Debe ser una coincidencia muy grande si es que no es un guiño: esas dos palmas puestas al comienzo de la canción "A centímetros del sol" en este disco son un recordatorio automático del estupendo hit "Forget me nots" (1982), de la cantante Patrice Rushden, y permiten descubrir por qué vías suena el debut de Jorge Delaselva. Conocido hasta ahora en tanto integrante de grupos como los disueltos CHC junto al cineasta Sebastián Silva y a Pedropiedra, o como bajista de la actual banda de Jorge González, el cantante chileno saca a relucir en Plan regulador su identidad más personal. Y más funk.
Ésa es la palabra clave. "Gracias, hermano, por el cariño con que esa paila se metió en mi FUNK!", agradece en mayúsculas el cantante a uno de sus músicos invitados, y ese sonido es una definición válida en Plan regulador tanto para los arreglos como para la composición siempre cuidada en el plano de las armonías. Se oye en la sutileza de "Verte en mi sueños" o "Una señal" así como en el arranque de voces soul que tiene "Nunca te vas" antes de adentrarse en terrenos que Stevie Wonder ya caminó en canciones como "Part time lover". Y Delaselva despliega más energía en "Qué será", donde no tiene nada de raro que se acerque a grandes zancadas al Luis Miguel más funky, el que grabó "Dame tu amor" o "Suave" entre varios otros hits de su repertorio más movido, en el que nunca ha disimulado la influencia funk de grupos como Tower of Power.
Bronces, pianos eléctricos de timbre Fender Rhodes, una flauta traversa en "Qué será" o la guitarra acústica que da un inicio íntimo a "Casi fue amor" son sonidos que enriquecen la base de guitarra, bajo y batería del disco. Y la diferencia queda marcada por un par de estas pistas: "Hasta que salga el sol" es una, más rocanrolera con piano y guitarra eléctrica, y la canción que da título al disco es la otra. "Plan regulador" es un alegato personal en torno a las lacras de la industria inmobiliaria y el daño ocasionado por ella al paisaje de la ciudad, con el agregado de unos charangos dispuestos en el estribillo. Es ahí donde Jorge Delaselva da un paso más y desde el funk avanza hacia el funk de protesta.