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La historia

En su segundo disco de larga duración, la cantante chilena descubre nuevos recursos sonoros y sabe hacer foco en la voz y la producción musical, para conseguir un sonido cada vez más distintivo.

11 de Enero de 2015 | 23:51 |
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Qué maravilloso era despertar con la sangre en el cuerpo sin mirar más atrás, las manos en la tierra sin edad, se acuerda la mujer que canta una de las canciones de este disco, titulada "Mejor quizás". La voz es de Natisú y esa es una certeza, pero el personaje que canta por esa voz bien puede ser más enigmático, tanto como sugiere la nostalgia misteriosa que parece encerrada en esas líneas y tal como se escucha a tiempo completo en el segundo disco de larga duración esta autora y compositora chilena, con nuevos argumentos para el universo personal siempre en crecimiento que viene perfilando desde 2010 con sus grabaciones.

Su más reciente registro había sido el EP de cuatro canciones Los muertos (2012), su último disco de largo aliento era Deshabitar (2011) y ahora La historia (2014) es un claro paso adelante desde esos dos estados previos. Si Los muertos es una manuable colección de cuatro melodías tan evocadoras como despojadas, el nuevo disco es más rico en recursos sonoros. Y si Deshabitar era un abanico de varias voces y rumbos sugeridos, ahora Natisú sabe hacer foco en una voz definida y profundizar en la producción musical para conseguir un sonido más depurado.

Esta vez la cantante coprodujo sus canciones con Felipe Cadenasso, solista y guitarrista de Matorral, un grupo cuya nueva línea editorial tendiente a la concentración en vez de la expansión se lleva de maravillas con el carácter que Natisú da a estas canciones. Superficies opuestas entre la batería muy orgánica de Italo Arauz y el sonido digital de sintetizadores y efectos entran del mejor modo en contacto aquí, siempre con revestimientos tenues o a pinceladas, como las de ese clarinete que tiñe con algún eco de Björk el final experimental de "Cuerpo al mar", una de las mejores canciones del disco. A veces es acústico por completo, como la miniatura sin letra y sólo con una vocalización sobre las cuerdas que se oye en los dos minutos y fracción de la bien nombrada "Breve", o en la canción hecha y derecha que Natisú obtiene con esos mismos elementos de voz y pura guitarra en "Mejor quizás".

La voz de la cantante sigue desplegada en opciones diversas, convertida en coro en "Mañana" y sobre todo en "Continente", o en punto de partida a capela en "Tú y yo y la guerra". Estas últimas son justo dos composiciones donde figura el recurso poético de la guerra que recorre La historia. Ya en las primeras cuatro líneas de la propia canción "La historia" queda anunciada la entrada de un ejército devastador. Así también exterminio, pelea y caídas son palabras clave en "Tú y yo y la guerra", y en "Continente" la autora va más allá. "Yo era un lugar seguro / en mí las poblaciones crecían / no había guerras, hambre ni demencia / miles de años pasaban en paz", canta y transforma el propio cuerpo en territorio y en historia como escenario de una guerra. En esos aludidos versos con la sangre en cuerpo y sin edad que cita en "Quizás mejor", incluso entabla un diálogo posible con Los Tres que en los años '90 grabaron "Traje desastre" y la propia "La sangre el cuerpo". Y Natisú termina toda esta historia en una de sus canciones más connmovedoras, con un piano majestuoso como base. "No sé cómo empezar", se llama. Claro que sí sabe, cómo empezar y cómo terminar.

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