PARÍS.- "Fue el criminal más odiado y más adulado del mundo". Con "Paradise lost", el actor italiano Andrea di Stefano, que por primera vez pasó al otro lado de la cámara como director, firma un angustiante retrato del famoso narcotraficante colombiano Pablo Escobar y "la profundidad de su locura".
"Hasta el día de hoy hay gente que sigue rezando por él, piensan que era una persona de bien, mientras que muchos otros lo consideran como un monstruo", explicó Andrea di Stefano.
El actor cuenta que tuvo la idea de adaptar la vida de Pablo Escobar a la pantalla tras conocer la historia real de un joven italiano que se fue a vivir a Colombia y al que Escobar, abatido en 1993 en Medellín, había confiado la misión de esconder su botín. El capo del narcotráfico lo mandó matar para mantener el lugar en secreto.
"Así nació el personaje de Nick" interpretado por Josh Hutcherson (Hungers Games), que cree haber descubierto el paraíso al llegar a Colombia donde se encontraba su hermano, cuenta el cineasta de 41 años.
Una playa bañada en aguas turquesa, con arenas inmaculadas y olas perfectas. Un sueño hecho realidad para un surfista canadiense que conocerá a María (Claudia Traisac), una bella colombiana de la que se enamora. Pronto descubrirá que es la sobrina del barón de la droga (Benicio del Toro).
"Yo conocía un poco la historia de Escobar y durante tres años me documenté hasta quedar compenetrado con el personaje. Todo el mundo sabe que era una gran narco pero se sabe menos que era un padre atento y un marido afectuoso. Fue ese aspecto de la personalidad que quise mostrar junto con la profundidad de su locura", explica di Stefano, cuyo filme se estrena el próximo miércoles en Francia.
El producto nacional
Rodada en Panamá, donde se reconstruyó la lujosa villa de Escobar, la Hacienda Nápoles, "Paradise lost" muestra a un traficante considerado por los colombianos como un benefactor que construye viviendas, escuelas y hospitales. La droga nunca aparece en la pantalla.
"En aquella época la cocaína no se consideraba como algo malo. En Colombia, pero también en Perú, Bolivia, se la usaba como un medicamento. Me fascinó la lectura de una entrevista de la hermana de Escobar, según la cual su hermano se limitaba a exportar un producto nacional", cuenta Andrea di Stefano.
La violencia también apenas está sugerida en casi toda la película. "Sólo aparece en los últimos 20 minutos personificada por Nick, que paradójicamente es el único no violento. No sabe usar un arma y sin embargo será arrastrado muy a pesar suyo a una espiral homicida", explica el cineasta.
"No es necesario mostrar todo, la sangre, los muertos... Ver a Escobar ordenando asesinatos por teléfono mientras juega a las muñecas con su hija es suficiente para comprender la profundidad de su locura", agrega.
Di Stefano insiste en la veracidad de los hechos y los diálogos, así como la fascinación de Escobar por la delincuencia. Una escena lo muestra sentado en el automóvil de Bonnie y Clyde acribillado a balazos. "Realmente había comprado el auto en el que los dos delincuentes fueron abatidos" el 23 de mayo de 1934.
"Uno de sus hombres contó que se quedaba horas sentado dentro del auto. Pienso que reflexionaba sobre el hecho de que habían sido traicionados por una tercera persona".
El filme "todavía no se estrenó en Colombia pero los colombianos que lo vieron reaccionaron de manera más bien positiva", asegura Andrea di Stefano.
"Por supuesto, dado el tema, es de esperar que levante polémica. Las heridas que dejó este período apenas se han cerrado y el país se esfuerza por mirar hacia adelante, aunque después de la muerte de Escobar apareció una multitud de organizaciones criminales", reflexiona.