan en vivo sin él.
Tras la muerte de Ian Curtis en 1980, New Order reanudó esa trayectoria en el mismo año con su formación histórica entre Bernard Sumner (voz y guitarra), la nueva integrante Gillian Gilbert (teclados), Peter Hook (bajo) y Stephen Morris (batería), y al año siguiente ya tenían música nueva con la que superar el trance.
De entonces data su particular política de lanzar singles que luego no eran incluidos en elepés, como ocurre con las canciones "Ceremony" (1981) o "Temptation" (1982), en paralelo a sus dos primeros álbumes, Movement (1981) y Power, corruption and lies (1983). Ese último es el disco donde el grupo grabó el impacto absoluto "Blue monday", muestra de cómo el rock y la música electrónica para bailar son fusionadas por New Order en un sonido único y estimulante.
Futuros singles y discos son "Thieves like us" (1984) y "Shell shock" (1986) sumados a los álbumes Low life (1985), que incluye un nuevo suceso bailable en "Perfect kiss", y Brotherhood (1986), con otra de las mejores canciones del grupo, "Bizarre love triangle". Un primer compilado de toda esta historia previa es el doble Substance (1987), con el agregado de "True faith" como canción inédita. Y discos posteriores han sido Technique (1989), con "Round & round"; Republic (1993), con el pop inspirado de "Regret" y "World (The price of love)"; Get ready (2001), con "Crystal"; Waiting for the sirens' call (2005) y, ya sin Hook, el reciente Lost sirens (2013).
Buenos Aires fue el último lugar donde New Order tocó con su formación original, en 2006. Luego Hook se apartó del grupo, que para su reunión en 2011 no lo convocó, lo que ha generado desde entonces una serie de recriminaciones mutuas y públicas y una anunciada batalla legal por el uso del nombre. En la actualidad el bajista se presenta como Peter Hook & The Light, una banda donde toca su hijo, Jack Bates, también bajista. Y Hook padre no pierde ocasión para desprestigiar a Sumner si hay cualquier reportero al frente.
"En este concierto estoy tocando al comienzo algunas canciones de New Order —dice—. O New Older, que es como los llamo".
Punk o lo agradable de ser molesto
De cualquier modo hay un estilo de tocar bajo que Peter Hook ha rubricado en Joy Division y New Order, definido por un contraste melódico/anatómico. Al mismo tiempo que se ha colgado siempre el instrumento casi a la altura de las rodillas, ha usado también siempre las cuerdas agudas para delinear melodías, a diferencia de la mayoría de sus colegas. Abajo en la postura, arriba en las notas.
-Has dicho que ese estilo melódico viene del volumen que necesitabas para que se oyera el bajo, ¿sí?
-Sí, vino de la necesidad. La guitarra de Bernard era muy, muy fuerte, y el único modo en que se pudiera escuchar el bajo era si tocaba alto. Funcionaba mejor si utilizaba las frecuencias agudas, porque en las bajas no podías escuchar nada. Así que tocaba alto. Cada vez que componíamos tendía a escribir alto. Y eso se volvió un estilo particular. Se transformó en un hábito.
-¿En cambio la postura del bajo fue sólo por razones estéticas?
-Sí, la razón por la que lo hacía era porque se veía cool (se ríe). Eso es algo que importa cuando tienes veinte.
-¿Y qué pasa ahora que tienes más de veinte?
-Bueno, ahora es un problema. Es algo que afectó mi espalda, tengo unos discos muy dañados en parte de mi columna.
-Por las fotos que hay de tu hijo Jack, se ve que él se cuelga el bajo en la misma posición. ¿Te preocupa su espalda entonces?
-Sí, de hecho lo hemos hablado. Pero los hijos nunca toman en cuenta las advertencias de los padres, así que Jack no me hace caso. Quiere tocar a su modo, que es tan bajo como tocaba yo.
-¿Cómo es la experiencia de tocar con tu hijo en la misma banda?
-Me encanta, es un músico fantástico y lo interesante para mí es que así sabes en qué lugar está tu hijo, a toda hora y todos los días. Cuando empezamos a tocar Unknown pleasures hace algún tiempo, Jack tenía veintiún años, que es la edad que yo tenía cuando partimos con Joy Division.
