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El regreso: intenso y extenso

Sobre treinta canciones y más de dos horas de música marcaron el reencuentro del trío rockero chileno con su público este sábado 13 de diciembre en en Teatro Caupolicán de la capital.

14 de Diciembre de 2014 | 09:04 |
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Más de tres mil personas vieron la presentación de Weichafe en el Caupolicán.

Foto: Mauricio Donoso Galdames (@huracan72)

Si faltan las palabras, un grupo como Weichafe tiene dónde echar mano para encontrarlas. "No hay palabras, cabros, muchas gracias", dijo el cantante Ángelo Pierattini en un primer saludo para agradecer la intensa demostración de fidelidad del público, cuando iban tres canciones del show que la banda rockera chilena dio esta noche de sábado en en Teatro Caupolicán de la capital. Y esas palabras faltantes vinieron, por ejemplo, de uno de los asistentes entre el público, que se tomó el micrófono en otro momento del concierto.

"Conocí a mi mujer hace trece años en una tocata unplugged de Weichafe", dijo el espontáneo invitado. "Y le quiero pedir compromiso", remató, entre una exclamación que terminó en ovación de parte de las más de tres mil personas que llegaron a ver al grupo al teatro. Es toda una viñeta fiel de la relación estrecha entre esta banda rockera iniciada en 1997 y su público, que había estado cinco años y nueve meses sin ver a Weichafe en vivo desde que, en abril de 2009, Ángelo Pierattini (voz y guitarra), Marcelo Da Venezia (voz y bajo) y Mauricio Hidalgo (batería) habían puesto pausa a su carrera.

Las palabras están también en las canciones si hay que ir a buscarlas. "Hay que seguir el ejemplo", fue el comentario de Pierattini luego de la pedida de mano en vivo y en directo de ese seguidor de la banda. Y esa es una de las líneas de la canción "El ejemplo", como parte del verso completo "Hay que seguir el ejemplo / y la historia debe continuar", bien apropiado para el momento de regreso que el trío vivió esta noche. O bien está "La historia se escribe en la calle", uno de los versos de la canción "El rock del Poncho", como parte del verso completo "La historia se escribe en la calle / con gente de verdad", transformado en una consigna de esta jornada.

Fue un show intenso y también extenso, como los que suele dar Weichafe en las ocasiones especiales en vivo de su historia. Sobre treinta canciones en más de dos horas de música en vivo marcaron el trámite de un concierto donde la energía nunca decayó, ni por parte del trío ni entre el público, manifestada en diversas formas: Desde los cánticos previos a "Pájaros de papel", "El ejemplo" o "Pan de la tarde", entre muchos otros, hasta el momento en que la frase inicial de la guitarra se convierte en cántico en "Me voy a encerrar" o "No es malo"; o un solo de guitarra coreado en "Sí, me saqué los dientes", o la gente gritando en masa y a capela los versos de "Silencio" o "De espalda al cielo", para luego desatarse por completo al reconocer "Respiro la luz del sol", entre otras muestras de entusiasmo ascendentes.

Con un repertorio así de amplio el grupo se dio espacio para recorrer en directo sus cuatro discos entre Tierra oscura del sol (1999), Weichafe (2003, conocido como "el disco rojo"), Pena de ti (2004) y Harto de todo (2006), además de la inédita "Incendiando infiernos", adelanto del álbum anunciado por el grupo para 2015. Fue una antología del lenguaje perfilado en todos esos discos, distintivo y distinto de otras aproximaciones al rock, con economía de notas en los solos en lugar de ostentación técnica, con la base siempre ajustada de la batería de Mauricio Hidalgo y con el doble dispositivo vocal entre el timbre más melodioso de Pierattini y la garganta más gutural y metalera de Da Venezia, que no por nada salió a tocar con una polera de la precursora banda thrash ochentera chilena Atomic Aggresor.

El sonido quedó enriquecido además por un segmento más acústico, que el trío trepó a tocar en las graderías del recinto, y por la presencia de los invitados: El guitarrista y tecladista adicional Diego Castro; Gonzalo Henríquez, vocalista de la banda de poesía y rock González & los Asistentes; la dupla entre la violista Lolita Ponce y la violonchelista Magdalena Rust en dos canciones; y el núcleo de la legendaria banda rockera chilena Aguaturbia, formado por la cantante Denise y el guitarrista Carlos Corales. Ambos llegaron a recrear en vivo la citada "El rock de Poncho", que no por nada es un tributo a Poncho Vergara, líder de los también históricos rockeros sanmiguelinos Tumulto, en el momento más significativo y emotivo del concierto.

"Es un déjà vu esto", comentó espontánea en ese trance Denise, con la experiencia de años de teatros rockeros como éstos en el cuerpo. Weichafe volvió a estrechar así sus lazos con la continuidad de una historia nacional del rock, reforzada por el compromiso del público. "Weichaa-afé, Weichaa-afé" es el cántico que se escuchaba desde antes de las nueve de la noche en la considerable fila de entrada que los seguidores de la banda armaron en la vereda de San Diego, en espera de entrar al teatro. "Ooh, soy Weichafe / es un sentimiento / no puedo parar", fue el cántico definitivo de barra brava que se escuchó una y otra vez dentro del recinto, a tono con la conclusión de Pierattini en la despedida de la noche: "La historia se escribe en la calle y esto lo comprueba".

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