-A propósito de músicos jóvenes, ¿qué te pasa cuando escuchas a grupos más recientes como Interpol, por ejemplo, que tienen una influencia tan evidente de Joy Division?
-Lo tomo como un halago. Hay muchos grupos que suenan como Joy Division. Arcade Fire son muy Joy Division en cuanto al sonido, por ejemplo. Me encanta haber estado en Joy Division y en New Order, para ser franco. Es algo muy halagador. Joy Division se ha transformado casi en una marca de referencia para grupos cool, tal como pasa con esa combinación entre rock indie y música dance de la que New Order fue precursor, y que todo el mundo usa ahora.
-¿Ése es un contraste con una canción como "Transmission”, de Joy Division, por ejemplo, en la que Ian Curtis canta "Dance to the radio"? Ustedes no estaban precisamente en la radio en ese tiempo...
-Sí, creo que Ian estaba tratando de marcar una diferencia con eso. Pero desafortunadamente ya no está aquí para preguntarle. Nunca sabremos la respuesta.
-Es parte casi de la leyenda que Joy Division se formó a raíz de que ustedes vieron un concierto de los Sex Pistols en el '76. ¿Qué tan importante fue el movimiento punk para ti y cómo recuerdas el efecto que tuvo?
-Bueno, para mí fue una vía de salida. Una salida para lo que consideraba demasiado normal. En ese tiempo estaba trabajando para el gobierno en Manchester, era un trabajo muy aburrido, no me sentía particularmente feliz ni creativo con eso; en realidad era sólo para pagar las cuentas. Lo que hizo el punk fue mostrarme una forma de vida que seguir. Ser libre, ser creativo, estar satisfecho con lo que estaba haciendo. Y dejar una marca en el mundo. El punk se trataba de concentrarte en tu individualidad. Era todo acerca de uno. Un poco egoísta. Bastante. Era todo acerca de yo, yo, yo.
"Y era acerca de choquear —continúa—. De choquear a la gente. Cuando uno es joven se siente muy airado, muy agresivo, preocupado acerca de qué vas a hacer con el resto de tu vida, y el punk calzó con ese sentimiento de manera perfecta. Tradujo eso a música, el ir a nuestro modo y hacer las cosas como nosotros queríamos. Éramos muy anárquicos en el sentido de que no permitimos a nadie decirnos qué hacer. Por ejemplo, al quitar los singles de los discos. Al no hacer promoción. Cosas como ésas, que eran consideradas un suicidio comercial, se transformaron bastante en la norma para Joy Division y los primeros New Order. Y era agradable. Era agradable ser distinto. Era agradable ser molesto, como jóvenes que éramos. Era buenísimo hacer las cosas cosas a tu modo todo el tiempo. El único problema con hacer todo a tu modo es que algunas personas lo llevaron bien, y otras se transformaron en monstruos".
-¿Algún ejemplo?
-Bernard Sumner (ríe). Se transformó en un fucking monstruo. Porque siempre hizo las cosas a su modo, luego se acostumbró a eso y se transformó en algo así como una diva.
Buena música a cabezazos
Dos libros ha publicado Peter Hook para poner por escrito estas memorias: "The Haçienda - How not to run a club" (2009) o "Cómo no administrar un club", a propósito del célebre club The Haçienda, sede musical del sello Factory en Manchester; y "Unknown pleasures - Inside Joy Division" (2012), sobre la historia de Joy Division. Un tercer volumen, "Power, corruption and lies - Inside New Order", acerca de su segundo grupo, ya está anunciado por el autor.
-¿Va a salir este año? Has dicho que estaba previsto para 2014.
-No, no, no. Va a ser el año que viene. Dije que iba a ser este año sólo para urgir a Bernard Sumner (se ríe). Pero va a ser el próximo.
-Explicaste que tu motivación para escribir la historia de Joy Division fue la cantidad de gente que ha hecho libros sobre el tema sin haber estado ahí cuando el grupo existía.
-Sí, por ejemplo el libro de Bernard Sumner (se refiere a "Chapter & verse", autobiografía que el guitarrista de New Order publicó este año). Complete bloody rubbish (algo así como "una maldita porquería de comienzo a fin"). De hecho cuando lo leí no pude creer que él hubiera estado ahí, para ser franco. En mi opinión el tipo es un mentiroso. El libro en cuestión fue el que me inspiró a escribir mi libro sobre New Order. Siento que ellos están perpetuando el mito de Joy Division como algo abrumado, etéreo y misterioso.
-¿Y no es así? ¿Cuál dirías que es el lugar común más erróneo que se ha divulgado en torno a Joy Division o a Ian Curtis en particular?
-Como decíamos antes, Joy Division tenía que ver con los principios del punk, inspirado por gente normal, a hacer cosas supernomales. Live fast, die young ("Vive rápido, muere joven"): eso es un mito. Joy Division éramos personas normales, que trabajamos muy, muy duro y que tuvimos mucha suerte de encontrarnos, de ser muy creativos y de dejar una marca en el mundo, en el sentido de que puedes inspirar a gente a intentar lo mismo. En la mayoría de los libros sobre Joy Division no reconozco a Joy Division.
-¿Y cómo avanzas en el libro de New Order?
-Estoy trabajando en eso ahora, de hecho, y es un trabajo muy agradable en realidad. Estoy en los primeros años, cuando estábamos muy juntos y lo pasamos muy bien, así que está ok por el momento. Bernard y yo estamos mal ahora en cuanto a la relación, incluso por el asunto legal del uso del nombre, pero para mí escribir el libro de New Order es un modo de volver a un período muy feliz.
-¿La música queda aparte de los asuntos personales?
-Sí, por supuesto. New Order hizo música fantástica. Nuestro estilo musical cambió con discos como Republic (1993) en la producción, pero siempre fue buena música. La gente que está en el límite, que lucha, que está enfrentada a algo, es la que hace buena música. Cuando te vuelves muy cómodo y muy calmado no tiendes a hacer buena música. Así que en realidad creo que Bernard y yo dándonos cabezazos todo el tiempo fue lo que, de algún modo, produjo que New Order hiciera buena música.
-¿Es raro venir a tocar todas esas canciones a un lugar tan alejado del sitio donde surgieron? ¿Crees que las canciones incluso pueden cambiar si están en otro contexto?
-Mmh, no estoy tan seguro de eso. Para mí lo interesante es que cuando llego a celebrar esta música me doy cuenta de que, la mayor parte de la gente en el mundo, en Chile, en Sudamérica, etcétera, la gente sólo pudo escuchar los discos. Y en vivo Joy Division eran muy distintos a los discos. No soy Joy Division. No pretendo ser Joy Division. Ésta es una celebración de la música de Joy Division, pero si te fijas en los escasos registros del grupo que hay en YouTube verás que nuestros discos eran mucho más profesionales y más pulidos, lo que era la influencia de Martin Hannett (el productor de los discos). Así que al vernos, cuando toquemos, vas a decir "esto no suena como Joy Division" (se ríe). Porque nunca lo has escuchado en vivo. Porque la música que estoy llevando es distinta. Pero no porque vamos a ir a Chile o Brasil vamos a tocar un ritmo de bossa nova. Lo que a la gente le gusta es tu música. Si la haces sonar como la música local creo que la gente se podría enojar.
-A propósito de enojarse, en alguna entrevista hablabas de que la primera vez que Joy Division tocó en vivo, en un club llamado Pips en Manchester, hubo una pelea entre el público.
-Sí. Ésos eran mis amigos. Tienes que tener en cuenta que los conciertos en esos primeros años eran muy agresivos, muy orientados a lo masculino, y era frecuente que terminaran en problemas. Es muy distinto a como esa hora. Muy distinto.
-La última vez que estuviste en Chile también hubo un incidente con alguien en el público, ¿te acuerdas?
-Me acuerdo, sí. Había un tipo gesticulando constantemente y provocándome. Lo enfrenté, por supuesto, pero el tipo nunca entendió. Era un dolor de cabeza. Me pregunto si va a ir de nuevo esta vez. Tal vez no era un fan de Joy Division. Tal vez era un fan de New Order (se ríe). Recuerdo que estaba atrás, en una platea alta apuntándome, justo a la cara, en mi línea visual. Era un dickhead.
-Incluso bajaste del escenario a encararlo...
-Sí, lo hice. Lamentablemente soy humano. Es peligroso, pero bueno, uno tiene que defenderse. Es algo que aprendí del punk. Una lección de la vida.